RIVALS

30: Final 1/3

Culos, se me extendió mucho el final, por lo que tuve que dividirlo en tres. Espero que les guste y gracias a los que siguen leyendo esta historia tan loca. Con cariño, Roh.

Cada quien se había ido a casa con su respectiva madre. Niall se sentía feliz, mucho. Al parecer no todo fue tan malo, incluso había disfrutado cada segundo de la noche. Ahora Maura iba caminando a su lado, en silencio, pero con una sonrisa en su rostro. El rubio esperó a que su madre abriera la puerta, estaba muy fría la noche y era tarde. Sólo querían descansar. Luego de limpiarse los zapatos, fueron a la cocina por un vaso de agua. Aunque Maura en realidad quería un té, la comida le había caído un poco pesada, pero fue porque saboreó cada cosa que venía en esa surtida.

—No fue tan malo. —sonrió ella. —Nini, te ganaste la lotería con ellos.

El ojiazul asintió. Luego bostezó con una sonrisa.

—Lo sé mamá. —suspiró. —Estoy cansado, me voy a dormir.

Niall salió de la cocina, claramente sus sentidos estaban nublados para poder controlar la forma en la que llamó a su progenitora. Nunca en su vida había mencionado esa palabra. Maura parpadeó muchas veces asimilando que hubiera escuchado bien. Fue la primera vez que Niall le decía mamá. Miró a su hijo irse, no aguantando las lágrimas de felicidad que se formaron inevitablemente. Daría lo que fuera por volverlo a escuchar llamándola por lo que era.

***

Los meses pasaban demasiado rápido, anunciando el final de año y muchos estudiantes celebraban las vacaciones. El instituto parecía relucir en las festividades, aunque era diferente el aura, muchos ya no reconocían al director que los escuchaba y apreciaba. Liam se había puesto más estricto en todos los sentidos, aunque no dijeran nada, muchos funcionarios sabían la razón de su mal carácter, de ese cambio tan drástico que dio en cuestión de unas semanas, que se convirtieron en meses. Ya todo le irritaba, no toleraba faltas. Ya nadie se atravesaba en su camino, pero ese instituto pasó de ser un ambiente libre y de expresión a una dictadura en pleno 2019. Ahora no se podía reír, no murmurar, no hacer ruido en los recesos, no sacar malas notas, nada de actividades recreativas, prohibido el ingreso de personas que no fueran los estudiantes, revisiones mañaneras y en las tardes, nada de clubs de lectura o juegos. Lo único que no se vio afectado fue el equipo de fútbol del instituto, pues lo necesitaban para asuntos exteriores.

No podían hacer nada. El corazón de Payne estaba herido y el que podía calmarlo ya no estaba.

Incluso los dos chicos problemáticos se habían calmado. Desde hace tiempo Niall dejó a Ashton en paz, y Zayn no volvió a meterse en líos. Y siempre se habían demostrado afecto en público, ya que les valía mierda la opinión de los demás, pero muchos profesores les advirtieron que debían dejar de hacer si no querían tener graves problemas con el director. Ellos no podían hacer nada, debían respetar las reglas que les interpusieron, al fin y al cabo pronto terminarían su último año en ese instituto.

Al pasar los meses la relación de Zayn y Niall se había vuelto más estrecha que nunca. Se entendían de lo más bien, hacían viajes familiares o se ponían de acuerdo para hacer alguna excursión. Se turnaban una vez a la semana para quedarse a dormir en la casa del otro, si Zayn se quedaba donde Niall el viernes en la noche, la próxima semana sería el turno del rubio en acompañar al moreno. En el transcurso de esos meses ambos habían crecido un poco más, se habían hecho unos centímetros más altos y su masa muscular aumentaba de buena forma. Muchos se iban a ver los partidos sólo para ver a ese par jugando sin camisa, sólo que Niall se ponía un poco celoso de las chicas que le veían el torso a Malik en los juegos, aunque no desaprovechaba la oportunidad de mostrarles su dedo medio cuando las agarraba babeando. Eso era por ratos, mientras en las otras asignaturas sus notas estaban estables, casi llegando a altas pero sin presionarse tanto; cumplían las tareas y esperaban al final de las clases para escabullirse en el baño con tal de compartir besos sin que ninguno de los guardas los viera.