Raúl Quedé Embarazado

36.

El baby shower resultó ser una experiencia maravillosa para Borja, la comida fue una delicia y cabe destacar que probó de todo lo que había. Pero Samuel no solo fue espléndido en la comida, también en los postres, a parte del pastel, Sam trajo todos los postres favoritos de Borja, el menor de todos aún no sabe cómo le hizo para que en su estómago cupieran todas esas exquisiteces y no explotara en la misión. Luego pasaron a los típicos juegos de baby shower, las mujeres jugaron a ponle el pañal al bebe" y los hombres a "dale el biberón al bebé", vaya que rieron, sobre todo Borja. No creyo que los baby showers fueran tan divertidos, ahora entendia porque las embarazadas siempre los hacian.

Cuando la tarde llegó, se acercaba la culminación del evento, solo faltaba la parte de abrir obsequios. Borja fue sentado al centro mientras que los invitados reunieron sus sillas en un semicírculo frente al embarazado y los regalos fueron puestos a los lados de Borja en mesas para que le fuera fácil tomarlos.

-iUn biberón! -Gritó Borja tras abrir el décimo regalo de la tarde.

A pesar de ser un regalo de lo más usual, los gritos de emoción no se hicieron esperar.

Tomó otro regalo entre sus manos y lo llevó a su regazo. Tiró del papel para sacar el relleno, estaba por separarlo de la envoltura a la vez que lo anunciaba.

-Un..

-iEres un hipócrital- Gritó una voz gruesa, de hombre, mientras unos fuertes pasos se escuchaban cada vez mas cerca.

Borja alzó la mirada por arriba de los
invitados, justo en la entrada y la persona que vio allí, caminando hacia su persona, le heló la sangre.

-iEres un oportunista! Admitelo -Ordenó Mangel, alias ex novio de Raúl, caminando hacia Borja sin detenerse, sin si quiera importarle los invitados o la escena que estaba provocando -Viste la oportunidad perfecta para enganchar a Raúl en cuanto terminamos, claro, creiste tener tu vida asegurada, ¿No? -Para ese momento Mangel estaba frente a Borja y se inclinó hacia el embarazado para decir lo siguiente - Pero te diré una verdad, Raúl me ama a mí, no a ti.

Borja sintió una opresión en el pecho, pero se negó a llorar y a contestarle.

-Basta Mangel -Pidió Raúl caminando hasta estar entre ambos, de frente a Mangel. -Déjalo en paz, vámonos, debemos de arreglar las cosas.

Mangel parecía satisfecho con las palabras de Raúl, ya que no tuvo ningúnbproblema con sonreír sin vergüenza e ir caminando a lado de Raúl hasta la salida y luego desaparecer a quien sabe donde.

Prometiste no alejarte Raúl , ni un centimetro.. Su pecho se hundió un poco más y su pequeño frijolito comenzó a moverse y patalear, al parecer el tampoco queria que su otro papá se fuera.

Nadie hablo, pero tampoco nadie actuó, no sabían que hacer.

- Me quiero ir -Dictó Borja finalmente - Quiero irme a mi casa ahora -Pidió a nadie en concreto.

Samuel junto a Rubén, Alex, Guillermo y David, se acercaron a Borja para rodearlo y bloquear las miradas curiosas de los demás.

- Yo me encargare de llevar a Borja a su casa, Doblas tu manten a mis padres y a los padres de Raúl ocupados, Borja no está en momento de ser cuestionado. Guille y David encárguense de que todos los invitados se vayan. Alex, llevate todos los regalos en tu auto, yo volveré para entregar el salón. Vamos.

Tras las instrucciones, cada uno hizo su parte y Borja fue llevado por Samuel hasta el auto casi cargado, pues sus piernas temblaban sin control y el peso ganado por el embarazo no ayudaba a la situación.

En todo el camino hasta su departamento Borja no hablo, ni siquiera cuando Samuel lo dejo en casa y le obligo a prometer que si necesitaba algo lo llamaría. El embarazado se recostó en su cama y no salió de allí, necesitaba de Raúl para saber que todo marcharía bien, en su espera por la llegada del mayor, el sueño le ganó y no despertó hasta el día siguiente.

Borja rápidamente se levantó y fue hasta el cuarto donde dormía el padre de su hijo.

-¿Raúl? -Llamó antes de entrar, pero el cuarto estaba vacío con la cama intacta.

Un fuerte miedo se instaló en su pecho, a la vez que caminaba a la sala, aferrándose a la esperanza de encontrarlo dormido en el sillón cómo aveces acostumbraba. Sin embargo, el sofá estaba sólo e intacto, miró a todos lados, la presencia de Raúl no estaba en ninguno de esos lados.

- Miguel Ángel tenía razón, Raúl lo ama a él, no a este desafortunado inconveniente. -Dijo para sí mismo.

Allí, en la sala de su departamento, sentado en el sillón, con las manos sosteniendo su rostro y las lágrimas rodando entre sus dedos. Borja se desahogó hasta prometerse a si mismo olvidarse de lo que siente por Raúl.

Hay veces que el amor no es para todas las personas, eso fue lo que Borja entendió aquella mañana.