Love Song [BNHAtober 2020]

•16• Hanahaki [#2 Katsudeku 2/2]

Continuación del día •14 • Enfermedad

Katsuki Bakugo sería el próximo líder del clan en la próxima luna llena, Mitsuki lo había guiado en todo lo que debía aprender para serlo, aquel alfa amable y tierno que ayudaba -sin saberlo- a su omega destinado, ya había crecido, ahora un joven alto y corpulento volaba por los cielos de Yuei, montando al dragón que crio como compañero.

Sus rasgos de alfa ahora estaban más marcados, en esa fiera expresión o en su fuerte presencia, igual que en el carácter incontrolable que había formado. Los halagos de los adultos del clan seguidos de la admiración de los betas y omegas de su camada lo habían convertido en alguien muy orgulloso, altanero y cruel... principalmente con él.

Izuku veía desde su ventana como aquel enorme dragón rojo movía sus alas, llevando en su lomo al alfa de su destino, el adolescente de 16 años que había dejado claro que no quería cerca al apestoso omega que se había aprovechado de él.

El pecoso omega suspiró, a sus 24 años ya no esperaba que el rubio lo tomase como omega, ya no sonreía al verlo, aquella sonrisa dulce de completa admiración por el menor ahora era reemplazada por una expresión llena de vergüenza y miedo, Katsuki gritaba a los cuatro vientos cuanto lo odiaba y repudiaba, Izuku simplemente bajaba el rostro y contenía las lágrimas apretando los puños, él nunca quiso aprovecharse de ser su destinado, todo se debía a la solución que Mitsuki había ideado para ayudarlo en esos primeros años en que sus celos inestables y descontrolados le causaban demasiado dolor a su débil cuerpo.

Inko había dejado de insistirle, Izuku ya no quería sufrir el rechazo de su destinado, era demasiado doloroso ver que de aquel tierno cachorro rubio que incluso lo abrazaba cuando él sufría, ahora ya no quedaba nada.

Nada para el omega que ha sido rechazado por su alfa.

Nada para Izuku, quien únicamente puede amar a su alfa.

Las náuseas le hicieron agarrar su estómago con fuerza, no era la primera vez, hace dos meses que había comenzado, su tristeza había dado origen a algo hermoso, pero mortal. Lo sabía, los pétalos teñidos de rojo salieron de su boca.

<Son muy lindos> su vista se nubló por las lágrimas, lentamente se hincó en el suelo para recoger esos pétalos llenos de vida, su vida, que escapaba de él en cada uno de ellos.

Se asustó al escuchar los pasos de su madre sobre el viejo piso de madera de su casa, se apresuró a ocultarlos bajo su camastro, limpió sus labios teñidos de carmín y se apresuró a sentarse en su escritorio de madera para fingir que estudiaba magia. Inko abrió la puerta después de tocar.

-Hijo ¿puedes ir a recolectar bayas?- le sonrió para animarlo.

-... ¿Las que son para la señora Mitsuki?

-Sí, tu magia de búsqueda te hará más fácil el trabajo.

-Está bien mamá, solo déjame ir por mis cosas.- El peliverde amaba practicar la magia, así como explorar los territorios de Yuei, la única forma en la que dejaba atrás el dolor.