Flashback
Esta nevando, es un día realmente frío y no me apetece ir a la farmacia, pero aun así tengo que hacerlo, Brendan está muy enfermo y mi mamá está en una conferencia de médicos y enfermeros en la ciudad. Entro a la pequeña farmacia de Dalemaine, veo que está prácticamente vacía; hay una chica y una pareja de ancianos, por supuesto el señor y la señora Wickert, cinco generaciones de vivir en Dalemaine, impresionante para un pueblo tan aburrido.
Camino por la farmacia hacia la chica que atiende en la caja, ésta al verme sonríe y levanta la mirada para verme a los ojos ya que yo soy levemente más alto.
—Bienvenido ¿En qué puedo ayudarle? — su voz es gentil y sus palabras ensayadas con anterioridad resuenan en mis oídos ¿Qué es lo que necesito?
—Hola, mira no sé realmente qué es lo que debo pedir... Este, mi hermano está enfermo y, no sé qué es lo que tengo que llevar...
La chica castaña me ve frunciendo el ceño y su sonrisa cambia a una mueca de disgusto, como si le enojara que yo no supiera que pedir.
Me alejo de la caja y comienzo a mirar los distintos medicamentos en las estanterías de la farmacia deteniéndome en cada jarabe y pastillas sin saber exactamente qué hacer, comienzo a desesperarme y no tengo idea de qué es lo que debo pedir, he buscado en la casa algún tipo de medicamento que pueda ayudar, pero sólo hay medicamentos extraños de los cuales no conozco el nombre o finalidad.
—¡Demonios! — suelto un grito y con la palma de mi mano golpeó la estantería logrando un ruido que llama la atención de las pocas personas que hay en la farmacia.
Siento que en poco tiempo lágrimas comenzaran a salir de mis ojos, no sé qué hacer y eso realmente me está matando, Brendan se encuentra mal y no sé qué tiene, mi mamá no contesta seguramente tendrá el celular apagado.
—Hola, ¿Estás bien?, ¿Te puedo ayudar en algo? — una chica rubia se acerca a mí y al preguntar eso una sonrisa cálida se instala en su rostro, con su mano acaricia mi hombro y yo me quedo quieto en mi lugar por unos segundos antes de contestar.
—Es mi hermano no sé qué le pasa...
—Entiendo, podrías decirme ¿Qué síntomas está presentando?
—Tiene mucha fiebre, dolor de cabeza, malestar... Hay una especie de sarpullido o algo así unas manchas rojizas en su piel.
—¿Ya le dio varicela?
—Si, hace un año.
—¿Cuándo fue la última vez que visitó a alguno de sus amigos?
Su pregunta me pareció extraña, no entendía con exactitud a que se refería, ni siquiera sé por qué le respondo.
—Una semana o algo así, no lo sé...
Asintió con la cabeza, sus labios se mueven como murmurando unas palabras y sus ojos se encuentran fijos en el suelo, luego hace un gesto extraño arrugando la nariz y me ve a los ojos.
—Rubéola.
—¿Qué? — no entiendo a qué se refiere, jamás había escuchado algo así, ella comienza a pasar por las estanterías de la farmacia hasta llegar a mi lado —¿Qué haces?
—Un analgésico, es lo que necesitas, no es una cura exactamente, pero le ayudará con el dolor, las instrucciones están en la caja, cuídalo muy bien.
Me da una cajita con el analgésico y corro hacia la caja para poder pagarlo, luego salgo de la farmacia y veo que está nevando.
No no no no... No puedo ir caminando hacia casa, tardé mucho en llegar aquí y parece que el poco de tiempo de estar en la farmacia la nieve es más abundante, suelto un gruñido y me quedo dónde estoy. Siento una mano en mi brazo y volteo a ver al responsable, es la chica rubia.
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Andrew: La Oscuridad Prevalece
Mystery / ThrillerLos monstruos pueden ser reales o falsos, depende de a quien le preguntes. Todos tenemos monstruos que nos aterrorizan, algunos más extraños que otros, podemos tomar el contexto de lo que es un monstruo y adaptarlo a nuestra propia pesadilla. En mi...