Raúl Quedé Embarazado

28.

Esa noche, se quedaron en casa de los padres de Raúl, Borja fue hospedado en la habitación de huéspedes, y Raúl se quedó en su habitación de toda la vida.

Los pósters de raperos underground, la pintura color azul obscuro en las paredes y las estrellas brillantes continuaban iluminando su cuarto por las noches, aquellas que siempre le ayudaban a conciliar sueño en noches dificiles.

No esta vez.

Dio vueltas y vueltas en su cama revolviéndolas hasta sacar la funda del colchón. Continuaba sin poder creer el ultimátum que sus padres le dieron, simplemente le resultaba imposible de creer.

Respiro hondo y se levantó de su cama, era inútil seguir acostado cuando no podía mantenerse quieto. Salió de su cuarto para ir por un vaso de agua a la cocina, en medio de la penumbra de las habitaciones sus pies se detuvieron frente a la habitación de invitados, miró la madera de la puerta, sus dedos cosquillearon y sin pensarlo, los nudillos chocaron contra la madera, produciendo ligeros toques pero audibles para quien se encontrara al otro lado.

-Pase -Anunció Borja en un susurro.

Raúl abrió la puerta y miró a Borja, sentado bajo las sabanas con las rodillas pegadas al pecho y su mirada cristalina.

-¿Tampoco puedes dormir?-Preguntó a Borja, cerrando la puerta tras entrar a la habitación.

Borja negó con la cabeza y miró hacia su ventana.

-Traté, pero mi cabeza esta mas interesada en solucionar las cosas. No quiero que tus padres dejen de hablarte Raúl, no por un error que no fue solamente tu culpa, aunque tampoco pienso que casarnos sea la solución, no quiero casarme por obligación, no quiero darle esa vida a mi hijo, no se merece crecer con unos padres que no pueden contarle una bella historia de amor como todos los demás, no se merece una mentira y tu tampoco te mereces estar atado a alguien como yo.

Raúl se sentó en la cama y miró atentamente a Borja.

-¿Alguien como tú? -Preguntó sin entender -¿A qué te refieres?

Borja rascó su cuello e hizo una mueca, sus ojos seguían fijos en la ventana.

- Tú lo diste todo por Miguel Ángel en su momento, Raúl. Tu lo amaste ciegamente sin miedo a nada, sin miedo a lo que pasó, eres una persona especial porque tu sabes lo que es amar incondicionalmente y yo -Respiró hondo- Yo nunca he amado a nadie, siempre me ha dado miedo darlo todo por alguien y lo escondo detrás de mi barrera de chico frio e insoportable -Se encogió de hombros- Cuando Guillermo me engañó, todos pensaban que no me dolió porque no lo quería, no fue asi, fue porque yo sabia que en cualquier momento podía dejarme, así que me decidí a no encariñiarme, ni quererlo, solo así podía cuidarme a mí mismo. Era por eso mismo que te creí un tonto cuando te conocí, porque solo un tonto se enamora.

Las lagrimas comenzaron a caer de sus ojos, pero no emitio sonido alguno.

-Es por eso que no debes de estar atado a mi, Raúl -Limpió sus lagrimas- No permitiré que seas atado a una persona tan podrida como yo.- Negó con la cabeza.