Salió el sol de nuevo, por alguna razón estaba mirando del cielo azul desde la ventana de mi habitación lucia muy especial hoy estaba ya con el uniforme puesto pero recuerdan ¿la cinta roja que vino amarrada con el uniforme de la ceremonia? La tengo en la cabeza amarrada sentía que tenía la necesidad de colocármela además luce bien con mis ojos o eso pienso. La señorita del lazo rojo estaba mirándose detenidamente en el espejo sentía que algo en ella no estaba bien pero el sonido de la puerta siendo tocada surgió para dirigir su vista y su camino hacia ella.
- ¿Zenda? ¿Estas despierta? –Preguntaba la maestra-
Se abrió el pedazo de madera.
- Sí, estoy lista –Salió de aquel cuarto para dejar ver su pálida piel-
- Te vez diferente hoy –La recorría con su mirada-
- No me mires –Voltio su rostro y cruzo sus brazos-
- Te traje un pequeño detalle –Mantenía sus manos atrás de su espalda-
- ¿Si? ¿Qué es? Más bien ¿Por qué lo trajo? –No lograba buscar una razón para que ella recibiera un regalo-
- Solo quería darte algo –Mostro su presente-
- ¿Un libro? –No sabía que decir-
- No cualquier libro Zenda –Se lo entrego por fin-
- ¿El demonio y el príncipe? -Si antes estaba confundida ahora más-
- Solo guárdalo, tenemos que ir a tu nueva aula –Su tono sonó mandón-
Hizo caso la chica, de nuevo se adentró en la oscuridad para solo dejar el libro encima de su almohada.
- Vamos maestra –Por primera vez fue ella la que dijo "Vamos"-
- Te puedo hacer una pregunta Zenda –La maestra Iris estaba muy curiosa hoy-
- Dígame –Fue lo único que pronuncio-
- ¿Por qué tomaste esta decisión tan repentina –Al escuchar eso sus pasos se detuvieron-
- Que importa en este momento, solo vamos y ya –Camino directo a su nueva aula-
- ¿Por qué no puede responderme? –Insistente sonaban sus palabras-
- Pero que curiosa esta hoy maestra –No pensaba responder aquello-
- Le digo que no va a entrar a la nueva aula, quédese afuera yo estaré bien –Cruzo la puerta-
La maestra hizo caso a sus palabras no entro pero no se iba a alejar de todas formas.
Ella recorría el lugar con su mirada localizando a una persona o su presa tal vez, Bingo, la encontró. Se dirigió a él con la mirada directa lo rodeo y se sentó en la misma silla, solo lo rodo un poco hacia un lado para estar junto a él su distancia era corta parece que ya el debería acostumbrarse a esto.
- Como amaneciste –La chica de ojos rojos hablo-
- ¿El gato te comió la lengua? –Pasaba su dedo por el labio inferior de su presa-
- Buenos días –Logro decir con esfuerzo el chico-
- Damián, Damián hasta que respondes –Regalo una sonrisa para el-
- Perdona –Sentía pena-
- No te disculpes –Alzo su mentón con su dedo índice- al final somos iguales –Sus rostros estaban tan cerca sus labios solo los separa unos milímetros-
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Nuestro beso
RandomPasado, traumas, romances. Es lo que abarca la vida de Zenda, cosas que quiere borrar de aquello volver a iniciar es lo que mas desea en su vida, que todo hubiera sucedido de distinta forma. Recuerdos borrados, memorias perdidas, incognitas es lo q...