Capítulo 21 - Cielo e infierno

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*WARNING: la mitad de este capítulo tiene un poco de contenido sexual sugestivo visual y escrito. Haré con negritas un asterisco desde donde empieza y donde termina. Disfruten la lectura*



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Al cruzar la puerta sabía exactamente lo que ocurriría, no quería detenerme pero algo me decía que lo hiciera. Sin embargo, muchas veces no escuchamos lo que nuestra mente, cuerpo o alma nos dice y tomamos la decisión que queramos. Por lo tanto no escuché y le dí rienda suelta a mis deseos, deseaba a ese hombre y no me iba a detener.

- ¿Estás segura de esto? - preguntó wes dejando de besarme.

- ¿Porqué preguntas tanto? - dije con una sonrisa juguetona. El rió conmigo

- Es que no quiero arruinarlo - me miró a los ojos - Hemos estado bien, muy bien. Y no quiero que eso cambie.

- No lo vas a arruinar - tomé su rostro con mis manos, me sonrió y yo lo atraje hacia mi para besarlo - no hables más

Caímos a la cama con suavidad y a medida que nuestros labios iban rozando cada centímetro de nuestra boca nos fuimos despejando de la ropa que nos estorbaba. Nos mirábamos a los ojos, deduciendo que decía nuestra alma el uno del otro, solo podíamos descifrar una cosa.
Nos amábamos y queríamos esto.

Sobre la cama, el estaba encima de mí besando cada rincón de mí cuello, estaba fundida en una dimensión de sensaciones que nunca había sentido. Mis manos recorrían su cuerpo intentando recordar la suavidad de su piel y la fuerza que transmitían.

 Mis manos recorrían su cuerpo intentando recordar la suavidad de su piel y la fuerza que transmitían

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- No vayas a pensar mal de mí... - susurró de repente sobre mis labios y se levantó de la cama.

Pude vislumbrar su ardua caminata y su gran espalda, de camino se fue quitando el pantalón y su franela dejándome ver el cuerpo sorprendente que tenía. Empezó a buscar en su armario, moviendo ropa y cosas de un lado a otro hasta que al darse vuelta me mostró una cajita de condones. Lo miré un poco sorprendida, es cierto que estaba siendo un gran chico al usar protección para ambos, pero ¿como era que tenía condones cuándo su viaje a París iba a hacerlo solo? Y además iba a compartir apartamento con la hija de su jefe.

Negué con la cabeza y sonreí, no dí cabida a pensar mal de él. Me lo explicaría de alguna forma y se que le creería porque confiaba en él. Mientras regresaba me despojé de mi blusa de pijama mientras se subía en la cama de nuevo.

- Siempre que viajo traigo unos conmigo... - empezó a explicarme tal como esperaba siguiendo con los besos - Y no es porque planeo tener sexo durante el viaje... - suspiró - Hombre prevenido vale por dos... - se encogió de hombros y yo sonreí.

Su cuerpo hacía fricción con el mío en la búsqueda de mas cercanía si es que eso era posible, poco a poco él fue bajando mi ropa interior y como pude hice lo mismo con sus boxers. Un gemido inconsciente salió al sentir como sus manos subían entre mis piernas tomando sin permiso mi lugar mas sensible, sin esperar a hacer más, como pude le di la vuelta y me senté sobre él, me acerqué a su cuello y en empecé a besarlo húmeda y salvajemente, al mismo ritmo que su mano rozaba mi sexo

El destino nos trajo aquíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora