Un pueblo.
Un psicópata.
Muchos cuerpos.
Y ningún sospechoso.
Un joven llamado Manson, se vengará a sangre fría por la muerte de su hermana menor captando la atención de un asesino letal entre las sombras quien lo obligará a cometer homicidios a cam...
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Continuación del capitulo anterior
—Lamento mucho que esto te esté pasando, mi Corazón noble.
Ambos estábamos en la sala, sentados en el sofá. Mi abuela me hablaba y acariciaba mi cabello, yo me recostaba en su regazo como un niño indefenso.
—Escúchame hijo, ya no tienes nada que hacer aquí —continuó—. Nos iremos a mi país y ahí terminarás tu último año de preparatoria. Vivirás conmigo, no dejaré que nada malo te pase.
—Está bien, abuela —acepté.
No queria hablar, sabía que lloraría si le explicaba lo que recién pasó. Aún me costaba aceptar las cosas, mi madre ya no estaba, no la volvería a ver. Me sentía traicionado, ella más que nadie supo cuánto sufrí cuando papá murió y aún así me dejó solo.
—Abuela, me siento muy cansado, me iré a dormir.
Ella me dedico una mirada de tristeza y aceptó.
—Que descanses, mi Corazón noble. En dos semanas nos vamos —asentí sin decir nada y me dirigí de imediato a mi habitación.
Quería desahogarme, así que me tiré sobre la cama y lloré, extrañandola, amandola, deseándola de vuelta. Recordé la carta que sostenía antes de irse, así que la saqué, la desenvolví con cuidado, y con lágrimas en los ojos empecé a leer.
Hola, querido hijo.
Lamento mucho hacerte pasar por esta situación, sé lo mucho que sufriste cuando tu padre murió. Te juro que traté de sacarte adelante, te di lo que pude y sin embargo, me odio por no haberte dado tiempo, no haberte dado suficiente amor. Sé que la mayor parte del tiempo estabas solo, y lamento no haber podido cambiar eso.
Hace tiempo que me aleje de ti, jamás me lo perdonare, pero quiero que me perdones hijo mío, te amo con todo mi corazón, pero esto lo hice por mí... Y voy a explicarte porqué.
Hace mucho tiempo atrás empecé a salir con mi jefe, el doctor Joan Tórrez, tuvimos un par de citas como amigos, pero él siempre quería más. Una noche me dijo que lo acompañara a su casa, que quería hablarme de algo muy importante, por lo que accedí. Al llegar y sentarnos, me invito a un café, yo lo tomé y empecé a tener sueño... Ese cafe tenía una droga que me hizo quedarme dormida. Antes de perder el conocimiento, me dijo que esa noche sería suya.
Cuando desperté, todo me dolía. Hijo mío, ese hombre me drogó y me violó, y no fue la única vez. Después me amenazó con quitarme mi empleo si decía algo sobre lo sucedido, yo no podía perder mi empleo, así no podría sustentarnos a ambos.
A partir de ese día, me senti usada, vacía... me daba asco mi propia persona. Me sentía miserable, pero no podia denunciarlo, porque sabía que aun con eso, sus contactos harían que saliera libre y yo perdiera mi trabajo.
