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La sala de partos de un hospital privado se diferencia por su amplio espacio, privacidad y eficiencia en la rapidez del procedimiento médico

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La sala de partos de un hospital privado se diferencia por su amplio espacio, privacidad y eficiencia en la rapidez del procedimiento médico. Sin embargo, el único que no estaba preparado para este parto era el propio embarazado.

- Duele, duele como la mierda -Gruñó Borja en la cama con sus piernas retorciéndose y las manos bien agarradas en la sábana blanca. -Puta madre, duele, carajo.

Tanto las enfermeras como el doctor estaban rojos de la vergüenza al no saber qué hacer con el nada propio vocabulario del embarazado, pues debían esperar a que las contracciones fueran más frecuentes para que el bebé se acomodara y así comenzar con el procedimiento.

- Ya no aguanto, ¡sáquenlo! ¿Qué no se dan cuenta de que mi bebé quiere salir, idiotas? ¡Ayuda!

- Es suficiente, dejen pasar a sus familiares para que lo controlen, si escucho una grosería más, no podré ir a la iglesia con la mente limpia - Ordenó el doctor a una de las enfermeras.

La enfermera salió corriendo a seguir las órdenes del doctor, pero la enfermera volvió corriendo y sola.

-¿Qué pasó?- Preguntó el doctor.

-¿Cuantos familiares dejó pasar? Porque querían entrar seis -Preguntó la enfermera.

El doctor suspiró pensando.

- Cuatro y ni uno más -Dictó.

La enfermera asintió y fue en busca de los cuatro familiares solicitados.

-¡Borja! -Gritaron los cuatro familiares entrando a la sala, se trataba de su hermano, Rubén, Raúl y Alex.

- Hijos de puta, ¡Ah duele!, ¿Dónde carajos estaban? No puedo solo, bastardos -Su cara estaba roja de la presión y sus ojos no paraban de lagrimear.

El primero en tratar de acercarse fue Samuel, pero su mano fue jalada por Borja hacía su boca e inmediatamente mordida hasta sacarle un buen grito a su hermano mayor, luego Rubén trató de calmarlo haciéndole masajes, pero Borja jalo de sus cabellos hasta casi dejarlo calvo.

-iCon un demonio, Borja! -Aulló Rubén alejándose.

Alex tragó en seco y empujó a Raúl.

- Ahora es tu turno, Raúl, te toca, tú lo embarazaste -Comentó Alex -Yo solo quiero ver y grabar -Argumentó ganándose una mirada furiosa por parte de Raúl.

- Bien -Aceptó acercándose a Borja.

El menor miró fijamente a Raúl mientras sus ojos seguían expulsando lágrimas.

- Calma, Luzu. Ya estoy aquí y no te voy a dejar -Aseguró, acariciando con sus dedos la suave cara de Borja en un intento de calmar su dolor.

- Promételo, bastardo -Pidió entre quejidos y aullidos de dolor -Prométeme que no nos dejarás aunque compartas tu vida con Miguel, prométemelo.

Raúl Quedé EmbarazadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora