Aquella tarde Taehyung logró hablar con su madre. Fueron apenas cinco minutos de videoconferencia desde un café net que descubrió cerca de la parada de autobús. Era la promoción del día: un café, un croissant, y cinco minutos de conferencia, todo por dos dólares.
—¿Estás bien?
—Sí, ma. ¿Tú?
—Bien, sí, trabajando mucho. ¿Cómo van el colegio y las cosas en casa de tu tía?
—Todo bajo control. No te preocupes.
— ¿La natación?
—Ahí sigo.
—Te veo guapo...
—Ya, eres mi mamá; si me dijeras lo contrario tendrías que pagarme una terapia psicológica.
—¡Lo digo en serio!
—Mamá... ¿cuándo vas a volver? ¿Tienes algo en mente?
—Es lo único que tengo en mente, Taehyung, he pensado que quizás en el verano. Aquí las cosas no van bien, la crisis, la gente lo está pasando muy mal, ya sabes... Y yo necesito dinero para poder regresar. De lo contrario esto no habrá valido la pena.
—Ven, ma. No importa si vienes con dinero o sin él, pero ya ven.
—¿Estás bien? ¿Pasa algo, Taehyung?
—Es que... ya quiero que vuelvas. No es fácil... esto no es fácil.
—¡Dime qué está pasando!
—No pasa nada. No te preocupes. Es sólo que te echo de menos. Son cuatro años viéndote en una pantalla. ¡El tiempo se está terminando, esto se va a cerrar, ma!
Alba abrió sus grandes ojos, pegó la palma de su mano a la cámara y dijo:
—Acerca tu mano a la mía.
Taehyung lo hizo, y antes de que Alba pudiera decir algo el sistema desconectó la llamada.Ya en casa, Taehyung subió a la habitación intentado no hacer ruido, lo último que quería era cruzarse con Min. Abrió la puerta y encontró junto a su cama un trapo.
—¿Y esto? —preguntó.
—Te lo ha dejado mi papá —le dijo jin—, dice que cuando termines de ordenar sus papeles quiere que limpies el auto.
Taehyung, rabioso, respiró profundamente.
—No te hagas malasangre, ya sabes cómo es mi papá, yo te ayudaré.
—No, déjalo, Jin, no es tan grave. Mañana me encargaré.
—Es que lo que te está haciendo...
—No me está haciendo nada. Él piensa que debo pagar algo por vivir en su casa y ésta es una manera de cobrármelo. Prefiero no deberle nada a nadie. Además, limpiar el auto no es tan complicado, ¿no?
Ambos permanecieron en silencio por unos minutos, y Taehyung se dio cuenta de la falta que le hacía la natación. Su cuerpo pedía ejercicio, necesitaba descargar la energía contenida, la rabia acumulada, la frustración se convertía en una montaña más grande que la basura de los cajones privados de Min. Por su culpa había dejado de nadar, sus tentáculos perversos no sólo le habían arrebatado la paz sino que también le habían robado su tiempo en el agua. Tiempo de placer, tiempo de llorar sin ser juzgado, para llevar su energía al límite, tiempo para desahogar tantas cosas que no comprendía, para reconciliarse y recolocar todo en su sitio.
El agua había sido su compañera desde los 12 años, desde que ese empujón al "niño nuevo del salón" puso al descubierto su vulnerabilidad, su soledad. Y en el agua Taehyung descubrió su fuerza, y aprendió a sacar la cabeza en el momento preciso para recuperar el oxígeno. Pero Min le había robado sus tardes de natación y con eso Taehyung se sentía como pez fuera del agua.
De pronto, Jin rompió el silencio. Se levantó, puso el seguro en la puerta de la habitación y se sentó en el piso junto a su primo, que seguía ordenando en carpetas de cartón los papeles de Mi .
—Hazte a un lado que te voy a ayudar.
—No es necesario, jin, de verdad.
—Mira, cacatúa, te voy a decir una cosa que he aprendido en mis 14 años de existencia y que forma parte de mi filosofía de vida.
—¿14? ¡Cumpliste 13 hace dos meses, Aristóteles!
—Bueno, qué más da. ¿Te acuerdas de esa vez que mi mamá no pudo llevarme al ortodoncista para que me ajustara los brackets, y tú me acompañaste?
—¡Claro que me acuerdo! En todo el camino de regreso fuiste maldiciendo a ortodoncista, a su enfermera y a todas las clínicas dentales del planeta. Incluso me pediste que rezáramos juntos para que los hijos, nietos y bisnietos del médico nacieran con los dientes de tiburón.
—¡Exacto!
—¿Y eso qué tiene que ver con tu filosofía de vida?
—Tiene que ver porque el dolor y el fastidio de que te remuevan los dientes es lo más horrible que existe, pero cuando te acompaña alguien que te entiende y que te sigue la pelota, el dolor se vuelve menos desagradable.
—¿Y?
—Y yo sé que mi papá es tu ortodoncia, Taehyung.
—...
—Y yo te quiero ayudar con ésta montaña de papeluchos. Así quizá te lo pasas menos mal.
Taehyung sonrió y dijo:
—Gracias, renacuajo.
***
El miércoles por la mañana, _____ y Kim se encontraron en el colegio. Él sonrió, la observó lentamente de arriba abajo y le dijo:
—Hola, guapo, ¿me tienes noticias?
____ respondió con odio en los ojos:
—No iré.
—¿Ah, no?
—No quiero... no puedo. Desde que pasó lo que pasó mis papás no me permiten salir. Estoy castigado, ¡no puedo!
Kim bostezó y con eso demostró la importancia que daba a las palabras de ______.
—Te lo volveré a preguntar mañana por si has cambiado de opinión.
—¡Que no! ¡Que no iré, Namjoon! Ya te he dicho que...
—Mira, ten éste papelito, aquí está la dirección de mi casa, es fácil llegar. Algo me dice que pronto me darás otra respuesta. Adiós, guapo.
_____ siguió caminando hacia el salón de clases mientras pensaba en su vida y en las palabras de Kim. Se preguntó si debía tomarlas como una amenaza, y la única respuesta, conociendo la calaña del personaje, fue que sí, que Namjoon estaba intentando amedrentarla, que en caso de que el no cediera a sus pretensiones él haría todo lo posible para convertir su vida en un infierno.
"Mi vida ya es un infierno", se dijo a sí mismo.
Y, curiosamente, esa certeza le dio tranquilidad. Sintió que había tocado fondo, que ya conocía el lado más denso de la oscuridad. Desde que la foto con su imagen desnudo se había divulgado de pantalla en pantalla, toda la artillería se había orientado hacia el. ______ _______ estaba en el blanco y nadie había fallado el tiro.
"Ya no hay nada que temer —pensó aliviado—, nadie puede amenazarme con destruir mi vida, porque mi vida ya no existe. Nadie puede robarme nada... porque ya no tengo nada. ¡Eso! ¡No tengo nada!".
_____ sonrió después de mucho tiempo por su pequeño triunfo y al entrar a clases pronunció, con absoluta calma y en voz bajita:
—¡No iré! ¡Kim-Namjoon, no te vas a salir con la tuya!