Capítulo 9 - Bonjour París. Parte 2

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Narra Sarah:

Alguien tocaba levemente mi hombro, abrí mis ojos despacio y la azafata me sonrió.

- Señorita, ya hemos llegado - me senté correctamente y me dí cuenta que no había nadie mas en el avión.

- ¡Lo lamento tanto! - dije con la cara roja, me levanté y bajé del avión. Salí en busca de mi equipaje, eran un poco mas de las 8 de la noche y el frío era horrible a pesar de que ya venía abrigada, mi padre me dijo que un señor llamado Pier me recogería, vi mi nombre en manos de un chico como de 20 y tantos años, me puse nerviosa, estaba en un país desconocido un señor debía venir por mi y quién tenía mi nombre en un letrero era un chico. Me senté en uno de los bancos y saqué mi móvil para tratar de comunicarme con mi padre pero lo tenía descargado. De repente el chico que había visto antes se sentó junto a mi.

- ¿Eres Sarah Stone? - me le quedé viendo nerviosa

- No se quien eres, aléjate por favor - le dije lo mas tranquila que pude.

- No te asustes, tu padre me ha dejado una foto tuya - me mostró una foto mía en su tablet - Mi padre se encuentra ocupado, por eso yo he venido a buscarte. Soy Pain - Sentí un alivio al escuchar esas palabras, le tome la mano y asentí.

- Lamento haberme puesto de esa forma, me asusté un poco - el sonrió mientras guardaba las maletas.

- No se preocupe señorita Stone, era de esperarse.

- Por favor, dime Sarah - me abrió la puerta trasera del coche y asintió.

- Esta bien Sarah - Pain era un chico atractivo. Tenía una sonrisa hermosa. Ese gorrito con orejas de reno me estaba matando, sin duda antes de irme me llevaría un par.

- Mi padre me pidió informarle que el otro inquilino llegó ayer - Recordé que uno de los trabajadores de mi padre se quedaría en el apartamento - Por eso me ha pedido que venga por usted, porque el se encuentra ocupado con el señor.

- Esta bien Pain, muchas gracias - después de un viaje de 15 o 20 minutos observando las luces y edificios de la ciudad llegamos al apartamento. En el estacionamiento estaba una mujer rubia con una enorme sonrisa, se notaba que era amable, me mostró el apartamento y me dijo que el trabajador de mi padre se quedó con la habitación de arriba. Miré todo el apartamento, me encantaba. Pain puso mis maletas en la habitación, me despedí de ellos y entré en ella. Saqué algo de ropa pero me cansé muy rápido, así que busqué una toalla y mi pijama favorita. Lo único que no me gustaba era tener el baño afuera, pero no me importaba estaba en París. Puse mi mano en mi pecho agarrando el collar de la torre eiffel. Mi madre tenia razón, iba a necesitarla.

Me di una ducha caliente y salí del baño, cuando cerré la puerta escuché algo que cayó al piso, di la vuelta alarmada hacia la cocina, mi corazón se detuvo, al ver un torso desnudo, ojos azules y piel ligeramente bronceada. Lo oí decir mi nombre.

- ¡Dios mio! - fue lo único que pude decir, entré a la habitación sentándome detrás de la puerta. Mi corazón no me engañaba, ¡Wesley estaba aquí! ¡Esto no puede estar pasando!

- ¡Sarah! ¿podemos hablar? - habló detrás de la puerta

¿Qué hago? ¿Qué hago? ¡Dios mio es él! 

¡Calmate Sarah! ¡Calmate! Respiré, me levanté del suelo y respondí.

- Estoy segura que acabo de salir de la ducha y no saldré en toalla.

¿Queeee? ¿No se te ocurrió otra cosa?

- ¡Oh, cierto! lo siento... - dijo él.

No quería hablar con él, mi mente se negaba a salir de la habitación, y mi corazón me decía que saliera corriendo a sus brazos. Terminé de ponerme la pijama, y salí.

El destino nos trajo aquíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora