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17 de marzo del 2019.

Carpetas de diferentes tamaños cubrían por completo la mesa del comedor principal, cada una perfectamente ordenada por la abuela de la familia, quien con mucha concentración realizaba la lista de los invitados junto a su familia.

Elizabeth Hill al ser fundadora de una organización para jóvenes con enfermedades terminales llamada "To the Young", cada dos años organizaba una fiesta con el propósito de recaudar fondos y poder ayudar a la mayor cantidad posible de personas. En esta ocasión el propósito era recaudar el triple de la cantidad del último evento y de esta manera se podría expandir el apoyo para adultos.

Bajo su total confianza, Harry al ofrecer su apoyo y Taylor eran los encargados de la decoración, desde el tipo de manteles que se usarían hasta la iluminación, tarea que no parecía causarles ningún conflicto al realizarla juntos. Sus gustos a pesar de ser diferentes se complementaban a la perfección, sabían que su abuela quedaría encantada con su trabajo.

Estando a tan sólo tres horas de tomar su vuelo, un concentrado Harry terminaba de acomodar las muestras de las telas en la carpeta asignada, con su ceño ligeramente fruncido y una pequeña sonrisa al escuchar la voz de su amada. Y a un lado estaba una animada Taylor, eligiendo los arreglos florales del recibidor sin dejar de argumentar la razón por la que Colorado era uno de los mejores lugares del país.

Sintiendo sus extremidades adormecidas al haber estado sentada en frente de la portátil por más de dos horas, la castaña estiró sus brazos y se tomó un momento para prestarle mayor atención a su pareja, viéndolo de perfil observó la manera en la que apretaba su labio inferior con sus dedos antes de realizar alguna acción y después sonreía levemente. La distancia era un factor que determinaría su futuro y en su interior sentía temor de perderlo, pero no estaba lista para enfrentar esa idea y se mantenía positiva, con el amor que sentía el uno por el otro era suficiente, ¿o no?.

Sabiendo que era observado, Harry deslizó el brazo hasta alcanzar su mano y posteriormente llevarla hasta los labios, dejando un beso sobre esta y regalándole una de sus mejores sonrisas. Él también estaba consciente de lo que iban a enfrentar, por primera vez tenía a alguien a quien perder por uno de sus mayores sueños desde que era niño y el simple hecho de pensarlo le causaba escalofríos.

Llegada la hora de partir, el rizado se despidió de toda la familia excepto de su novia, quien se había negado a dejarlo ir al aeropuerto solo. Teniendo todas sus pertenencias acomodadas en sus maletas salieron de la residencia Hill para dirigirse al aeropuerto. Harry eligió el camino más largo, a baja velocidad y deteniéndose en cada semáforo aunque estuviera en color amarillo, no hacía falta que ella le preguntara la razón por la que lo estaba haciendo, aprovechando cada momento posible se acercaba a él para besar sus mejillas o simplemente entrelazaba sus dedos sin distraerlo del camino.

Para cuando Paul apareció en su campo de visión, sentado en la sala de espera privada, Taylor no fue capaz de reprimir un suspiro lleno de nostalgia, por días había tratado de hacerse a la idea pero la realidad era más dura de lo que había pensado. Deteniendo sus pasos, Harry apenas y tuvo tiempo de dejar su maleta en el piso para recibir a su amada entre sus brazos, sintiendo la respiración entrecortada de ella en su cuello supo que no era el único en sentirse temeroso al futuro. Tomó una larga respiración y el aroma de vainilla de la larga melena castaña llegó a sus fosas nasales, un olor que deseaba recordar por el tiempo que tuvieran que estar separados y por el resto de su vida.

- Quisiera que te quedaras. - Susurró ella sobre su pecho. - Pero deseo que sigas cumpliendo tu sueño Hazz.

- Por eso y más es que te amo cariño. - Tan sólo se alejó unos centímetros para poder sujetar su mentón y elevarlo, haciendo que el color celeste y azul se unieran. - Un mes y volveremos a ver nuestras películas preferidas junto con una rebanada de tu pastel favorito y una taza del té que te encanta.

- Y tu café de Beachwood. - Complementó con una tierna sonrisa.

Harry observó cada detalle su rostro que conocía a la perfección, las pequeñas arrugas que estaban en las esquinas de sus ojos, la sombra que generaban sus largas pestañas, su pequeña nariz, sus rosados labios que usualmente se encontraban entre sus dientes y sobre todo, sus mejillas sonrojadas por su mirada. Con el pulgar acarició la suave piel de su mejilla y ella cerró los ojos disfrutando de la caricia, sus labios se unieron en un largo beso que ninguno hubiera querido terminar.

- Ten un buen viaje Hazz, te amo. - murmuró aún sobre sus labios y seguidamente le dio varios cortos besos.

La risa del castaño ante su gesto le llenó el corazón de felicidad, hacerlo reír o sonreír era una de sus acciones favoritas y lo disfrutaba. Rozando el collar de perlas que se encontraba alrededor del cuello de él, finalmente se alejó para dejarlo ir.

Abrazándose a sí misma en el mismo lugar, sintió su pecho contraerse al ver a Harry caminar lejos de ella, negándose a mostrarse débil le regaló una sonrisa cuando él volteó por última vez y se despidió con un gesto, pudo leer de sus labios un perfecto "Te amo" y grabó esa imagen en su mente.

El regreso a la casa se hizo más largo de lo que esperaba, la familiar risa ausente era la razón de ello, pero lo que no veía venir fue el vacío que sintió aún estando rodeada de su familia, no sentía el cálido ambiente de los días anteriores y fue en ese momento donde comprendió la frase que su abuela le repetía, "el hogar es donde el corazón pertenece".

Golden. | H.S. | ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora