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Con un poco de pereza me incorporé al escuchar el despertador, sin abrir los ojos estire la mano hasta encontrar el botón para silenciar el molesto sonido. La mayoría de los días me despertaba con la mejor actitud pero ese día era la excepción, la noche anterior había asistido a una fiesta de una  amiga y apenas había logrado dormir 4 horas, podía sentir el cansancio en cada parte de mi cuerpo y agradecía no haber bebido en exceso.

Tras unos minutos de haber estado sentada en la misma posición, deslice mis piernas y, sin tomarme la molestia de colocarme las pantuflas, me puse de pie para dirigirme directamente al baño. Mi día no estaba muy atareado pero aún así decidí omitir mi rutina de ejercicio sólo por ese día, después de una refrescante ducha me coloqué una playera larga y unos shorts para estar cómoda por el resto de la mañana. Me dirigí hasta la cocina para preparar mi cotidiana taza de té, mientras esperaba a que el agua se calentara lo suficiente caminé hasta la alacena para sacar las galletas que me había enviado mi abuela junto con una nota donde me recordaba lo mucho que me quería.

Una vez que terminé de beber mi té volví a revisar la hora y al ver que aún tenía dos horas de tiempo libre me dispuse a aspirar mi departamento, aún con las sugerencias de parte de mis amistades sobre contratar a otra persona para la limpieza yo me rehusaba, ese tiempo que le dedicaba a la limpieza y a la cocina me hacía sentir un poco más cerca de mi familia. No era un secreto que la relación con mi familia era muy fuerte y siempre lo expresaba, tenía varias amistades y disfrutaba mucho los momentos que pasaba con todos ellos, pero nada se igualaba con mi familia, por ello mi día favorito del año era el día de gracias, ya que era el único día de cada año que estaba segura que estaría con ellos.

Al ver que mi tiempo se había reducido a una hora libre decidí que era tiempo de arreglarme para la pequeña reunión que había organizado la agencia de modelos. No era nada formal, por lo que una blusa y unos cómodos shorts serían suficiente, después de un poco de máscara para pestañas y de un color rojo para sus labios  ya estaba lista, el cabello reposaba sobre mis hombros en pequeñas ondas naturales. En una pequeña bolsa metí las cosas indispensables antes de salir del departamento, bajé por el elevador hasta el estacionamiento y caminé hacia el automóvil amarillo, una vez adentro de éste me dirigí hasta la dirección que me habían mandado con ayuda del GPS, ya que a pesar de llevar años en la ciudad aún solía perderme con facilidad.

Bajé del automóvil al llegar al jardín privado que habían reservado y no había duda sobre el buen gusto que tenían. Caminé sobre el pasto e internamente me agradecía por haber elegido unas sandalias, con tacones no habría aguantado más de una hora, busqué con la mirada a mi amiga y cuando la encontré dirigí mis pasos hacia ella.

- Por un momento creí que no vendrías. - dijo Barbara antes de saludar con un beso en la mejilla y un corto abrazo. - Vaya noche la de ayer.

- Te dije que no bebieras mucho. - respondí divertida al recordarla cantar "Sucker" sobre la barra. - ¿No has pensado en iniciar tu carrera como cantante?

- Oh cállate. - la sangre inundó sus mejillas al recordar la noche anterior. - Le haría competencia a Niall y probablemente lo opacaria con mi talento. - se encogió de hombros siguiéndome el juego.

Barbara y Niall habían iniciado una relación desde un mes atrás y las cosas iban muy bien entre ellos, claramente estaba muy enamorada de su novio y podía asegurarlo al ver el brillo en sus ojos cada vez que hablaba de él.

El tono de llamada del celular de ella interrumpió mis pensamientos y deduje quien era al ver la sonrisa que se había formado en su rostro al contestar la llamada, con un pequeño gesto se disculpó Barbara y la observé caminar hacia el estacionamiento. Sabiendo que había ido en busca de su pareja caminé hasta una cómoda banca y agradecí con una sonrisa cuando me ofrecieron una copa de vino, llevé la copa hasta mis labios y disfruté del sabor del licor.

- Me voy por unos segundos y tú huyes de mí. - reclamó la rubia que llegaba junto con su novio con los dedos entrelazados.

- Creí que se tomarían su tiempo. - respondí apenada dejando la copa a un lado para después ponerme de pie.

- No le hagas caso Taylor. - Niall respondió con una cálida sonrisa antes de saludarme con un beso en la mejilla. - ¿Cómo has estado?

- Bien, aunque este clima no sea de mi agrado. - confesé arrugando la nariz con disgusto.

- Es una chica de climas fríos. - comentó Barbara con orgullo al conocerme bien.

El rubio soltó el agarre de sus manos y pasó su mano por la cintura de su novia, acercando un poco más su cuerpo y obteniendo una tierna sonrisa de parte de ella. Un carraspeo atrajo la atención de los tres, no era necesario una presentación para saber de quién se trataba pero aún así opté por no decir nada.

- Lo siento, no encontraba los baños. - dijo apenado con las manos ocultas detrás de su espalda.

Escuchar su ronca voz me había puesto la piel de gallina, traté de disimular acomodando mi cabello sobre los hombros.

- Lo supuse. - respondió su amigo con un toque de burla en su tono de voz. - En fin... Taylor déjame presentarte a Harry, estuvimos juntos en la banda. - añadió señalando a su amigo. - Y ella es Taylor, es amiga de Barbara y ahora también mía.

Harry me miró directamente a los ojos con una sonrisa y con el brazo extendido, un poco nerviosa le regalé una sonrisa radiante y estreche nuestras manos.

- Un gusto conocerte Taylor. - comentó con una sonrisa de lado sin soltar mi mano.

- Igualmente Harry.

Golden. | H.S. | ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora