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Cruzo el barco nuevamente para llegar al despacho del gerente, pero no me encuentro con Jungkook en los pasillos. ¿Qué esperaba? Ni siquiera entiendo por qué le doy tanta importancia ni el por qué busco una instancia para agradecerle esa banalidad como lo es la fotografía, sin embargo, mi cerebro me juega una mala pasada cuando obliga a mis ojos a buscarlo entre la multitud. Pierdo la esperanza cuando me encuentro nuevamente de pie frente a la puerta y con muchos ojos acechándome por la espalda, preocupados y llenos de dudas que aún no puedo resolver del todo.

Toco la puerta intentando ignorar aquello y entro cuando escucho un "adelante" de su parte.

—Señor... —saludo de nuevo pero callo al instante.

Veo al pelinegro sentado en el sofá de la oficina pendiente de su teléfono hasta que cruza miradas conmigo. Una sonrisa coqueta y ladina nace entre sus labios y provoca que mi estómago cosquillee. Sé que no debería alterarme solo por ver su rostro pero mis piernas no obedecen a mi cabeza y tiemblan un poco cuando camino acercándome hasta el escritorio de su tío, sonriéndole tímidamente en respuesta.

El señor Halpert me invita a tomar asiento y abro la boca para hablar, siendo totalmente consciente de que Jeon está pendiente de mí, pues puedo sentir sus ojos clavados en mi espalda, aunque haciéndome sentir de una manera diferente a cuando los trabajadores lo hacían fuera de la oficina.

—¿Leyó mi mail?

—Sí. Está perfecto. Podremos atracar en Tokio como lo hizo el Diamond Princess, pero no descender hasta que hayamos descartado que algún pasajero se haya contagiado.

—De acuerdo, lo informaré.

—Primero reúne a los trabajadores y con respecto a los pasajeros yo se los anunciaré. Creí que me tomaría más tiempo gestionar las cosas pero el gobierno Japonés nos ha dado soluciones bastante rápido.

—De acuerdo. Azami pedirá el salón más grande para los turistas —asiente agradecido —Me iré ahora pues los empleados están bastante inquietos... Aún siguen esperando fuera de la oficina...

Asiente otra vez y me levanto para dar la vuelta y salir del despacho, pero siento que Jungkook lo hace en sincronía conmigo y desacelero el paso para alcanzar a oír lo que dirá después de chocar las manos.

—Yo también me iré ahora, tío.

—Llama a tu madre, Jungkook. Está preocupada... —lo escucho resoplar con un quejido amargado mientras abro la puerta.

—Claro que lo está... —responde con sarcasmo y cierra la puerta detrás de él, siguiéndome el paso, pero lo ignoro un momento para dirigirme a los empleados.

—¡Todos! Daré la información en la sala de reuniones del -2. Los espero allá a las 9:30.

Me agradecen no muy complacidos y de a poco van desocupando el pasillo del despacho. Una vez solos, el pelinegro se para frente a mí, se agacha un poco para quedar a mi altura y mirarme con una sonrisa plana.

—Tienes potencial de jefa.

—Por supuesto que sí —respondo con confianza.

—Eso me atrae aún más —murmura, bajando sus ojos hasta mis labios.

Lo empujo suavemente y trastabillea hacia atrás, sin quitar esa sonrisa socarrona de la cara. Intento no reír pero es inevitable... Maldición.

—¿No puedes estar sin coquetearme un minuto?

—No.

Bufo y comienzo a caminar hasta el ascensor escuchando sus pasos suaves intentando igualarse a los míos. Lo veo de reojo y parece estar bastante concentrado en lo que hace aunque sea bastante tonto. Entra al ascensor conmigo y no deja de mirarme.

☘ Aᴛʀᴀᴘᴀᴅᴏs ☘ || Jᴇᴏɴ JᴜɴɢᴋᴏᴏᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora