XIII - Interludio

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Después de un largo día, Isabelle por fin llegaba a su hogar, a Esmirna. Sus padres la recibieron con no poca emoción ya que había pasado casi un mes desde que se había ido. Entre tantas cosas que se tenían que decir, decidieron ponerse al día mientras los tres comían la cena. Su madre estaba muy preocupada porque la muchacha estuviera bien alimentada.

—¿Hace cuánto no comías así?

Isabelle observó el plato frente a ella. Variedad de vegetales, pan, y más importante, una gran porción de carne estaban ordenadas con delicadeza sobre su plato.

—La última vez tuvo que ser la noche antes de irme —dijo después de pensarlo un rato.

—Debes haber vivido en condiciones infrahumanas estos días —comentó su padre sin quitar los ojos de su comida.

—No fue nada del otro mundo. —Isabelle apartó levemente la cara—. Fue una experiencia interesante.

—Yo creo que fue más que interesante. Alloria suena como un lugar genial, siempre me ha interesado ir. —Su padre volteó a verla—. Tal vez puedas contarnos cómo se ve la nación ancestral en estos días.

—Robert, por favor...

—No, deja que nos cuente que tal le fue.

Isabelle se sintió atrapada; sabía que su pequeña aventura no había sido del gusto de sus padres. Pensó sus siguientes palabras con sumo cuidado.

—Fuimos en compañía del ejército hacia Alloria. Luego pasamos dos días cerca de la ciudad para comprobar el estado en el que se encontraba. Pudimos rescatar algunos de sus habitantes y volvimos en compañía del ejército. —Isabelle forzó una sonrisa—. Fue completamente seguro.

Su padre levantó una ceja.

—¿Entrar a una ciudad llena de monstruos es seguro, muchacha? Supongo que los allorianos que trajeron encadenados también eran de lo más amables.

—¿Qué? —Parecía que su madre aún no conocía esos detalles.

—Lo importante es que estoy bien, ni heridas, ni infecciones, nada.

Isabelle apretó las manos; se sentía como una niña.

—Pudiste haber muerto —soltó su padre.

—No, no... no pasó. Era necesario hacerlo. ¡Trajimos información muy importante!

Sus padres la miraban con cierta precaución. Isabelle notó que estaba empezando a perder la calma, no la tomaban en serio. Pero, tal vez...

—Díganme, ¿qué es el Caos?

A diferencia de lo que esperaba, pudo percibir que su pregunta había tenido un pequeño efecto.

—Pues lo contrario al Orden —dijo su padre después de pensarlo unos segundos.

Isabelle arrugó la cara. El semblante de su padre se tornó serio.

—¿Los allorianos te contaron sobre eso?

—Lo mencionaron varias veces. —Isabelle suspiró—. Conozco sobre el Orden, entiendo el concepto, pero nunca he oído sobre el Caos. Y menos de la forma en la que ellos hablan de él.

Robert y su esposa se vieron, parecía que compartían un secreto. Robert se rio para confusión de su hija.

—Ciertamente, las tradiciones de Askenaz como las de Alloria hacen mención del Caos. Pero desde hace algunas generaciones, no es un conocimiento tan común.

Al ver que su hija estaba tan confundida le hizo una pregunta:

—Dime, Isabelle, ¿qué significa para nosotros el Orden?

Entre el Caos y el OrdenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora