La Pérdida De Joy 3/4

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—Yo a Anne la conocí en una estación, ella me vendió una poesía o algo así.

—Conozco la historia.

—Bien, el caso es que fui cautivado desde el primer instante. ¡Esa niña era apasionada y su cabello rojo lo era todo! Claro, ella estaba muy ocupada ganándo su dinero como para notar el destello en mis ojos.

Era raro escuchar a alguien más expresarse así sobre Anne. Se siente... Raro.

Roy detalló la historia de aquella vez cuando Matthew tuvo que ir a buscar a Anne por un pequeño error de Marilla.

—Debo decir que desde ese momento no pude sacar a Anne Shirley de mi mente. Sí, ya sabía su nombre para entonces y era mi motor para volver a verla. Por fin un día tuve la mejor noticia de mi vida, ¡Había muerto un viejo amigo de mi padre! Claro, ahora me siento muy mal por haberme alegrado, pero era mi corazón de niño latiendo por una niña. Resultó que debíamos viajar a Avonlea, el hogar de la infancia de mi padre. Cuando estuvimos en el cementerio la vi, parecía tan triste que llegué a pensar que el difunto tenía relación con ella, pero claro, ella no fue quien se quedó sentada con ojos tristes frente a la lápida de Jon Blythe.
Luego cuando todos estabamos en tu casa me dispuse a investigar quién eras tú y que relación tenía Anne Shirley con él difunto y entonces llegué a la conclusión de que la pena de Anne era por ti y tu pérdida. Todo se confirmó cuando los vi caminar juntos por la nieve, pensé "deben de ser solo buenos amigos", pero los susurros del departamento femenino me dejaron en claro que a Anne le gustabas tú y que una tal Roby o... ¿Ruby? No lo sé, ella estaba entre molesta y deprimida. Mi pobre corazón de niño estaba roto y creía que ese era el fin. Me quedé un tiempo con mi padre en Charlottetown y un día mientras paseaba por ahí la vi de nuevo... Estaba en una tienda de empeño y realmente consideré entrar a saludarla, claro que esa consideración se esfumó cuando te vi a ti fuera de la tienda, pensé "debe de estarla esperando". Me quedé allí hasta que Anne salió y se fue contigo. Así que confirmé por segunda vez que entre ustedes había algo.

—Bueno... Tuviste impresiones bastante equivocadas a lo largo de tu enamoramiento de la infancia...

—¿Estás seguro? ¿No caminaste con ella sobre la nieve?

—Estábamos discutiendo.

—¿No la estabas esperando fuera de la casa de empeños? Claro, debiste haber entrado con ella, eso hubiese sido más caballeroso.

—Yo no la estaba esperando... Es decir, no del modo en que crees. Yo solo pasaba por allí y la vi dentro de esa casa, enseguida me preocupé porque... Bueno, era la niña que me gustaba, sí, lo admito. El caso es que decididí esperar a que saliera para saber si todo estaba bien en Green Gables, había escuchado algunos comentarios por allí ya.

—Bien, supongamos. ¿No se fueron juntos acaso? ¿No entraron en una cafetería los dos... solos?

—... Estábamos –hice una pequeña pausa sintiéndome bastante tonto por aquellas actitudes infantiles e inmaduras. Aunque claro, gracias a ellas hoy soy quien soy y tengo a mi lado a la persona que amo... La persona que amo... —estábamos reconciliandonos.

—Vaya, una relación bastante agitada, ¿No crees?

—No podíamos aburrirnos nunca. —respondí encogiendome de hombros.

—En fin, después de ese día no volví a a saber más de Anne. El tiempo pasó y estaba casi comprometido, hasta que un día decidí ir a la bendita Feria del Condado y fue quizá la mejor decisión de mi vida. Aquel día se estaba terminando y antes de irme decidí dar un paseo en el globo que tenía tan fascinados a todos. No contaba con que al llegar a mi destino vería a Anne bajando de él, acompañada de dos señores, Marilla y Matthew que en paz descanse. Era ella, yo sabía que era ella. Miré a mi alrededor y no había rastro de la presencia de Gilbert Blythe, si tú no estabas con ella, dudaba que fueras su prometido o su esposo. Comprobé que no estaban juntos cuando mi padre me presentó a su amigo y a su familia, y allí estabas tú, del brazo de la hija, yo te reconocí al instante.
No conozco bien la historia de como tú y Anne al final si acabaron juntos, pero creeme que cuando vi a Winifred Rose entrar por la puerta de la habitación solo pude pensar en los opacos ojos de Anne cada vez que los veía juntos. No, Anne nunca fue mi novia, es cierto que yo la cortejé, pero ella realmente me era bastante indiferente, agradable y linda, pero sabía que su corazón no era mío y jamás me dio falsas esperanzas sobre ello, es por eso que la admiro y la quiero. Jamás rompió mi corazón a propósito y nunca quiso acabar con mi reputación, eso está más que claro. —me mantuve en silencio, no eran los más agradables recuerdos de mi vida los que me narraba Roy. —Anne me confesó toda la verdad sobre lo que sentía por mí y que realmente no llegaba ni a los talones de sus sentimientos por ti, me pidió disculpas por haber creído que podía amarme, cuando te amaba a ti desde siempre. Rompió mi corazón, pero hizo lo correcto. Es una chica muy correcta.

—Lo es... —afirmé en un hilo de voz.

—Espero que ahora que lo sabes todo, dejes de lado el rencor y tus inseguridades. Además, cabe agregar que pude arreglar las cosas con la que iba a ser mi prometida antes de Anne. Somos muy felices ahora con nuestros maravillos hijos. La verdad es algo que tengo que agradecerle a Anne, ella me abrió los ojos ante lo que era el verdadero amor, ya que yo lo estaba confundiendo con un capricho tonto de la infancia.

Un largo silencio se hizo presente. Era mi turno de hablar.

—Lo siento mucho, Roy. No te guardo rencor y tu amistad con Anne no me causa inseguridades, es solo que... Han sido días demasiado difíciles y ni siquiera soy conciente de lo que hago o digo, no soy así, yo confío en ella plenamente y no me suelen molestar estos sucesos de la vida. Yo... Yo la estoy perdiendo y me gustaría creer que la pierdo por mil razones distintas a esta cruel realidad. Lamento que hayas sido mi objetivo de una mejor realidad, Roy.

Empezaba a oscurecer y era hora de que los invitados se despidieran. Tanto Anne como Gilbert se fueron a dormir esa noche con mucha intriga sobre la conversación del otro y claro... Con mil tormentos más.

Winifred se fue bastante victoriosa de la casa del doctor Blythe y su esposa. Había podido ver en los ojos de Anne el efecto que anhelaba causar, y ya podía irse de nuevo a París sintiéndose muy en paz. Había hecho todo lo que estaba en sus manos y no se quedaría a ver el final de la historia, ella se enteraría luego. Claro que, el efecto que causaron las palabras de Winifred en Anne, no era exactamente el que ella creía, no contaba con que Anne a pesar de haber sido algo grosera en aquella presentación hace algunos años atrás, no era la mujer que Winifred creía, pero es cierto que sus palabras ayudarían más tarde... Un poco.

Anne no paraba de pensar en la petición de Winifred.

"—Si mueres... ¿Soy libre de casarme con Gilbert? Prometo ser la mejor esposa para él... Bueno, prometo ser mucho mejor esposa que tú al menos."

¿Ella era una mala esposa? No. Solo estaba herida, su corazón estaba roto y era entendible. ¡Gilbert la entendía! ¿La entendía?... La comprendía, era solo empatia de parte de él, de parte de todos. Realmente había llevado las cosas demasiado lejos, ni siquiera ella misma podía entender como había sido tan... ¡Tan estúpida! Oh, seguro que Cole no aprobaría que hablara así de ella misma. Por suerte, Cole estaba fuera del país y en cuanto a la Tía Jo... Bueno, ella ya no estaba con nosotros. Pero, ¿Querría ella verla así? Por supuesto que no, estaba siendo una vergüenza para uno de sus más grandes ejemplos a seguir. ¡Y la señorita Stacy! Todas las mujeres que admiraba debían estar muy decepcionadas de ella. Pero... Pero...

"—Yo sé que Gilbert aceptaría casarse conmigo de inmediato, pero... No podría hacerlo sin haberme dado tú la aprobación, hazlo antes de morir. Dímelo ahora."

"—Apruebo totalmente que Gilbert encuentre la felicidad con alguien más si un día llego a faltar"

A mí no me molestaba la idea de que si algo me pasaba Gilbert encontrara alguien que lo hiciera feliz, no. Lo que realmente me atormenta es que sigo aquí y lo estoy haciendo infeliz.

¿Quiero realmente no volver a verlo nunca más? No poder besarlo ni abrazarlo, ni competir con él... ¿Es lo que busco?

Anne quedó dormida entre esa clase de pensamientos y eso se reflejó en sus alocados sueños.


Anne With An E.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora