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Recorrí su columna con la yema de mis dedos, trazando una línea imaginaria en forma de caricias sobre su espalda desnuda.

Besé su hombro y me volví a tumbar quedando cara a cara con ella. Sonreí observándola dormir, me transmitía tanta paz...

Me encantaba despertar así, junto a ella, simplemente teniéndonos cerca.

Ahora tenía un motivo para levantarme de buen humor.

-¿Que me miras tanto?- dijo entreabriendo sus ojos mientras me miraba sonriente.

Me encogí de hombros y aparte un mechón de pelo detrás de su oreja.

-Estás preciosa.- ella rió. Abrió sus brazos e hizo un puchero.

-¿Me das un abrazo?

Una enorme sonrisa se formó en mis labios y me tiré encima suya dejando besos por toda su cara. Ella rodeaba mi cuello con sus brazos mientras reía.

-Te quiero ¿lo sabes verdad?- ella asintió acercándose a mi boca y dejando un pico en mis labios.

-Yo también a ti cielo.- esta vez fui yo la que la besó. Rocé su labio superior con mi lengua y ella me dio paso abriendo su boca.

Fue un beso largo y lento del cual, las dos disfrutamos exprimiendo al máximo el momento. Al separarnos, coloqué mi cabeza en el hueco de su cuello y nos quedamos en silencio, simplemente teniéndonos.

-Amor, me voy a duchar antes de nada ¿Vienes?- yo asentí y las dos nos levantamos de la cama directas al baño.

Le di al agua y mientras se regulaba la temperatura, Ana fue a por toallas para las dos. Las puso encima del lavabo y entramos a la ducha.

-¿Me dejas que te lave el pelo?- ella asintió y se dejó hacer.

Eché el champú y acaricié su pelo, dándole un pequeño masaje también mientras ella soltaba algún que otro sonido por puro placer.

Se lo enjuagué y la abracé por la espalda con una sonrisa en la cara.

-Te haría lo mismo, pero soy un tapón y no llego bien.- solté una carcajada y le di un beso en la mejilla.- la próxima nos damos un baño y te mimo yo ¿vale?

-No seré yo quien diga que no.- reímos.

Terminamos de ducharnos y entre risas, besos y abrazos, salimos del baño para desayunar.

-¿Al balcón?- me preguntó sonriente. Obviamente, yo asentí, era nuestro sitio.

Desayunamos tranquilas viendo a la gente como dos marujas mientras reíamos.

-Amor, voy a fregar los platos, quédate aquí si quieres.- asintió y besó mi mejilla.

Me dirigí a la cocina sonriendo como boba y cuando ya estuvo todo en su sitio, me paré a mirar la hora.

Las 10:45. Tenía que sacar a Venus ya.

Fui a avisar a Ana, pero la estampa que me encontré ahí no me gustó en absoluto.

-Ana, amor ¿que ha pasado? - la encontré llorando, abrazándose a si misma. Me acerqué a ella y la rodeé con mis brazos mientras ella sollozaba.

No recibía respuesta, me estaba preocupando demasiado y al levantar la vista me encontré con su móvil, que estaba encendido a un lado en el pequeño banquito que había allí colocado.

Billetes de Madrid a Tenerife.

-Me voy Mimi, me voy, déjame, tengo que hacer las maletas.- dijo a penas sin poder respirar y la paré.

Mi destino en tu balcón // warmiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora