Capítulo 1: Las candidatas

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Aurora estaba cansada. Había pasado los últimos años viendo cómo amigas y conocidas morían cada día a causa del príncipe simplemente porque no estaban a la altura. Sentía dolor, furia y miedo. Miedo a que algún día eligieran a alguna de sus hermanas y las viera morir a la mañana siguiente. Su padre estaba muy enfermo así que ella era la única que controlaba todo en el hogar. Las selecciones eran al azar, fácilmente podrían escoger a cualquier jovencita para ocupar el puesto de princesa, pero al parecer una cara bonita no era lo que se consideraba la mujer ideal para el príncipe. Aunque no estaba segura. Nadie lo había visto y vivido para contarlo. Los miembros y soldados del palacio no tenían permitido hablar sobre él en las calles. Era una de las tantas reglas del príncipe según todos. Se corrian algunos rumores sobre su personalidad. Decían que era un hombre frío y sin corazón que no sentía valor por la vida. Era un ser de sangre despreciable. Un monstruo igual que su padre.
Inexplicablemente el país había estado en una guerra constante con los agerianos del otro lado del océano. Habían llegado flotas de barcos asaltando las costas feronianas y asediando aldeas y pueblos; con cada año que pasaba las cosas se volvían más osadas y sangrientas. Ya no era seguro para nadie salir a las calles. El reino de Ferona se había convertido en un completo infierno. Para ese entonces el principe no tenía ninguna ambición de ser rey, pero pronto la corona le sería impuesta y para eso necesitaba una reina lo más pronto posible. El juego de la reina era simplemente proteger a su rey como cualquier otro peón del tablero en caso de emergencia. Pero si se analizaba de cerca, también era una pieza importante. Era la persona más cercana al rey y por tanto también podía influenciar sus decisiones, o sencillamente ser la primera en asesinarlo. Pero más allá de eso Aurora tenía otros planes. Quería darle una vida mejor a sus hermanas y mantener con vida a su padre. Su familia era infinitamente lo más importante para ella. Sería capaz de adentrarse en la boca del lobo y entregarse completamente al principe. Sería un costo muy alto en el que pagaría con una moneda de dos caras. El odio que sentía por ese hombre era demasiado y no estaba segura si podría llegar a amarlo en algún punto de su vida. Pero debía hacerlo, debía ofrecerse como voluntaria. Quería justicia por sus amigas, por sus hermanas, por su padre, y por su pueblo. Era la hija mayor de un simple ex-teniente de la corona. Sabía sobre leyes y estrategias militares. Su padre había jurado lealtad a Ferona mucho antes de que el principe existiera. Era un excelente espadachín que le entregó muchos años de su vida a la seguridad del reino. Sólo quería lo mejor para él. Les había dado todo lo que pudo a sus cuatro hijas y las mantuvo a salvo durante muchos años. Pero ahora los roles debían cambiar. Era el turno de su primogénita dar un paso al frente y pelear por el honor de su familia.

Aurora se puso en la fila para ser la candidata número cinco ante los ojos del concejo real. Llevaba un vestido negro de mangas largas junto a un cinturón grueso de cuero. Todas las candidatas debían vestir del mismo color según el reglamento. Cosa que era algo irónico para Aurora, era como si se prepararan para su propio funeral. Miró a su izquierda y vio que dos de ellas lloraban desconsoladamente. El pánico en los ojos de las demás era aterrador. No querían estar allí y mucho menos entregarse a un hombre al que consideraban una bestia.

–Señorita, debe quitarse el velo de la cabeza– le dijo uno de los guardias a Aurora.

Aurora jamás había dejado que los demás vieran su cabello. Había nacido con una rara enfermedad que hacía que su cabello no tuviera ningún otro color que no fuera blanco. Era más claro que la misma nieve y más suave que cualquier piel de terciopelo. Casi brillaba con la luz del sol y caía en unas delicadas hondas sobre sus caderas. Era simplemente hermoso. Cuando apartó el velo de su cabeza los ojos de todos los guardias y espectadores cayeron en ella. De inmediato se sintió incómoda, pero decidió ignorarlos y mantenerse firme. No era momento para preocuparse por todo lo que los demás estuvieran pensando de ella. En aquellos momentos lo único importante era lograr ser escogida y poder ver al principe cara a cara. Debía triunfar.

Reino de sombra -Libro 1: Reinos Oscuros (COMPLETADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora