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La chica de colmillos y ojos rojos miraba aun a su pequeña presa, todos los días iba entre las sombras a espiarlo lo miraba de pies a cabeza no quería que la muerte se lo llevara quería protegerlo pero estaba en contra las reglas pero ¿Desde cuándo ella obedecía? Miraba como el chico un poco más bajo que ella estaba organizando unas pequeñas flores sus ganas de acercarse eran inmensas pero sabía que no podía acercarse, no se podía dejar ver.

- Damián, tenemos que hablar –Izaro estaba de pie delante del chico-

- Dime Izaro –El chico tenía planeado ir tras Zenda, pero al parecer Izaro lo detuvo-

- Aléjate de Zenda, por favor –Agarro la mano el chico- Es peligroso Jano me conto que tenías una temperatura muy extraña cuando te levantaste hoy –Entrelazo su mano con la de el- No vuelvas a luchar con ella –Lo miraba a los ojos-

- ¿Con quién quieres que luche? –Preguntaba pasivo-

- Puede ser con alguien –El tono alto del chico la interrumpió-

- No va a ser con alguien diferente, será con ella –Afirmo, no tenía dudas que con la única que quería luchar era con Zenda-

- Pero puede ser peligroso –Quería convencer a su amigo-

- Sé que puede ser peligroso pero nadie ha logrado luchar al lado de Zenda tan bien o ha salido vivo y soy uno de esos sobrevivientes no me gustaría dejarla sola –Recordaba el momento de su primera lucha solo fue un beso y esa bestia exploto por si sola-

La chica entre las sombras se acercó a ese humano que tanto le atraía decidió tocarle el hombro para que él se volteara pero ella tenía ese manto negro sobre ella que no dejaba ver su rostro aun así se ocultaba, un Hola, pronunciaron los labios de aquel hombre sintió cosas que alguien como ella no debería sentir puesto a que estaba condenada.

- ¿Pero por qué no puedes escucharme un momento? Ella no es humana Damián puede jugar con tu vida puede acabarla no queremos perderte sabes que siempre has sido ese hermano para mí lo mal que me pondría si te llegara a suceder algo –Su voz estaba quebrada no podía imaginarse una vida sin el a su lado-

- Estaré bien, esa fiebre no fue nada ahora mismo no siento nada Izaro –Acaricio su cabello- No me pasara nada –Quito la mano sobre su cabeza- Ya es muy tarde para ir a la cafetería mejor me voy a mi habitación –Se alejó y fue rumbo a su habitación-

- En verdad no quiero que te pase algo –Empuñaba su mano- No me lo perdonaría –Presiono el puño de su mano en su pecho- Y menos a ella.

Damián entro a su habitación, no estaba su compañero de cuarto cerró la puerta con su espalda y se derrumbó en el suelo agarraba en lugar donde se encontraba su corazón sentía que algo estaba doliendo demasiado a dentro de él las punzadas se hacían más fuertes y el calor junto con el sudor desprendían de su cuerpo, seguía en el suelo derrumbando el dolor se hacía más fuerte pero en su mente él podría soportar.

¿Por qué te escondes?, pronunciaba aquel humano, no deberías verme la chica demonio le respondía, el sol te está haciendo daño el humano se preocupaba por una desconocida que solo le había tocado por un momento, este humano es muy amable y solidario para ir junto a mí al infierno pensaba la chica demonio.

- Damián –Su amigo entro a la habitación y lo encontró derrumbado-

Decidió levantarlo del suelo.

- Ahora si estas ardiendo –Tocaba su frente-

Quito la camisa de amigo pero no pensaba encontrarse con esto. De la espalda de Damián desprendían unas venas que recorrían toda su columna pasaban por sus hombros y llegaban a su corazón tenían diferentes colores pero resaltaban mucho podían recorrer todo su cuerpo dentro de poco tiempo.

- ¿Damián desde cuando tienes estas venas? –La voz de su amigo estaba muy preocupada- Damián responde –Le gritaba con desespero a su amigo-

- ¿Por qué le dijiste a Izaro sobre la fiebre? –Sus palabras temblaban-

- Este no es el momento Damián, estas muriendo –Estaba preocupado por su amigo no sabía que hacer-

- Te digo que no Jano –Le mostro una pequeña sonrisa a su amigo-

- Estas a punto de morir, llamare a los maestros –Iba a levantarse pero Damián lo agarro de la mano-

- No lo hagas –Sus voz se hacía débil-

- Estas a punto de morir Damián como no los voy a llamar –Le grito a su amigo-

- Me vas a decir que estoy loco pero en este momento es donde me siento más vivo –Se logró sentar por si solo-

- Estás loco y quédate ahí –Ya estaba buscando el teléfono para llamar a sus maestros-

Tarde Damián estaba de pie

- No te preocupes mañana estaré mejor –Camino hacia el baño y cerró la puerta-

Damián se estaba mirando al espejo por un momento para luego colocar un poco de agua fresca en su rostro. Jano afuera preocupándose por su amigo o esperando que salga del baño.

- No le digas a nadie por favor –Las venas que sobre salían de la espalda de Damián y que recorrían hasta llegar a su corazón ya no estaban-

- ¿Cómo quieres que no diga nada al respecto? Te estabas quedando sin aire Damián es muy peligroso que vuelvas a luchar con Zenda –Su amigo trataba de convencerlo a que no luchara junto a ella-

- Te lo pido enserio, no le digas nada a nadie déjame luchar otra vez junto a Zenda así sea la última vez –No quería dejarla sola en verdad-

El miro atentamente a su amigo

- Cumpliré tu sueño pero no te arriesgues mucho por favor, puedes sufrir mucho daño –Su amigo estaba arrepintiéndose de haber aceptado ese trato estaba ayudando en la muerte de su propio amigo-

Todo se oscureció Jano había llamado a Izaro para ver si en la noche podían hablar con ella afuera del pasillo y así era ella estaba recostada en esa pared color pastel que con la iluminación de la luna se hacía notar demasiado blanco.

- Estoy aquí, ¿qué paso con Damián? –Era muy seria en sus palabras-

- Solo entre a la habitación y lo encontré derrumbado en el suelo lo ayude pero note que su fiebre estaba demasiado alta y pues... -Dejaba en suspenso a su amiga-

- Unas venas recorrían su espalda pasaba por sus hombros y se centraban en su corazón –Izaro se alteró al escuchar eso ultimo-

- ¿Y el cómo está? ¿Está bien, verdad? Dime que lo convenciste de que no volviera a luchar junto a Zenda –Izaro estaba a punto de ir a su habitación a verlo-

- Él está bien pero la cuestión de que lo convencí –Paso la mano por su propia nuca- No lo logre, se me hizo muy difícil –Esperaba el regaño de Izaro-

- ¿Cómo que no lo convenciste? ¿Quiere suicidarse? –Su tono de voz se hacía cada vez más fuerte-

- Quiere luchar así sea por última vez al lado de Zenda –Pronunciaron los labios de Jano-

- No sé qué pensar de Damián, sabe que es peligroso pero ¿aun así quiere luchar al lado de Zenda? –Su voz se iba quebrando poco a poco-

- Creo que deberías hablar con el mañana no le digas que no luche con ella tal vez ¿Solo deséale suerte? –Traba de que Izaro lograra dormir bien esta noche-

- Lo intentare, ¿eso es todo? –Preguntaba Izaro a lo que Jano asintió con la cabeza y así ambos se fueron a sus habitaciones-

El próximo capitulo pe quedo demasiado largo así que lo voy a dividir y publicar la primera parte en la mañana y las siguientes o las demás mas tardecito ojala les guste :) trato de hacer lo mejor para ustedes los amo bye 

Nuestro besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora