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Me desperté porque alguien llamo a mi puerta, me tapaba los oídos para no tener que escuchar el horripilante sonido de la maestra Iris tocando tras aquel rectángulo de madera.

- Zenda – Decía mi nombre una y otra vez-

- ¿Te quedaste dormida? ¿Estás ahí? – No decía nada, solo esperaba con ansias que se fuera y me dejara tranquila, no dormí casi nada porque me había escapado, sí, Salí por mi pequeña ventana a dar un hermoso paseo-

- Zenda, Por favor responde tienes clases dentro de pocas horas –Decía mientras trataba de abrir la puerta-

- ¿Para qué dar clases si soy la única que va al aula?, sabes perfectamente que no tengo compañeros de salón soy la única que entra al aula con un profesor que no se atreve a mirarte a los ojos porque piensa que va robar su alma – Abro la puerta de golpe- o estoy equivocada ¿maestra? Todos me tienen miedo no es ¿cierto? Será porque no soy humana –Me acercaba a ella, pero la maestra Iris no se movía seguía firme como un roble esperando el ataque de aquel demonio... yo soy ese demonio-

 - Zenda... Sé que te sientes así pero no es para tanto – Así fue como espetó con la suavidad y delicadeza para calmar a este mounstro-

- Está bien – dije sin ganas- Pero esta vez sí me robo el alma del maestro – Me reí de mi propio chiste- tardare unos minutos en arreglarme nana – Fueron mis últimas palabras para entrar de nuevo a la oscuridad de mi habitación –

- Esta niña cada día me sorprende más

- No soy una niña, tengo 16 ya –Susurra en su oído a tras de ella-

- Zenda – Decía agarrándose el lado donde se encontraba su corazón latiendo demasiado rápido- No me digas que saltaste por la ventana de nuevo – Recupero su compostura- Sé que te gusta asustarme pero no lo hagas ya de esa forma

- Perdone maestra pero es que escuche que dijo algo sobre mí y sabe que puedo llegar a ser muy curiosa o ¿no? – Le preguntaba con la misma cercanía que con la de antes-

- -Aclaro su garganta- Si, ahora camina que llegas tarde donde el tutor

- Pero que aburrida eres – Solté sin ánimos- y si mejor ¿no asisto?

- Zenda –Dijo mi nombre con seriedad

- Ya maestra, ya asisto y tomo asiento en mi respectivo lugar –alzaba mis manos en son de paz para lograr cooperar con ella-

- Eso espero, vez que no eres mala chica – Decía mientras sonreía-

- Si, si, si lo que usted diga –Caminaba más rápido que ella para que no me lograra alcanzar y darme una de sus pláticas-

Caminaba mirando mis pies, esos zapatos color marrón con mis medias blancas que llegaban hasta la parte de debajo de mis rodillas ¿Cómo saldré de aquí? Atravesaba la cantidad de alumnos mientras miraba hacia al frente con determinación pero sentía sus miradas y susurros a mi alrededor cuando iba caminando había una memorable cantidad de estudiantes mirando... ¿Qué miraban? Me detuve un momento pero no me acerque a ellos.

- Maestra, ¿qué es eso? –Mi pregunta hizo que frenara-

- Por qué no vas y lo miras tu misma –eso me hizo reír-

- ¿Y que todos ellos me griten cosas feas? No gracias paso –Di media vuelta lista para caminar-

- Espera Zenda, tu ganas – Sonreí de lado al escuchar esas palabras-

- Y bien, que es lo que pasa ahí –me crucé de brazos mirando fijamente a mi maestra-

- Son ceremonias de graduación, pasan a otro nivel los chicos que tienen tu misma edad, esa lista debe ser de aquellos que pasan o no, es doloroso saber la respuesta de si pasa de nivel o no aunque son pocos lo que no logran hacerlo, aproximadamente solo son entre uno a tres, entonces organizan una ceremonia aquí donde nos reunimos todos a felicitarlos y ellos tienen su banquete, felicitaciones es lo que les llueven a ellos en estas ceremonias por eso están así de reunidos mirando quienes pasaron y quienes se van del internado

- Yo no tengo que asistir a esa ceremonia ¿verdad?

- Qué bueno que preguntes eso, sí, si tienes que asistir Zenda –La mire con desagrado ¿Por qué tenía que asistir? No era mi ceremonia, no conozco a nadie, no son mis compañeros de aula-

- Si te preguntas la razón por la cual debes asistir es que todo el internado debe ir a la ceremonia –soltó con esa sonrisa amplia mientras caminada al frente mío-

- Todos deben asistir mimimi – La imitaba mientras ella se alejaba-

Nuestro besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora