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Taehyung miró a la mujer que tenía delante y no supo qué decir. Ella sonrió, movió su cabeza hacia un lado y volvió a preguntar:

—¿Necesitas algo? ¿Buscas a alguien? Los de la clase anterior ya salieron y no queda nadie.

Taehyung echó un vistazo a su alrededor y se dio cuenta de que no tenía cómo explicar el hecho de que estuviera ahí, parado como un tonto y con la ropa mojada por la lluvia.

Se vio reflejado en un espejo con un extraño marco hecho con tapas de gaseosas, y la imagen que ahí encontró le resultó inquietante.

—Usted debe pensar que estoy loco o que he entrado a robar.

—Lo primero no me preocupa. Y lo segundo no me lo creo. Sería muy tonto de tu parte entrar a robar a un taller como éste. ¡Qué botín tan raro te llevarías de aquí!: unos hilos de colores, botellas recicladas, velas decorativas, pedazos de madera, tacitas de cerámica...

—No sabía que era un taller.

—¿Estás buscando alguna dirección?
Taehyung titubeó. ¿Cómo explicarle a esa señora de vestido amarillo (escandalosamente amarillo, a decir verdad) que se había bajado del autobús para seguir las huellas tristes de un chico de cabello un poco largo? ¿Cómo decirle que la única razón de aquella tarde, extraño se llamaba _____?

—Sí, bueno, estoy buscando la oficina de... de una persona, pero creo que me he confundido.

—Si me dices la dirección podría ayudarte.

—Ah, sí... es en esta avenida, en el número 388.

—Bueno, estás en problemas porque estamos en la segunda cuadra, éste es el número 26. Si vas caminando vas a tardar muchísimo... y parece que va a llover de nuevo.

—Vaya, entonces no podré llegar.

De un vistazo Delfina se dio cuenta de que Taehyung era un ser inofensivo. No entendía bien la razón por la que había llegado ahí, pero su olfato le decía que no había nada que temer.

—Si tuviera un paraguas extra te lo prestaría, pero no lo tengo. Puedes quedarte hasta que escampe. Si te aburres puedes entrar a mi clase. Sólo tengo un alumno y no creo que a _____ le moleste...

Taehyubg escuchó el nombre y se apresuró a contestar:

—¡Sí! ¡Me gustaría!

—Pero, ¿no quisieras saber de qué es la clase?

—¡No es necesario! Siempre me han gustado los talleres. Creo que soy bueno para eso de... ya sabe... hacer talleres y esas cosas.

En ese punto Delfina no necesito indagar más; experta como era en materia de hilos, fue atando cabos y lo entendió todo. Ese muchacho estaba ahí porque la lluvia siempre tiene sus razones.

—Pero no tengo dinero, y supongo que esto tiene un costo.

—Sí, claro que tiene un costo. Pero digamos que ésta es una clase de prueba para saber si te gusta. Mañana, si quieres continuar, te contaré cuánto cuesta, cuánto dura y de qué manera puedes pagar, ¿de acuerdo?

Y al rato Delfina y el nuevo alumno entraron en la sala. Taehyung temblaba, y no precisamente de frío.
 
Ahí dentro, sentado y acomodando unos hilos sobre una almohadilla, estaba _____.

—Tenemos un nuevo compañero —dijo Delfina entusiasta.

Pero _____ sólo levantó la mirada por un segundo, no dijo nada y volvió a lo suyo.

—¿Cómo te llamas? —preguntó Delfina.

—Taehyung.

—Bien, Taehyung te presento a ____.

—Hola —dijo él.

—Hola —respondió ____ sin mirarlo.

Y ante el silencio incómodo que viene después de un hola al que no se le ponen alas, el tintineo de las pulseras y de los collares de Delfina fue el encargado de interrumpir.

—Yo soy la instructora. Aquí hay sólo dos normas... pero como ésta es una clase de prueba no te voy a soltar tanta lata. Ah, me llamo Delfina. Siéntate, elige tus materiales y comienza con tu trabajo. ¿Alguna pregunta?

Taehyung intentó que _____ no lo escuchara y mirando a la instructora, dijo:

—Eh... sí, tengo una pregunta. ¿Qué se supone que voy a hacer aquí?

Delfina soltó una carcajada. Había dado por hecho que lo último que le importaba a ese muchacho era si el taller era de galletas de anís o de fabricación de naves espaciales.

—¡Tienes razón! Éste taller es para aprender a hacer joyas hippies y bijouterie étnica, ¿te gusta?

Taehyung se quedó en blanco; ni siquiera entendió el nombre del taller, pero sin pensarlo respondió:

—¡Me encanta! Siempre he tenido la vocación para hacer... eso.

Y al rato Delfina le entregó uno hilos, una almohadilla, un gancho y un muestrario con diseños.

—¿Te gustan los nudos, Taehyung?

Y él sintió que tenía la lengua llena de nudos.

ʟᴀ ʟʟᴜᴠɪᴀ ꜱᴀʙᴇ ᴩᴏʀqᴜᴇ~[tae x rayito]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora