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Basto una sola noche para que ambos dejaran de lado sus diferencias y rencores.
Basto de unos cuantos síntomas paraligarlos de por vida.
Y basto con tres palabras para cambiar el restos de sus vidas:
- Raúl, Quedé Embarazado.
Bo...
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Estuvieron tres días en la casa de los padres de Borja, tres días donde su madre consintió a Borja al máximo,le preparó todos sus platillos favoritos, también le ayudaba cuando tenía náuseas y le daba tés que le ayudaban con los mareos repentinos. Mientras tanto, Raúl era interrogado una hora al día por el padrastro de Borja, tratando de sacarle información acerca de cómo sucedió todo entre ellos, lamentablemente para el padrastro, Raúl no dio su brazo a torcer y se mantuvo callado acerca del asunto. No lo hizo por él o porque le apenara contarlo, claro que no, era porque a sus padres no le agradaría nada la idea de saber que su hijo se emborracho y tuvo relaciones con la persona que juro odiar.
Bien dicen que la ignorancia lleva a la felicidad.
El dia de su partida, su madre prometió ir lo mas pronto posible a Barcelona para cuidarlo y organizar su baby shower, se veía emocionada, sus ojos sacaban destellos y se veía muy radiante.
Mientras tanto, el señor Vázquez despidió a Raúl estrechando sus manos, dio un fuerte apretujón a la mano de Raúl quien solo hizo una mueca y se despidió con una sonrisa.
-Cuidalo bien- Pidió/Ordenó el señor Vázquez.
Raúl solo asintió mordiendo sus labios por el dolor.
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De camino a Valencia, Borja se quedó dormido, su boca semi abierta lanzaba ligeros silbidos y un hilo de baba adornando su comisura derecha. Era muy tierno de ver, Raúl tuvo ganas de tomarle una foto pero su sentimiento de protección fue más grande y decidió no hacerlo con tal de no despertarlo.
Si Borja queria dormir, dormiría.
La llegada a Valencia fue una inyección de recuerdos para Raúl, a donde sus ojos se posaban recordaba algo diferente. Ya en su vecindario, casi llora al ver los restaurantes a los que solía ir con sus padres, a los que solía ir con sus antiguos amigos y también, en el que fue su despedida antes de irse a Barcelona.
Su corazón se lleno de calor y alegría por los felices recuerdos arraigados en las espaciosas calles, cada árbol y casa seguían iguales a como el día que se marchó. La casa de sus padres aun conservaba ese tono naranja apagado, el jardín frontal continuaba lleno de esplendor con el pasto verde y flores de diferentes tonos y colores, las ventanas decoradas por cortinas color crema y el camino de piedras hacia la casa era exactamente igual. Hubiera sido como si el tiempo no hubiera transcurrido de no ser por el nuevo coche de sus padres, el viejo Hyundai rojo fue cambiado por un hermoso KIA Optima blanco, desentonaba con la casa familiar y vieja, Raúl pensó que la idea de comprar aquel coche fue seguramente de su padre, siempre quiso un auto nuevo, blanco y que no fuera destruido por su hijo Raúl.
