Capítulo 55: "Después de todo"

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"No recibo lo que doy, pero doy lo que siento".
Así soy yo.
Yo y mi manía de dejarme llevar por los sentimientos.
Pero bueno, después de todo somos eso.
Objetos pensantes que también sienten.
Lo siento.

Jueves - 8:00

Empezamos con química de nuevo.
"R" aún no había llegado, ni siquiera pude saludarlo.
En el intercambio lo veré, pensé.

No sabía cómo.
Ni por qué.
Pero en unos meses, todo cambió con él.

Mentiría si digo que no me atraía.
Porque si lo hacía.
Es más, me llamaba mucho la atención su picardía.
Su forma de ver las cosas.
Su inteligencia.
Qué sé yo, si al final me enamoro de las personalidades.
Pero me negaba a decir nada.

- Chicos, este trimestre el temario será...

Y el profesor seguía hablando.
Y yo, solía escucharle.
Pero aquel día mi mente estaba en otra parte.

- ¿Lo habéis entendido? Constará de un examen parcial, uno de formulación y el trimestral.

Todo el mundo asintió.
Yo lo hice por defecto.
Me dejé llevar por la multitud.
Aunque no sabía de qué hablaba.

Sonó la campana.
Comencé a recoger mis cosas.
"A" vino a ayudarme.
Más tarde, metió todas mis cosas en la mochila y me dió un abrazo de buenos días.

Por la puerta apareció "R".
Me dió un abrazo, como siempre.

Diría que me embriagué de la colonia que llevaba.
Sin duda, uno de mis puntos débiles.
Aún seguía medio dormida y él ya lo sabía.

Apenas me enteré de la conversación que "A" y él mantenían cuando de nuevo sonó la alarma indicando el fin del descanso.

- Hablamos luego- me dijo.

Asentí con la cabeza mientras "A" tiraba de mí en dirección hacia la puerta.

Hablamos ... Odio cuando me dicen eso.
Porque sé que es algo serio.

Y si bien, a veces me equivocaba, aquella vez no.

- ¿Sabes? - me dijo mientras bajábamos las escaleras.
- Dime.
- A veces me siento solo.
- ¿Y eso?
- No lo sé, es como que estoy rodeado de gente pero aún así siento que no hay nadie.
- Me pasa a mi también - le dije.

Centrados en nuestro desayuno nos sentamos con el grupo.
Ninguno de los dos intervino en la conversación.
Sentados frente a frente, traté de descifrar en sus ojos esa "cosa" que aún no me había dicho.
Pero era inútil.
Desviaba la mirada cada vez que lo intentaba.

Y así, otra vez "rallada" porque no me lo contó.
No sabía por qué.
Pero estaba empezando a importarme más de lo que debería.

"IMPOSIBLE"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora