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MIMI

-Cariño...- Ana se acercó insinuante a mi boca, dispuesta a atacarla de nuevo mientras yo mordía mi labio inferior con intención.

-¿Quieres estrenar algo?- sonreí refiriéndome a las compras que había hecho para la ocasión.

Ella asintió incorporándose para abrir el cajón de la mesita de noche y sacar esa bolsa que ya conocía.

No tardó en volverse a sentar a horcajadas sobre mi cuerpo y mover sutilmente sus caderas provocándome y acercando su boca a mi oído.

-Te tengo unas ganas...- mordió el lóbulo de mi oreja tirando ligeramente de él.- y ya he decidido lo que vamos a usar hoy.

Lentamente, sus besos pasaron a mi cuello donde se recreó mientras colaba sus manos en mi abdomen, dejando caricias y rozando la parte baja de mis pechos.

-Joder Ana...- jadeé al notar sus dientes morder la zona de mi pulso.

-Quítate esto ya, no aguanto más.

No hizo falta decir mucho más. No tardé ni dos segundos en estar completamente desnuda debajo de su cuerpo quitando su bikini de paso también.

Ella volvió a besarme enredando su lengua con la mía. Mientras lo hacía dirigió sus manos a mis pechos, los cuales masajeó a su gusto haciéndome jadear y gemir su nombre repetidas veces.

Mis manos querían dirigirse a su culo, pero ella me frenó y soltó una pequeña risa sobre mis labios.

-No, cielo- yo la miré sin entender nada.- ven aquí.

Se incorporó levemente y metió la mano en la bolsa donde estaban los juguetes que habíamos comprado. De ella sacó las esposas y me las mostró mientras mordía su labio.

-Ana...

-Espera.

Se incorporó de nuevo y volvió a meter la mano en la bolsa buscando algo. Sacó el pañuelo como de seda y volvió a colocarse de nuevo.

-¿Confías en mi?- dijo muy cerca de mis labios. No me lo pensé dos veces y respondí.

-Claro que si- ella sonrió.

-Te prometo que hoy vas a sentir más que nunca- me besó antes de colocarme el pañuelo. Dejó un beso en mi mejilla y volvío a mis labios agarrando entre sus dientes uno de ellos y tirando suavemente de el. Al soltarlo aún sentí su aliento allí y con voz ronca dijo: - y también voy a hacer que te corras como nunca.

El calentón, una vez más subió por mi cuerpo haciendo que me estremeciera bajo el suyo.

-Por dios Ana- jadeé.

Ella agarró mis manos, dejando un beso en cada una y me colocó las esposas. Las levantó y las colocó por encima de mi cabeza sujetándolas con una mano

-Mmmh me encanta tenerte así, toda para mí- me besó de nuevo creando una batalla entre su lengua y la mía. Sus manos me recorrieron entera y mientras, su rodilla se coló entre mis piernas haciéndome gemir cuando la chocó contra mi sexo, comenzando un vaivén que acabaría por volverme loca.

Sentí que sus besos bajaban a mi pecho dejando un reguero de saliva hasta llegar a ellos. Los chupó, succionó y jugó con su lengua rodeando mi pezón.

Bajé las manos inconscientemente con el deseo de poder tocar su cuerpo.

-Quieta ahí rubia ¿Me vas hacer atarte al cabecero?- yo negué sin poder articular palabra- Pues las manos quietas, cielo. No seas impaciente.

Mi destino en tu balcón // warmiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora