9

378 29 8
                                    

Ese beso continuaba a pesar de los minutos. Niall no dejaba de sonreír con cada chasquido que daban. Bueno, al menos el moreno ya podía mantenerse sobre sus dos pies. Las manos del moreno estaban tomando las nalgas del rubio a pesar de estar a la misma altura, por otro lado, Niall reposaba las suyas en el pecho del moreno. Joder, le encantaba, Zayn lo hacía desear más y más. No importa cuántos besos o manoseos hayan tenido, Horan no quería que se detuviera, de lo contrario, si fuera por él lo tendría así siempre.

—Nos cerraran la escuela. —dijo Niall recuperando la respiración. Zayn besaba su cuello. —Y estamos gastando agua...

—No es como si nos importara. —se encogió de hombros. —Anda, salgamos antes de que nos enfermemos. —dijo acariciando la piel abombada de los glúteos ajenos. Cerraron la llave y sin ninguna razón, se miraron a los ojos.

Niall miró los labios de Zayn, luego su cuello, bajó por su torso y terminó en donde muchos anhelaban conocer. Sonrió, sin gracia, pero lo hizo.

—¿Ahora qué, Horan? —se quejó rodando los ojos.

—Perrie tenía mucha suerte.

—No supo aprovecharla. —dijo saliendo, dándole la espalda al otro chico.

—Que orgullo. —lo siguió hacia los casilleros, no había nadie, todo estaba en silencio. Dos chicos casuales compartiendo una toalla. —Oye... hablo en serio cuando digo que quiero tenerte para mí.

—Para tu cama. —corrigió. —Que hagamos esto no significa que confíe en ti, Horan.

Auch.

—Pero, no niego que me guste.

Bien.

—Sin embargo, no accederé a nada más que besos y...—los ojos mieles miraron los azules. —Manoseadas.

Auch.

—Si te esfuerzas, quizás cambie mi forma de pensar.

Bien.

—¿De qué me sirve esforzarme si seguirás creyendo que quiero hundirme en ti? —Zayn lo encaró, alzando los brazos para colocarse desodorante.

—Depende de tus idioteces. —dijo tomando su bóxer y colocándoselo.

—Bien

***

No, no, absolutamente no. Él no debería estar ahí.

Iba a darse un balazo, sí. Así ya no tendría que vivir estos dramas. La casa donde estaba era enorme, los sillones eran bastante cómodos y tenía un aura tranquila. Josh miró las escaleras luego la salida. Escaparía, huiría donde nadie lo encontrara.

—¡Bien! ¡Ya viene la cena! —tragó saliva. Por la cocina se asomó una cabellera castaña, viéndolo como si fuera su hermosa presa. —Pizza hawaiana, como te gusta.

—Liam en serio no...

—Pedí una extra grande. —con cada paso que el más alto daba, Josh deseaba fundirse en el sofá.

—No creo que sea buena...—el enorme cuerpo del director se colocó frente suyo. Juró que los ojos del castaño lo veían con advertencia, transmitiendo con la mirada que si decía una estupidez la pagaría. —Liam...

—Termina de decir eso. —susurró llegando a la altura de los labios de su mejor amigo. —Y me verás encabronado.

—Pero...

—Entiéndelo, Josh. —Payne pasó ambas piernas sobre las de Devine, hincándose para poder quedar sentado sobre sus muslos. —Quiero que dejes de pensar que eres un estorbo en mi vida.

RIVALS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora