17

1.7K 99 10
                                    

ATENTOS A TWITTER QUE HAY UN JUEGO!!!!!!!

Y QUIEN GANE TIENE PREMIO!!


-Joder joder, que se me quema- dije en voz alta agarrando con mi mano libre la sartén.

Ese día me levanté en casa de Ana, desayunamos y yo le puse una excusa barata para irme a mi piso y hacerle una sorpresa.

Era lo que hablé con Ricky y Dama, invitarla a comer a mi casa, pero no cualquier comida, eran platos típicos de canarias.

Busqué en google la receta de varios y me dispuse a hacerlos.

Pero me falló el hecho de que soy un cuadro y una torpe en la cocina, por lo cual, casi la quemo entera. Solamente cruzaba los dedos para que la comida tuviese, al menos, un sabor parecido a lo que ella comía allí.

Preparé carne fiesta al estilo canario y un plato con papas con mojo. Para el postre me lo curré y, a parte de que me recorrí medio Madrid para encontrarlo, hice una mousse dulce de gofio.

Terminé de ponerlo todo en los platos, puse la mesa y lo coloqué todo perfecto para ella. Al terminar suspiré y miré lo que había hecho orgullosa de mí misma.

-Venus, tu madre es un portento. Veremos si a tu otra madre le gusta esto- me comí una patata y sonreí; no estaba mal.

Mi perra me miraba con pena queriendo probar ella también.

-Tú esto no lo puedes comer que te pones malita y tenemos problemas- aulló y reí.

Me lavé las manos y me dirigí a casa de Ana para darle la sorpresa. Llamé a su puerta y no tardó ni dos segundos en abrir.

-Dime que no has comido aún- ella me miró extrañada.

-No, pero, ¿y esa pregunta?- sonreí.

-Puede que tenga algo para ti- me sonrojé levemente mirándola.

-Bebé...- acarició mi mejilla con ternura.- A ver, enséñamelo.

-Ven conmigo- cogió las llaves y le tapé los ojos antes de entrar a mi piso.

-Huele bien. ¿Puedo abrir ya los ojos?

-Cuando te sientes.- no tardé mucho en guiarla hasta la mesa e indicarle que se sentara en la silla con todo preparado ya. Le destapé los ojos y se llevó las manos a la boca ilusionada.

-Mimi...- yo le sonreí mientras veía como se humedecían sus ojos.

-Te escuché cuando dijiste que echabas de menos canarias. Quise hacerte esto para que te sintieras un poco más 'en casa' - se levantó de la silla y me abrazó con fuerza y cariño.

-Te quiero muchísimo, de verdad. Muchas gracias por esto. Me has hecho muy feliz- la apreté aún más contra mi cuerpo llena de ternura por sus palabras.

-Vamos a comer, que me ha costado mucho prepararlo. A ver que te parece- dije sonrojada. Antes de separarse completamente de mí, agarró mis mejillas con suavidad y dejó un beso en mis labios que me hizo sonreír.

-Eres la mejor. Te lo digo en serio. Nunca me habían hecho algo así. Eres increíble.- volvió a besarme y agarré sus manos.

-Te lo mereces. Yo...- suspiré- te quiero muchísimo y me encanta verte feliz.

Ella mordió su labio inferior mirándome con ternura.

-Mira, vamos a comer porque se va a enfriar la comida y te juro que te voy a comer a ti. Eres preciosa conmigo siempre.- yo reí y asentí besándola por última vez.

A Ana le gustó bastante la comida. Me había salido bastante bien según decía ella y las dos lo estábamos disfrutando. Nos estábamos disfrutando.

-Oye, nunca me has hablado de por qué acabaste trabajando en el teatro. Cuéntame- yo tragué y asentí.

-Ya sabes que yo soy bailarina y me encanta cantar - ella asintió- pero mi trabajo no va a ningún sitio si no hay interpretación y actitud. Ese teatro me dio la oportunidad de mi vida para hacer lo que me gusta, ponerle pasión y ganas, interpretar cada tema como se merece, sentirlo y hacerlo mío. La música es mi vida y el teatro y el cine han formado gran parte de mi también. Por eso me llamó la atención lo que hacían allí, esos espectáculos... Era una auténtica pasada y es lo que quise siempre. Vi mi oportunidad de ser yo ahí, así que luché para conseguirlo y lo hice. Ahora puedo hacer todo lo que me gusta y vivir de ello.- me miró con admiración y sonrió.

-Estoy súper orgullosa de ti y de todo lo que haces para cumplir tus sueños.- agarró mi mano por encima de la mesa.

-Muchas gracias, Ana, de verdad- apreté el agarre de nuestras manos sin apartar mi mirada de la suya.- ¿Y tú? ¿Cómo acabaste en ese hotel?

-Cuando vine aquí con Julia tuve que buscarme la vida. Tenía clara una cosa y era que no quería parar de cantar nunca.- la miré atenta- Fui a clases de canto, busqué escuelas para trabajar... Hasta que vi que buscaban cantantes en el hotel y me informé bien. Mi sueldo sería muy bueno y yo podría hacer lo que me gusta, así que me presenté allí y pues... Aquí estoy - dijo con una sonrisa que le iluminaba la cara.

-El destino pone a cada uno en su sitio. Nos va a ir muy bien. Estoy segura- le sonreí.

-Yo también.

Nos pasamos la tarde así, dándonos cariño y contándonos historias sobre nosotras y trabajos anteriores. Si se acababa la conversación simplemente nos mirábamos y nos contábamos otra historia con los ojos mientras las dos sonreíamos. Para mí, eso decía mucho más de lo que nadie se pueda imaginar.

Cuando se hizo un poco más tarde y estábamos tumbadas en el sofá viendo algo en la tele, Venus pidió algo de atención y colocó su cabecita sobre las piernas de Ana.

-¿Quí te pasa a ti, bebé?- se incorporó y dio dos palmaditas a su lado para que Venus se subiera- túmbate aquí con nosotras que te hago mimitos.

-Yo también quiero mimitos- hice un puchero mirando como ella volvía a apoyarse en mi pecho con la cabeza de Venus en su regazo.

-A ti también, celosa, pero tu hija también quiere - reí.

-Ahora también es tu hija. Te la voy a encasquetar alguna vez cuando me dé la lata- ella soltó una carcajada.

-Mi niña no da la lata nunca, si es un bebito. ¿A que sí? - Venus aulló - ¿Ves? Me da la razón.

-Vale, pero suelta mucho pelo. Ahora más que nunca. Eso para ti- rió.

-Cállate ya, pesada. ¿Me das un beso y te estás un ratito en silencio?- me intenté hacer la dura pero no aguanté ni dos segundos en unir nuestros labios.

Nos pasamos así un buen rato, compartiendo besos y caricias, pero luego Ana volvió a apoyarse en mi pecho y poco a poco se empezó a quedar dormida.

Miré la hora. Las 22:36. Se nos había pasado la tarde volando entre las charlas, la serie, los mimos y los besos.

Con cuidado coloqué bien su cabeza en mi pecho y la cogí levantándola con cuidado. Antes de tumbarnos en el sofá le dejé ropa cómoda, por lo que simplemente la dejé en la cama y la abracé.

-No te imaginas lo que te quiero, reina. Descansa. Buenas noches- dejé un beso en su mejilla y no tardé mucho más en quedarme dormida.

Mi destino en tu balcón // warmiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora