》XXIV

425 30 2
                                    

12 de mayo del 2019.

París era la ciudad testigo del crecimiento de la carrera de Taylor Hill, siendo partícipe en la elaboración y promoción de una nueva fragancia, junto a Michael Shank, y liderando una campaña para fomentar el apoyo a la comunidad LGBT. Aún con su agenda llena los siete días de la semana aprovechaba cada momento libre para mandarle mensajes a su pareja y cuando llegaban a coincidir en los horarios llegaban a hablar por llamada.

El mes que estarían separados estaba por extenderse a dos, sus apretadas agendas no les permitían comunicarse con regularidad y mucho menos poder verse, y a pesar de que ninguno quería admitirlo, su relación empezaba a estar en la cuerda floja.

Manteniendo sobre sus piernas a su cachorro y dejando caricias por detrás de sus orejas, observaba su celular esperando recibir un mensaje o una llamada antes de que volviera a ser llamada para la sesión de fotografías que serían utilizadas para la promoción de la fragancia. La pantalla no se iluminó en ningún momento, así que al escuchar su nombre volvió a dejar a Tate entre los brazos de una animada Ivy y se reunió con Michael en frente de la cámara, preguntándose por cuánto tiempo más podrían soportar la situación.

En Los Ángeles las cosas no eran muy diferentes, con la producción de su segundo disco y diferentes proyectos, Harry apenas tenía tiempo para descansar o comer y aún en esos momentos era interrumpido por más tareas pendientes. Jeff lo observaba desde el sofá, a simple vista Harry parecía estar concentrado en las cuerdas de su guitarra pero al conocerlo sabía que realmente estaba perdido en su mente y la razón era obvia.

Resignado a que ese día, como los anteriores, no llegarían ideas para terminar su canción dejó la guitarra a un lado, sacando el celular de su bolsillo y una débil sonrisa apareció fugazmente en su rostro al ver una foto de su novia junto a su cachorro de la noche anterior, pero un ceño fruncido la reemplazó al ver otra fotografía de ella junto a Michael. Harry nunca había sido una persona celosa, pero a simple vista cualquier persona se podía dar cuenta de que Michael no la veía como una amiga y lo comprobó en su fiesta de cumpleaños, aunque realmente su molestia en ese momento era que lo envidiaba por poder estar a su lado mientras él estaba a cientos de kilómetros de distancia y sin poder hacer nada al respecto.

~

09 de junio del 2019.

La sonrisa que se extendía en su rostro al escuchar la ronca voz del rizado era la más sincera en las últimas semanas y hasta se podría decir en meses. Con su cachorro dormido sobre sus piernas cruzadas, Taylor lo veía a través de la pantalla de su portátil.

- El otro día Mitch llegó con una caja de donas al estudio y son las mejores del mundo. - afirmó Harry desde la habitación principal de su casa de L.A.

- ¿Mejores que las de Beachwood? - cuestionó con diversión la castaña, acariciando las orejas de Tate con delicadeza para no despertarlo.

- Definitivamente no. - contestó sin dudarlo. - Las de Beachwood son más deliciosas.

Ambas habitaciones situadas en diferentes continentes se quedaron en silencio, ninguno reunía suficiente valor para hablar sobre su relación y la falta de comunicación. Taylor dejó salir un suspiro de cansancio, acción que no pasó desapercibida por el rizado.

- Hay ciertos temas que deberíamos hablar Hazz... - volvió a posar su mirada en la pantalla.

- Lo sé cariño pero si vamos a hablar sobre ello no quiero hacerlo estando separados por cientos de kilómetros. - respondió pasando una mano por sus rizos. - Podríamos aprovechar la fiesta de Niall para hablar tranquilamente antes o después.

- Aún no estoy segura de estar libre esos días Hazz. - frunció ligeramente su ceño.

Harry veía con atención su rostro y sintió una presión en su pecho al no verla sonreír como solía hacerlo cuando hablaban, internamente se preguntó si ella estaría mejor sin las complicaciones de una relación a distancia y seguidamente sintió una presión en su pecho.

- No puedo hacer una promesa que no sé si podré cumplir. - continuó hablando con la mirada perdida en el fondo de la habitación. - Pero haré todo lo posible.

Esa respuesta convenció al rizado, quién esbozó una pequeña sonrisa. Aunque ella no pudiera asistir, él vería la forma de escaparse unos días de su trabajo para poder estar juntos y tratar de solucionar los problemas que comenzaban a tener.

- En dos semanas estaremos en casa. - sus palabras la hicieron suspirar, tenía la esperanza de que eso sucediera.

Golden. | H.S. | ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora