〘2~2〙

178 33 3
                                    

Ya eran pasadas las ocho de la noche cuando Bárbara recibió la solicitud de amistad de Chico Loco en su página de Facebook. Vio su foto de perfil, una foto lejana de un chico sobre una tabla de surf en el mar, y le pareció simpático. No pudo revisar sus álbumes ni su lista de amigos porque los tenía bloqueados. Lo único que pudo ver fue que Chico Loco iba a su colegio, y con eso se sintió en confianza. Presionó el botón Confirmar y gracias a eso se convirtieron en amigos.

A los pocos minutos recibió un mensaje en su muro. Ahí decía:

"¡Hola, Bárbara! Eres igual que tu hermano. ¿Tú también te fotografías desnuda? Ja, ja, ja".

Bárbara se asustó. Apagó la computadora y con un empujón de sus pies alejó la silla del escritorio, como si de esa manera pudiera protegerse de lo que acababa de leer.

Se levantó y dio vueltas en su cuarto. El corazón le latía como un tambor. Recordó que muchas veces sus amigas se reían de su inocencia y le decían que era demasiado lenta para comprender las bromas de los demás.

"¡Sí! ¡Eso! ¡Tiene que ser una broma!", pensó.

En ese momento el tono de mensaje de su teléfono celular sonó; era Ana, su mejor amiga. El mensaje de texto decía: "¡Bárbara, entra a tu Face y mira!".

Pero no pudo hacerlo, porque precisamente en ese instante su mamá entró a la habitación y le dijo:

—¿Acaso estás sorda? Llevo cinco minutos llamándote para que bajes a cenar. Tu papa y ______ ya están sentados, te estamos esperando.

—No quiero cenar, mamá, gracias.

Su madre la vio tan nerviosa que su actitud le resultó sospechosa.

—¿Qué estabas haciendo?

—Nada.

—¿Estabas viendo algo en el computador?

—No, ¡está apagado! Sólo que no quiero cenar.

—Pero estás pálida, pareces un papel, ¿te sientes mal?

—¡Que no, que no! ¡Estoy bien, pero no tengo apetito, no quiero cenar!

Bárbara se restregaba las manos, nerviosa, y sólo esperaba que su madre diera media vuelta y saliera del cuarto para poder volver a encender el computador.

—¡Nada de eso! Estás flaca como un espino y ahora te veo pálida y ojerosa. Con todos los problemas que hemos tenido en ésta casa no quiero tener una hija anoréxica, así es que bajas ahora mismo a comer. ¡Vamos!

Bárbara se mordió el labio y agarró su teléfono celular para responder el mensaje de Ana.

—Ah, no, no, no. Deja ese teléfono en la mesita, vamos a comer, es el único momento del día en el que estamos todos en familia y no quiero que los teléfonos interrumpan. Ya lo verás luego.

—Pero, mamá...

—¡Bárbara, no quiero repetírtelo!



Media hora duró la cena familiar. Lo habitual.

Los espaguetis estuvieron acompañados del discurso del padre, que hablaba de un accidente en el norte de la ciudad, todo por culpa de una señal de PARE que uno de los conductores no vio. La madre pronunció varios ¡québarbaridad! en menos de cinco minutos.

____ y Bárbara masticaban en silencio.

—¿Qué tal el colegio, Bárbara?

—Sin novedad, papá.

—¿Qué tal el taller, _____?

—Bien, papá.

Charlaron por un rato más, luego el hombre se limpió los labios con la servilleta, bebió un último sorbo de agua, repartió sendos besos en las cabezas y se retiró a su cuarto.

Tan pronto pudieron escapar, Bárbara tomó la mano de ____ y le pidió en voz baja que la acompañara a su cuarto.

Entraron, encendieron el computador, Bárbara digitó su contraseña y la página de Facebook apareció.

Media hora es tiempo suficiente para una cena de familia.

Y media hora fue suficiente para que 61 personas presionaran el botón Me gusta en el mensaje que Chico Loco había colgado en el muro de Bárbara.
Además:

24 dejaron sus comentarios.

9 lo compartieron y reprodujeron en su muro.

10 utilizaron palabras ofensivas.


_____ vio la pantalla y la adrenalina le hizo reaccionar. De inmediato eliminó aquello que estaba en sus manos eliminar y bloqueó la página de su hermana.

Bárbara temblaba.

Bárbara lloraba.

"No es una broma —se dijo a sí misma—, esta vez sí lo entendí, y no es una broma".

______ abrazó a su hermana.

—No llores, no llores —le pidió—, yo lo voy a resolver, te juro que no volverán a molestarte. Ya bloqueé tu cuenta de Face, la he cerrado. Sólo por un tiempo. No respondas. No digas nada.

Entró a su cuarto como un trueno, sacó el teléfono celular del bolso, buscó el primer nombre de la lista de contactos e hizo una llamada. Del otro lado, una voz chirriante que, evidentemente, estaba esperando escuchar a ____, le dijo:

—¡Sabía que llamarías! ¿Te gustó mi nombre artístico? Me queda bien Chico Loco, ¿no?

—Déjala en paz, cobarde. No te metas con ella, Namjoon. Haz conmigo lo que te dé la gana, pero no te metas con ella.

—Estaba seguro de que te lo pensarías mejor, ______. Eres un buen chico y sabes lo que te conviene. Sólo tú puedes evitarle estos pequeños inconvenientes a tu hermanita.

—¡Que la dejes en paz!

—No grites, tranquilo, relájate. ¿Debo entender que tu llamada significa que sí?

______ respiró hondo, se secó las lágrimas con la manga de la blusa y contestó:

—Ahí estaré.

ʟᴀ ʟʟᴜᴠɪᴀ ꜱᴀʙᴇ ᴩᴏʀqᴜᴇ~[tae x rayito]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora