Capítulo 6

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Un mes después

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Un mes después...

Estaba en mi última hora de clase, viendo distraídamente por la ventana. El clima estaba un poco frío y el aire helado se metía por las ventanillas, la temperatura estaba bajando, anunciando que una fuerte lluvia está por caer.

Contemplaba cómo las nubes se elevaban para formar esas tempestuosas cumulunimbus —o como sea que se llamen—. Amaba los días lluviosos, siempre la temperatura está helada y siento que la naturaleza esta en sincronía con mi alma: todo gris, frío y sin señales de luz.

Solo gotas de melancolía y recuerdos que transmiten calma hasta que los rayos empiezan a caer como si Zeus estuviera teniendo una guerra.

—Señor Manson —escuché la irritante voz del profesor Rojas, interrumpiendo mis pensamientos. Se dirige a mí, creo que se dio cuenta de que estaba en otro mundo—. Ponga más atención a mi clase o tendré que mandarlo a observar la ventana desde la dirección.

—Como sea —murmuré, rodando los ojos.

La clase de literatura era muy aburrida, que sinónimos, antonimos y bla, bla, bla. Eran temas que me daban sueño. Brisna estaba a mi lado como siempre, dibujando en su cuaderno para distraerse mientras fingía poner atención de vez en cuando.

Había pasado un mes y mi vida se basaba en estudios y dormir, no tenía tiempo para más cosas. Además, al no era muy sociable, no salía a fiestas ni mucho menos, solo me encerraba en mi habitación a leer o estudiar.

De vez en cuando iba al viñedo a distraerme un poco, en una de esas pequeñas visitas encontré una puerta oculta al fondo del almacén, estaba sin llave y tenia una escalera que conducia a un sótano. Al parecer, antes almacenaban el vino ahí, pero ahora solo era un espacio con cajas y cosas cubiertas de polvo.

En mi mente, al ver ese lugar, me imaginaba torturando personas. Ese sótano estaba prácticamente aislado de todo, el ruido quedaría atrapado en las paredes. Aunque gritaran y suplicaran por ayuda, nadie escucharía.

Cuando por fin la aburrida clase terminó, todos los alumnos se levantaron de su asiento para dirigirse a la puerta de salida.

Dirigí mi vista a Brisna, últimamente el brillo en sus ojos era más opaco, con un semblante triste. Su actitud ya no era tan alegre, era más reprimida. En todo ese mes llegué a conocerla mucho, era mi mejor amiga; me habia contado mucho sobre su vida, así que yo también lo hice —omitiendo mi psicopatía, si así podía decirle—.

Me preocupaba y me dolía verla así.

Cuando le conté sobre la muerte de mis padres y cómo falleció cada uno, me abrazó muy fuerte y se quedó ahí. Me hizo sentir bien contárselo, me hizo quitarme una carga de encima.

Ella me contó que cuando era más pequeña, fue enviada a un internado, fueron tiempos espantosos para ella. Su madre la golpeaba cuando se emborrachaba, y su hermanastro intentó abusar de ella. Al intentar decírselo a su padre, él solo la tomó como mentirosa. Pero claro, eso era cuando era más pequeña, ahora su vida era normal. Al menos eso me daba a entender.

Manson© ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora