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Agradezco la existencia de un sofá espuma en la sala de juegos lo suficientemente grande para recostarme y dormir cómoda, aunque desearía tener algo para cubrirme además de mi chaqueta. El pelinegro sugirió dormir juntos para compartir calor corporal pero por supuesto que no aceptaría ese truco tan tonto para aprovechar de coquetearme, como cuando tomó mi fotografía y me pidió el número de teléfono sin discreción y como excusa el enviarla después.

Hace un rato que no lo veo y creo que dormí cerca de una hora, aunque no estoy del todo segura; antes de recostarme coloqué el liviano sofá cerca de la puerta para que alguien que pase pueda ver que estoy atrapada pero mi mala suerte es quien guía mi vida. Me levanto para ir al baño y recorro la habitación con la mirada en busca de Jungkook, mas no lo veo. ¿Tal vez logró encontrar la manera de salir y me dejó aquí? Es probable.

Lavo mi rostro sin importar mi maquillaje ni la líneas de máscara de pestañas recorriendo mis mejillas; lo retiro con papel higiénico húmedo y ordeno mi cabello antes de salir de los baños. Quisiera saber qué hora es, sin embargo la noche aun sigue reinando en el cielo y no sé cuánto falte para el amanecer.

Me encuentro en el pasillo que separa el baño de mujeres con el de hombres y me percato de la luz encendida por debajo de la puerta. La toco dos veces esperando su respuesta pero no la escucho, por lo que vuelvo a golpear agudizando mi oído apegándome a la puerta pero ni siquiera escucho indicios de movimiento. La preocupación se apodera de mí junto a un montón de especulaciones que no hacen más que alterarme demasiado; el piso estaba húmedo, resbaló, se golpeó en la cabeza y está inconsciente; se desmayó por el hambre, se golpeó en la cabeza y está inconsciente; tiene alguna enfermedad que desconozco que le provoca mareos, se desmayó y está inconsciente. Reclamo para mis adentros por tener una mente tan creativa y tonta, pero que logra desesperarme. Abro la puerta con apuro y observo al azabache limpiar sus lágrimas rápidamente con los manos y mojando su rostro, pretendiendo estar bien con una sonrisa fingida.

—Ah, preciosa... No deberías entrar al baño de hombres.

—Jungkook...

Me ignora y sale del baño secando su rostro con un papel. ¿De verdad lo vi llorar o solo fue parte de mi imaginación? No debería preguntarle, pues apenas lo conozco y dudo que se desahogue conmigo cuando aparenta ser rudo y mujeriego, pero tampoco puedo dejarlo llorar solo... ¿Debería pretender que no vi nada?

Lo sigo a paso lento y se sienta frente al ventanal para observar el océano reflejando la luna y las luces del crucero. Es un escenario bastante bonito, lástima que tenga que observarlo encerrada en una sala de juegos y con un vidrio interpuesto. ¿Por qué demonios nadie baja a esta sala? Claro, prefieren disfrutar de la maravillosa fiesta que preparé.

—Ya va a amanecer... —susurra.

—¿Estás bien?

—No sé a qué te refieres.

No debería insistir... Sin embargo, me encuentro caminando involuntariamente hasta su lugar y acerco una silla para sentarme junto a él. Me mira de soslayo y traga en seco haciéndose el desentendido, pero también el interesante con una pizca de picardía en su mirada.

—Agradecería que no preguntes nada, Heesook-ssi —dice tal vez leyendo la expresión de mi rostro que talla las palabras «entonces sí estaba llorando».

—E-Está bien... —titubeo sin estar muy segura de que eso sea lo correcto, pero si quiere guardarse sus problemas para él yo ya no tengo nada que hacer más que terminar de mostrarle el barco para cuando arribemos en Tokio.

—Observemos el amanecer juntos —continúa, mirando el cielo oscuro como si fuera lo más hermoso del mundo, con los ojos brillantes de emoción y reflejando el resplandor de la luna.

☘ Aᴛʀᴀᴘᴀᴅᴏs ☘ || Jᴇᴏɴ JᴜɴɢᴋᴏᴏᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora