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Los meses de embarazo de Borja pasaron como un suspiro, estaba a finales de su octavo mes y la felicidad emanaba no sólo de los padres, si no también de todos sus amigos

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Los meses de embarazo de Borja pasaron como un suspiro, estaba a finales de su octavo mes y la felicidad emanaba no sólo de los padres, si no también de todos sus amigos. Cada mes fue como una vida nueva entera para Borja.

El primer y segundo mes, no dejo de llorar por cualquier cosa, llegaron al punto de comprar pañuelos a diario, patrocinados por Raúl.

Tercer mes, era el Borja mas feliz de la vida a su vez, los antojos de comida empezaron. Comió a diario helado suave, más de una vez Raúl tuvo que salir a las doce de la noche a conseguirle helado fresco, porque si no, Borja no lo comía.

Cuarto mes, se enojaba por cualquier cosa, a parte el picante fue el mejor y único amigo de Borja en todo el mes. Comía picante en sopas, comidas, cenas, hasta en los postres, ¿Pueden creer que mandaron a hacer un helado de frutos rojos con picante especialmente para Borja? Si, a ese punto llegaron sus enojos y antojos.

Quinto mes, debido a tanto picante Borja tuvo que levar una dieta blanda por todo el mes, a pesar de sus antojos por cosas saladas, todos debieron de guardar sus ganas de consentirlo y evitar sus ojos para no caer en la tentación de desobedecer las ordenes del doctor. Fue difícil, pues ese mes los sollozos y enojos se combinaron haciendo de Borja un bipolar sin remedio.

Sexto y séptimo mes, fueron los meses de postres y calorías sin control alguno, al parecer Borja desarrollo una dependencia a todo lo dulce esos dos meses. Literalmente era pasar por una postreria, entrar y no salir hasta que Borja probará cada postre del lugar. Lo único bueno de todo el mes fue que toda la azúcar mantuvo a Borja calmado y feliz, todos sus amigos lograron estar más relajados en presencia del embarazado.

Octavo mes, fue el que mas sufrieron los terceros, Borja se le antojaba todo, de verdad, todo, comida dulce, salada, pan, helado, dulces, frituras, postres, etc. Pobre del que le respondiera a la llamada de Borja, porque no importaba lo que hacía o cuan importante era en el momento, debía conseguir el antojo de Borja si no quería sufrir la ira del embarazado.

Ahora solo quedaban las sorpresas del noveno mes.

-¡Raúl! -Gritó Borja a pleno pulmón un lunes por la mañana.

El padre de su hijo comenzó a quedarse en el departamento del menor tras el cuarto mes, debido a que aveces Borja sufría dolores o se espantaba por las sensaciones que sentía en su estómago, fue más fácil para Raúl quedarse a dormir que regresar cada mañana y cada noche para ver cómo se encontraba Borja o para enterarse y conseguir lo que quería para desayunar. Su estomago era enorme y según Borja pesaba mucho por lo que se cansaba con facilidad, a menudo lloraba por sentirse un inútil, Raúl siempre solucionaba ese llanto con chocolate, era el único alimento que calmaba los sollozos del embarazado.

El nombrado entró, corriendo al cuarto del menor en bóxer y a medio poner de una camisa.

-¿Qué pasa? ¿Estás bien?-Preguntó ya con la camisa puesta y los ojos aun adormilados.

Raúl Quedé EmbarazadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora