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Cuando el viernes llegó Niall se encontró a sí mismo en un colapso psicológico. Aunque habían aprovechado todos esos días, Horan no solía ser una persona tan impulsiva, pero los nervios que tenía sólo podía desahogarlos haciendo el amor con Zayn. No hubo un solo día en la semana que no hubieran tenido relaciones. Las mordidas que el moreno tenía sobre su cuerpo aún eran dolorosas, pero no se quejaba, pues disfrutaba cada cosa que el rubio le hacía. Por otro lado, Niall tenía unas buenas marcas de uñas a lo largo de su espalda, no descansaba, no se podía sacear del hambre que le provocaba Malik. Si no era el ojiazul reclamándolo era el moreno con su notable experiencia. Ahora ambos estaban cansados luego de otra ronda de sexo. Muchas manchas púrpura en el pecho del moreno mientras que Niall relucía unos hematomas verdosos. El moreno no supo cómo terminó con su cabeza sobre el redondo trasero de su novio, pero no pudo evitar sonreír mientras sus labios le daban uno que otro beso. Zayn se enderezó, recorriendo con su boca esas nalgas que amaba, luego besó toda la espalda ajena deleitándose con las marcas que dejó en ella, paseó por los hombros antes de terminar con la nuca del rubio, quien veía hacia un punto ciego de su habitación, estás eran las alturas que no asimilaba que tendrían que ir a comer con Trisha. Estaba actuando de manera infantil, un poco hipócrita porque él mismo estuvo de acuerdo con la idea, pero era necesario. Malik lo había tranquilizado muchas veces pero al parecer no eran suficiente.

—En qué me metí. —volvió a lamentarse con su voz ronca como muchas de las veces en esa semana.

—Definitivamente eres el rey del drama. —se burló el moreno. —Apuesto que Maura está igual de emocionada que Trisha.

El de ojos azules solo bufó. La verdad era que la había amenazado con portarse bien y no decir ni una sola estupidez sobre su adicción. Además de dejarle bien claro que lo hacía por Zayn, no por ella; la adulta sabía lo mucho que su hijo se avergonzaba de ella. También le advirtió que ni se le ocurriera beber algo antes de la salida. Ahora eran las dos de la tarde, quedaron en verse a las siete para poder ordenar tranquilos y disfrutar la noche. Malik reposó su barbilla en la espalda del rubio sin dejar de pasar sus dedos por la curva de la cintura de Niall. Suponía que de nada valía rogarle al moreno que cancelaran y siguieran haciendo el amor hasta cansarse, por lo que con un último suspiro, se dio por rendido, dejando que su chico besara sus mejillas repetidas veces. Eran como dos cachorros jugando, luego de cada encuentro entre ellos siempre solían ponerse más melosos de la cuenta. Zayn sintió sus ojos pesados, así que los cerró, abrazado del cuerpo suave del rubio, éste por otro lado lo atrajo a su pecho, besando su cabello con cariño y acariciándole la espalda para relajarlo. Estaba cansado, aunque la ronda de sexo no fue tan intensa como otras, Horan podía sentir la esencia del moreno aun saliendo de su interior. Que importaban las sábanas, después las lavaría, por el momento sólo disfrutaba. Se sentía completo, cada que se encontraba sosteniendo a Zayn en sus brazos, era como sostener su propio mundo por su cuenta, sabiendo que lo protegería de todo y todos.

Él era sin duda la pieza que le faltaba a su vida.

Niall sonrió cuando cayó en cuenta de que Malik estaba dormido. Le dio un beso en la frente, lento, como si quisiera que la marca de sus labios se quedara impresa, la marca de Horan. El hermoso cuerpo esculpido de su chico soltaba leves ronquidos, haciéndolo sonar bastante sexy. El rubio se dio el lujo de escucharlos hasta cansarse. Dormiría un poco, pondría la alarma para despertar y luego alistarse. Malik se había ido con él a casa luego de la escuela, así que podrían descansar de todo un poco, aunque sabía en el fondo que sólo quería abrazarlo más tiempo.

Alrededor de las cinco los ojos azules se abrieron, pero se topó con la sorpresa de estar solo en la cama. Se talló los ojos, mirando la hora en su teléfono, desactivando la alarma ya que faltaban sólo dos minutos. Alzó la almohada, como si Zayn pudiera esconderse bajo ella, pero todo estaba vacío. Gruñó satisfactoriamente aspirando el olor a macho que soltaba el moreno cada que dormía con él, amaba la corriente eléctrica que le provocaba a su cuerpo cuando hacía eso. Escuchó unos ruidos abajo, así que decidió que era hora de levantarse.

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