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Estoy dispuesta a llegar a la oficina de mi jefe para solucionar este asunto. Entiendo que sea difícil que tus padres se divorcien y todo ese proceso, pero no es un niño. Debería acudir a un psicólogo y comenzar con terapia en vez de estar perdiendo el tiempo encerrado en una suite de un crucero de lujo y estar esperando que hagan todo por él, cuando tiene pies propios y saludables para recorrer todo el barco a su antojo y cuando desee siendo sobrino del gerente. Mis pasos furiosos hasta la oficina tienen compañía del tipo al cual me refiero, siguiéndome el ritmo despreocupado y con pasos largos, pero prefiero ignorarlo y crear una frase perfecta para recuperar mi trabajo en la organización y no andar de niñera de un veinteañero.

—Oye, preciosa... Te vengo hablando hace un buen rato.

—No me interesa. Iré a recuperar mi trabajo —solo un poco más y llego a la oficina.

—¿Trabajas aquí? —pregunta en tono burlón y altanero.

—Espero poder conservarlo después de esto.

Le pego una mirada rápida y solo se agita de hombros con desinterés esperando a que golpee la puerta y poder entrar conmigo. Tomo una gran bocanada de aire, arreglo mi chaqueta y suelto todo deseando que sea un malentendido y que tenga otro sobrino pequeño dando vueltas por ahí.

—Adelante —oigo tras la puerta y me animo a entrar, sintiendo al chico tras de mí hacer lo mismo y cerrando luego —Veo que ya se conocieron —infiere sonriendo y ojeando un par de archivos en su computadora.

—Señor, con todo respeto, creo que no podré hacer lo que me pide.

—¿Qué sucede? —pregunta quitándose sus anteojos, preocupado, y analizando la situación.

—Me pidió que ayudara a su sobrino a conocer las instalaciones, pero pensé que se trataba de un niño o un adolescente. Si le soy sincera a él no lo veo afectado e incluso tiene el tiempo de coquetearme.

—¿Coquetear? —pregunta de nuevo pero esta vez con un rostro de incomprensión notorio y desviando su mirada al sobrino, esperando una explicación.

—La verdad estoy muy triste con la situación de mis padres —finge estar sumamente dolido y se pellizca la piel del puente de su nariz para añadirle un tono más melancólico a sus palabras —He querido recorrer el barco pero no tengo con quién hacerlo, tío... Por eso me encierro en mi suite a jugar...

Bufo en silencio por su mentira y actuación paupérrimas, incluso mira con nostalgia a través del ventanal de la oficina la oscuridad del mar y las luces del exterior. Espero que el señor Davis no le crea en lo absoluto, pero al parecer y para mi mala suerte, ocurre todo lo contrario.

—Heesook... Te lo pido como un favor enorme. Solo será un día... Además ya te dije que te pagaré más —suspiro y agacho la cabeza intentando idear otra respuesta, pero nada llega —Hazle compañía lo que queda de recorrido, eres la única de mi confianza que habla coreano y Jungkook es pésimo en inglés.

Puedo sentir su mirada suplicante y detrás de él los ojos divertidos de su sobrino, sonriendo con picardía y su lengua entre sus dientes. Es un completo idiota que hace lo que quiere y obtiene lo que desea... Lamentablemente para mí, soy una empleada más en este crucero y si me pagan más es beneficioso también para mis padres, por lo que termino asintiendo y aceptando su petición de mala gana.

—Está bien...

—Y en cuanto a ti, Jungkook, debes hacer lo que Heesook te quiera mostrar y enseñar en el barco. No seas terco y aprovecha esta oportunidad que te estoy dando.

—Claro, gracias por tu preocupación, tío —contesta llevándose una mano al pecho, agradecido.

Salimos de la oficina, él con aires de triunfo y yo derrotada. Siento sus pasos nuevamente tras de mí y volteo rápido para afrontarlo y dejarle las cosas claras. Odio perder mi tiempo y que no se hagan las cosas como espero que resulten, más estar al cuidado de un tipo más alto que yo y pésimo actor, mujeriego y coqueto.

☘ Aᴛʀᴀᴘᴀᴅᴏs ☘ || Jᴇᴏɴ JᴜɴɢᴋᴏᴏᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora