13

2.1K 105 26
                                    

Al día siguiente abrí los ojos por culpa de los rayos de luz que pasaban a través de la persiana. Sobre mi pecho descansaba una Ana vestida solamente por unas bragas y algo despeinada, pero aún así me pareció la escena más bonita del mundo.

Intentando no despertarla, me levanté para ir al baño y me puse ropa interior porque yo sí que había dormido totalmente desnuda.

Sonreí al recordar lo de anoche, por fin nos habíamos empezado a soltar.

Me volví a tumbar a su lado y acaricié su espalda lentamente pasando mis dedos por sus lunares muy concentrada.

-Qué buen despertar- la escuché decir con voz ronca.

-¿Te lo parece?- ella asintió. Y se giró para quedar así abrazadas de nuevo.

-¿Qué hora es?- preguntó ella enredando sus piernas con las mías y buscando más contacto aún entre nosotras.

-Las... 8:26 - dije mirando el reloj de mi móvil. Ella gruñó desperezándose.

-Vamos a dormir un rato más, porfa- pidió hundiendo su cara en mi cuello.- Es muy temprano, Mimi.

-Vale, pero hasta las 10:00- ella negó.

-Y media, porfi- hizo un puchero adorable y no pude negarme.

-Venga, vale- ella sonrió y dejó un beso sobre mis labios que me hizo escapar un pequeño suspiro de felicidad cuando volví a acomodarme.

Cerré los ojos e intenté dormir un rato más, cosa que no se me hizo difícil con Ana dejándome caricias en la parte baja de mi espalda.

***

Esta vez sí que me levanté de verdad al mirar la hora.

Las 10:35.

Tenía que sacar a Venus a las 11:30 como muy tarde, así que me puse una camiseta y un pantalón que dejé en casa de Ana hace una semana para vestirme.

Opté por hacerle el desayuno: unas tortitas con nata y fresa acompañadas con zumo de naranja. Sabía que le encantaba y a mi también me agradaba la idea.

Al terminarlas, lo puse todo en una bandeja y se las llevé a la cama colocándola en la mesilla de noche, de la que cogí las bragas y el pequeño mando y los llevé a su sitio riendo.

-Amor... Buenos días. Ya son más de y media- acaricié su espalda desnuda y ella se estiró en la cama abriendo los ojos lentamente.

-Buenos días otra vez- rió- ¿A qué huele?

Yo sonreí señalando las tortitas y los zumos y ella me miró con carita de ilusión.

-Quería prepararte algo. En una hora me voy a sacar a Venus, que la pobre tiene que estar esperando.- se incorporó y dejó un beso en mi mejilla.

-Nos comemos esto y voy contigo. Pásame la camiseta de ahí, porfa- asentí y se la pasé- Siéntate aquí a mi lado. ¿Qué te pasa?

-Ana, tenemos que hablar sobre... Esto- ella suspiró cortando un trozo de su tortita y poniéndomelo en los labios. Sonreí y me lo comí con gusto.

-Yo por mi parte... Quiero dejar que esto fluya. Quiero poder besarte cuando me apetezca, dejarme llevar sin etiquetas de por medio, sin que llegue a ser una relación. Quiero ir despacio. No me siento preparada para algo serio, pero... Te quiero, Mimi, y me gustas mucho. -Mi corazón iba a mil por hora y sentía que de un momento a otro se me iba a salir del pecho.

-A mi también me gustaría que nos dejásemos llevar. Todo lo que has dicho me parece bien, Ana. Esto será lo que tenga que ser- ella sonrió y apoyó su cabeza en mi hombro.

Mi destino en tu balcón // warmiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora