─ "Pensé que no tenía nada que ofrecer, no era especial, entonces, ¿que podría querer de mi? Y le creí ciegamente cuando me dijo que era flor mas blanca del jardín, tan puro... Hasta que me contaminó con su sangre..." -Tine Metawin
- "Su sangre tan...
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La noche ya caía sobre el denso bosque, el reflejo de la luna se filtraba suavemente en la habitación de aquella cabaña, cubiertas parcialmente por esas cortinas delgadas que se mecían al compás del viento suave.
Solo una persona dormía, la otra, observaba a su presa con esos ojos rojo sangre, contemplando cada parte de su cuerpo y las marcas como obras maestras.
Tine había caído rendido después de la cuarta ronda de sexo y Sarawat se sintió mas lleno que nunca, la esencia del cazador era fuerte, la mas fuerte que había probado en su vida y todo se debía a la sangre pura de este.
Lo había llenado por completo desde la primera vez, con su sangre y fluidos en la segunda ronda hubiera sido mas que suficiente.
Pero el castaño quiso mas y lo obtuvo, sin que Tine siquiera protestara.
Sarawat jamás le dio la oportunidad de hacerlo en realidad, mas tenía motivos para retener al cazador de esa manera.
─ Para ser tu primera vez, aguantaste bien caro ─susurró con voz divertida el castaño, volviendo a acariciar el cabello de su chico
El vampiro jamás gozó de un sexo como ese y sabía muy bien el porque.
Era él.
Su esencia vital era Tine.
Sarawat lo supo cuando bebió de él al mismo tiempo que tomaba su primera vez y por eso entró en pánico una vez que vio las intenciones que Tine tenía por marcharse.
Algo que no pudo permitir.
Ahora, su esencia se encontraba dormido profundamente, luciendo tan vunerable ante lo ojos de inmortal, quien solo sonrió al ver sentir la marca de protección en la nuca de su chico, antes de besar atrevidamente los labios del menor, logrando sacar un débil gemido de este.
Ya no era apetito lo que cargaba, sino deseo por follar a Tine hasta dejarlo inconsciente de nuevo.
─ Por favor, no te cases ─susurró, sin saber que el cazador lo oía vagamente ─ Te lo pido, no me hagas rogarte
Tine quiso preguntarle como es que sabía de la boda, pero el sueño se intensifico, haciendo que cayera rendido en el abismo, sin la posibilidad de aclarar su duda.
Aun así, sintió un frío soplar en su espalda.
Como una advertencia de que una vez que despertara las cosas iban a ponerse violentas si contestaba con la respuesta equivocada...
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