La arena

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Tenía técnicas, procedencia y fuerza de cada uno de los miembros de Akatsuki. Del único que no conseguía localizar ninguna información era Zetsu, pero Deidara no le consideraba muy fuerte, por lo que tampoco se preocupó mucho por conseguirlo.

Llevaba ya dos años por allí, fingiendo ser el amor secreto de Deidara y una ayudante de Akatsuki.

La puerta de su habitación se abrió de un golpe y entró Deidara. Desde que le conocía sabía que tenía muy mal genio por lo que solo pensó que estaba molesto de nuevo.

Su relación se basaba en que ella no tenía fuerzas de voluntad para irse y él la controlaba con miedo. Era todo una farsa, Hana podía matarlo en cualquier momento y se estaba preparando para volver a casa.

El problema era que a veces se acaba creyendo que ella era Cosmos y no Hana, dos años rodeada de locos terminan afectándote.

-¿Estas bien?- preguntó ella sin bajar de la cama. No quería acercarse, pues no sería la primera vez que la golpeaba en un ataque de ira. Luego siempre la pedía disculpas y le recordaba cuento la amaba, pero sino fuera por la misión ella le hubiera matado la primera vez que se atrevió a poner una mano sobre ella.

-Jajaja- rio solo, luego se aproximó a ella -Cosmos. Mí amor. Me voy a ir por un asunto de trabajo...- Hana se movió hacía atrás.

-¿Vas ya a por el jinchuriki?- preguntó nerviosa.

-Sí- aseguró él, gateando sobre la cama hacía ella.

Hana llegó al final de la cama, pegando su espalda contra la pared, y le observó avanzar de forma lenta, seduciéndola como si fuera un animal :/

-¿Vas a ir con Sasori?- preguntó apartando la mirada, él la tomó de la cara e hizo que le observara a los ojos bruscamente.

-Sasori-sama para ti- la recordó. Un brillo de odio se escapó en la mirada de Hana, él lo interpretó como uno de amor -Yo también te voy a echar de menos- dijo ñoño.

-Pufff- sonrió ella -Tonto...- él solo le devolvió la sonrisa. Era casi la única persona con la que mantenía conversaciones de más de dos minutos en casi dos años. Algo de simpatía si le tenía, lamentablemente, la suficiente como para no matarle mientras dormía.

-¿Te acuerdas de lo que me pediste?- preguntó, Hana le miró curiosa.

-¿El qué?- sacó de su bolsillo un pájaro de arcilla, ella la observo asustada -¿No será de la que explota?- él negó.

-Es de la normal- la tranquilizó -Me lo pediste cuando nos conocimos, uno "normal"- dijo lo último con una voz más aguda, burlándose de ella, ella levantó una ceja en señal de reproche -Prefiero la explosiva, pero no quiero hacerte daño- aseguró rozando la mejilla de Hana con sus dedos. Ella se estremeció incomoda, de normal no estaba tan meloso, así no sabía cuando iniciar el genjutsu.

-Muchas gracias- replicó ella tomándola con ambas manos.

Él se la arrebató y la posó sobre una cómoda al lado de la cama, mientras, a la vez y sin previo aviso juntó sus labios con los de ella de forma brusca. Hana se sorprendió, de normal no la llegaba a pillar para besarla. 

No intentó ningún juego, solo la besó, de una forma que nunca lo había hecho, pero a ella no le gustaba porque no sentía nada por él. Le iba a meter en el genjutsu cuando el se separó.

-Cosmos... Me vuelves loco de verdad- aseguró, ella se mordió el labio, tal vez se estaba pasando con la oxitocina, ¿eso podía dejar efectos secundarios? -Porque lo que me haces sentir cuando estamos en la cama es como una bomba- y hay estaba el comparativo con su arte y el sexo, siempre tenía que soltar algo de eso.

La Reina del Byakugan 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora