Capítulo 2 - Recuerdos y confesiones difíciles de olvidar

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Me desperté helada y el corazón me iba a mil por hora, abrí los ojos y respiré ruidosamente.

Otra vez estaba soñando con Wesley, ya iban varios días que soñaba con el y no entendía, ya había pasado mucho tiempo de eso. Automáticamente tomé en mi mano un collar con un dije de la torre eiffel que guindaba de mi cuello, fue el regalo que me dio Wes días antes de irse. No me la quitaba para nada, y en cierta forma era lo que me hacia recordarlo. Él sabía lo mucho que significaba para mi París, fue el mejor regalo que he recibido hasta ahora.

Me senté en la cama y noté que mi ventana estaba abierta. ¡Con razón tenía tanto frío! seguro olvidé cerrarla antes de acostarme. Perfect de simple plan sonaba a todo volumen en el computador. ¡Oh Dios! me puse la mano en la frente. También olvidé apagarlo.

Definitivamente estoy terriblemente torpe. Miré el móvil, eran las 3 de la madrugada. Me levanté a cerrar la ventana y escuchaba otra música en el exterior, cuando mire por ella era mi hermano Brandon y sus amigos que estaban en el patio trasero, no supe en que momento llegaron. 

Ok, necesito estar más pendiente de las cosas.

Mí hermano empezó a hacer fiestas en casa mas seguido después de que Wesley se fue, inclusive planificó una despedida a Wes el mismo día que tuvimos esa conversación, la misma que ocurría en ese sueño que tuve.

Ellos se conocían de toda la vida a los 5 años ya eran mejores amigos, sin duda él lo extrañaba más que yo.

Al menos iba a tener tiempo de echarlos de casa antes de que llegara nuestra Madre.

Mi Madre París es médico y tenía guardias de 12 horas, hoy era una de esas y llegaría a las 6 de la mañana, si los chicos seguían aquí para esa hora se enojaría mucho.

Mí Mamá tenía algunas restricciones a la hora de hacer fiestas, siempre nos decía:

- "Nadie entra a la casa, todos en el patio"

- "No puede haber nadie cuando llegue de trabajar"

- "Hablen con los vecinos los días que hagan fiesta"

- "Nada de drogas, las olería a dos calles de aquí"- (exagerada)

- "No abusen con el alcohol"

- "Limpien el desastre antes de irse a dormir"...

Y esas reglas debíamos seguirlas para evitar que se enojara, ella es la jefa en esta casa y mejor obedecer.

Con todas nuestras locuras y desastres eramos felices, desde hace mas de 10 años solo somos Mamá, Brandon y yo. Ella y Papá se separaron cuando eramos niños, sin embargo ambos se han llevado bien siempre, mi hermano y yo tenemos muy buena relación con él y de vez en cuando nos visita, en especial en navidad, es la fecha en la que no falta.

Hace unos años le ofrecieron la gerencia de un banco en Ontario Canadá, lo acepto sin pensarlo, se esforzó y trabajó mucho hasta convertirse en un adinerado empresario reconocido allá, y si, papá siempre nos ha a dado los lujos que queremos a Brandon y a mi.

Siempre que papá llamaba o enviaba algún regalo nos decía que teníamos que ir de visita alguna vez, al recordar que vivía en Canadá me era imposible no pensar en Wes, ya habían sido 4 años de que se fue a vivir con sus padres a Toronto y hace más de dos que él y yo no hablábamos. Nunca he tenido el valor de preguntarle a mi padre si se ha cruzado alguna vez con los padres de Wesley o con él, siento que es un tema que no debo saber.

Admito que me dolió mucho que se fuera, sentía muchas cosas por él y en el momento que podíamos estar juntos pues solo tuvo que irse. ¿Un asco no? Apenas tenía 16 años se supone que a esa edad no sientes tanto por alguien a menos que hayas pasado muchas cosas con esa persona, compartiendo momentos amorosos y demás. Pero yo si. No podía evitar sentir mariposas estando cerca de él ni de sonrojarme al verlo, y aunque no pudimos tener una "relación" de novios como se debía, cuando descubrimos que sentíamos lo mismo las miradas fueron mas intensas, las palabras mas penetrantes y los sentimientos mas fuertes.

El destino nos trajo aquíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora