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-¿Donde os apetece desayunar? - preguntó Mimi mientras caminábamos sin un rumbo fijo.

-No sé, hija. La que vive aquí eres tu - reímos.

-Yo propongo ir al cafelito- aporté. Ellas asintieron sin pensárselo.

-Yo no tengo ni idea de donde está eh, nos llevas tu- rodé los ojos y asentí.

-Y mira que hemos ido varias veces ya eh... el día que aprendas a ubicarte te monto una fiesta - me miró achinando los ojos.

-¡Siempre se ubicarme! - Inma soltó una carcajada.

-Mentirosa... ¡Si todavía te pierdes por el pueblo, Míriam!

-¡Ay, mamá! No me ayudas - Raquel y yo reímos mirándolas.

-Menudas dos están hechas - asentí sin quitarle el ojo a las dos rubias que discutían por tonterías - ¿Y tu?

-¿Yo qué?

-¿Tienes todo preparado? - dijo refiriéndose a la sorpresa de Mimi.

-Mi parte de la maleta está hecha y escondida debajo de la cama - sonreí - solo falta ella, el autobús sale esta tarde a las 16:30 nos dará tiempo a todo.

-¿La vas a invitar a comer? - asentí.

-Si, ahora cuando os dejemos en la estación le diré que haga las maletas, comemos antes de pillar el bus y le diré a donde vamos, pero no a que, eso no lo sabrá hasta que lo vea. - ella me miró sonriente y pasó un brazo alrededor de mis hombros.

-Le va a encantar, ya verás.

(...)

-Quiero reclamar un cafelito de estos en Huetor ¿A donde se llama para que lo pongan? - el comentario de Inma me hizo reír.

Estábamos llegando ya a la estación para despedirlas y como era normal en todas las despedidas, Mimi andaba mirando al suelo triste porque se iban ya.

-Cielo, no estés triste- ella hizo un puchero.

-Es que las voy a echar mucho de menos - Raquel se acercó a nosotras y dejó un beso en su cabeza.

-Nos vamos a ver muy pronto, cariño. Ya sabéis que siempre vais a tener Granada para vosotras y podéis venir cuando queráis. También vendremos nosotras aquí.

-Si lo sé, má. Pero ya sabes como soy - dejé un beso en su mejilla.

-Una dramas, como tu madre - Inma giró la cabeza para fulminar con la mirada a Raquel.

-Yo no sé cómo lo hago para salir en todas las conversaciones, es que no lo entiendo - se quejaba gesticulando con las manos. Nosotras reímos y seguimos caminando.

Llegó el momento de que se fueran y Mimi y yo nos despedimos de ellas con bastantes lágrimas de parte de la rubia.

-Ana, ha sido un placer conocerte. Nos vemos muy pronto niñas, os queremos mucho - les sonreí con ternura.

-Y nosotras, buen viaje. Avisen al llegar - Mimi se despidió por última vez haciéndoles un gesto de 'adiós' con la mano.

-Ahora voy a estar depre todo el día - dijo, como no, dramatizando.

-Pues eso no puede ser porque ahora tenemos que ir a casa a hacer las maletas - ella me miró extrañada.

-¿Las maletas para que?

-Porque nos vamos a tu sorpresa - se le iluminó la cara en cuestión de segundos.

-¿¡En serio!? ¿Y Venus? - me derretí al ver que lo primero que pensó fue su perrita.

Mi destino en tu balcón // warmiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora