Alguien o algo tocaban la puerta de Zenda a estas horas de la mañana lo primero que ella pesaba que la profesora Iris venia de nuevo por ella pero que gran sorpresa.
- Ya voy –Ya tenía la mano puesta en el manubrio de la puerta para por fin abrirla-
- Buenos días –Damián saludo a su compañera-
- Buenos días –De nuevo acortando la distancia- ¿Cómo dormiste? –Muy interesada sonaban esas palabras-
- Pues bien vine a buscarte porque creo que la maestra iris esta algo ocupada entonces ¿Nos vamos? –Sonaba tan tranquilo-
- Vámonos –Lo dejo de abrazar para luego tomarlo de la mano y caminar junto a él que no le molestaba que ella lo agarrara de la mano-
Acabas de cometer tu peor error y te arrepentirás porque una vez que das y luego lo tomas solo terminaras queriendo ¿En verdad fue todo lo suficiente difícil? Por qué un día despertaras y dirás; quiero ser tu novio, no quiero ser más tu amigo no es "no sabes lo que tienes hasta que se ha ido" es; no sabes lo que haces hasta que te das cuenta. Aguantare la respiración, está gritando en mi cabeza lo deje donde dormí en algún lugar del cual no puedo escapar.
Estoy huyendo de mí mismo, en algún lugar entre el amor o la ruptura más bien el amor y el infierno, estoy ahora mismo en el infierno diciendo; quiero ser tu novio déjame serlo no quiero ser más tu amigo.
- Chicos –Zigor entro al pequeño cuadro de amigos- ayer durante su batalla recibimos una pequeña visita –Entro el señor con cabello blanco algo encorvado como todo anciano pero este poseía un parche en su ojo izquierdo y una mano robótica- Les presento al Doctor Bernet, este señor que tiene aquí presente es el creador de las lanzas y también gran amigo del director que de igual manera lo ayudó a fundar todos estos internados
- Un placer conocerlos muchachos –Sonó muy decente- Solo pasaba por aquí un momento además de cosas que me llamaron mucho la atención escuchaba rumores de que alguien por fin logro luchar al lado de Zenda sin salir con ningún rasguño y en el día de ayer mis ojos presenciaron la famosa escena y lanza dorada –Se escuchaba fascinado- Cuando era pequeño me contaban una peculiar leyenda no sé si lo hacían para que me atemorizara pero no, en realidad me fascinaba Decía; Estamos partidos a la mitad, encontramos nuestro encaje como esa pieza exacta en un rompecabezas cuando por fin se encuentran y forman uno solo saldrá la luz iluminaran todo a su paso. Las lanzas si, las cree yo pero mi dedicación a la de Zenda ha sido al máximo así que chicos disfruten cada batalla por que no saben cuándo puedes ser la última
- Bien chicos, el día de hoy no tendrán ninguna lucha pueden tomarse toda la mañana, ahora si descansen –Salió junto al Doctor Bernet-
- El propio creador de las lanzas vino a visitarnos y nos dio una charla –Brais estaba muy emocionado-
- Calma, calma esto es solo el comienzo pronto vendrá el director también en persona –Joan también andaba entusiasta-
- Cálmense solo vinieron para elogiar Damián –Melania hablo-
- ¿A mí? –No podía creer las palabras de su compañera-
- Si a ti -Disgustada-
- Está claro que mi compañero es el mejor –Zenda hablo mientras rayab una hoja de papel-
- No comiencen –La líder alzo su voz- Nos elogiaron a todos y nos desearon suerte todos nosotros somos los mejores y listo
- Parece que alguien amaneció hoy de mal humor –Brais le susurro a su amigo Joel-
- Eso parece –Le respondió en susurro igual-
- Los estoy escuchando, y no, no amanecí de mal humor –Solo se levantó de su puesto y salió del aula-
- Creo que deberías hablar con ella –Samay trataba de llamar la atención de Jano que desde hace tiempo estaba perdido-
- ¿Sera? –La miro a ella, para luego mirar a Damián que le hizo una seña de que fuera a hablar con Izaro-
Se levantó y se dispuso a tomar el mismo camino por el cual Izaro se había ido ya con dos menos en esa aula decidieron salir todos de ella cada uno tomando su camino diferente.
- Izaro –Caminaba atrás de ella- Sé que puede parecerte incomodo –Ella seguía haciéndose la sorda-
- ¿Crees que hablen? –Damián le preguntaba a Zenda-
- No tengo la menor idea sobre eso –Se alejaba de el-
- ¿A dónde vas? –Solo miraba como ella seguía caminado derecho-
Seguía sin responder al chico, solo su imagen disminuía en cada paso que ella daba al alejarse.
- Izaro sé que puede ser –Fue interrumpido-
- Jano lo que pienso es que, bueno, no sé qué decir –Su voz sonaba apagada-
- Te dije que no tenías que darme una respuesta, solo quería decírtelo porque tenías que saberlo principalmente tu antes que otra persona –Sonaba sincero, demasiado para el gusto de cualquier persona- En este momento no quiero que las cosas resulten incomodas, no quiero que nada cambie en este momento –Sinceridad y suplica era lo que más llamaba la atención en sus palabras-
- ¿Tú eres Damián? –La voz apareció detrás del chico que espiaba a sus compañeros- ¿Eres compañero de Zenda?
- Si –Confundido-
- Sabes que Zenda no es humana verdad –Cuestionaba-
- Si doctor tengo eso claro –Sonaba muy tranquilo-
- Estoy muy feliz de que al fin la lanza dorada haya salido a luz después de tantos intentos –Entusiasmado, por fin logro uno de sus sueños-
- Estoy entusiasmado, como podrá llegar a ser todo el potencial de esa lanza -Al fin lograba encajar en un trabajo-
- Que tus sentimientos no te hagan dar vueltas –Miraba a Damián-
- ¿Mis sentimientos? –Miraba confundido al doctor-
- No te vuelvas adicto a ella –Dio media vuelta, cruzo sus brazos por detrás formando una equis y camino-
- Adicto... ¿A zenda? –Miraba la palma blanquecina de su mano, recordaba ese momento donde estaba a punto de morir-
- Maestro Zigor, Maestra Iris ya no quiero pertenecer al lado científico, quiero luchar contra bestias.
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Nuestro beso
RandomPasado, traumas, romances. Es lo que abarca la vida de Zenda, cosas que quiere borrar de aquello volver a iniciar es lo que mas desea en su vida, que todo hubiera sucedido de distinta forma. Recuerdos borrados, memorias perdidas, incognitas es lo q...