─ "Pensé que no tenía nada que ofrecer, no era especial, entonces, ¿que podría querer de mi? Y le creí ciegamente cuando me dijo que era flor mas blanca del jardín, tan puro... Hasta que me contaminó con su sangre..." -Tine Metawin
- "Su sangre tan...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tul estaba recostado en el sillón de su departamento, la luz de la lámpara ubicada en la mesa de al lado era lo único que iluminaba todo el sitio, dejando al chico en casi una completa oscuridad.
Se encontraba con varios libros a su alrededor, había reprobado una materia por culpa de Fong y ahora debía de recuperarla, claro, no es como si le importara mucho la escuela en realidad.
El sonido de las teclas de su portatil rompían el silencio de la sala, los ojos de Tul estaban fijos en la pantalla, no obstante, su mente estaba en otra parte.
Lo ocurrido en la mañana se negaba a irse de su cabeza y eso comenzó a cobrarle factura.
─ ¿Me has lanzado un hechizo o que mierda? ─se dijo a si mismo y dejo el portatil a un lado
Se levantó del sofá y se encamino a la cocina, necesitaba un trago con urgencia, al llegar se estiro un poco y tomo un vaso de vidrio del estante, vertió un poco de licor en el y tragó de una el contenido.
El licor quemó en su garganta e hizo una mueca que solo duró algunos segundos, se sirvió unas 4 copas mas antes de guardar la botella en su lugar y comenzar a caminar de nuevo a la sala.
No había terminado la tarea, pero al menos había encontrado una forma de calmar sus nervios.
Una extraña sensación de peligro se llegó, errizando sus vellos, de pronto se sintió amenazado y observado, giro rápidamente su cabeza hacía atrás, pero la oscuridad lo recibió, sin nada fuera de lugar aparentemente.
Con duda y una mueca en los labios, se dio la vuelta, siendo estampado antes de reaccionar contra la pared mas cercana de forma algo brusca, haciendo que un gemido ahogado saliera de sus labios.
Asustado y algo consternado levantó su vista, viendo un par de ojos de color rojos destacar por sobre la pobre iluminación de la habitación.
El miedo se apoderó de él mientras trataba de gritar y salir corriendo de ahí, pero una gran fuerza lo mantenía pegado a la pared, sintió las yemas de unos dedos levantarle la camisa con lentitud, como burlandose de su desesperación.
Cerró sus ojos fuertemente, ni siquiera tenía la capacidad de gritar, la voz no le salía por el temor que se cargaba, una lágrima se deslizó por sus mejillas.
─ No tienes porque llorar precioso ─una fría lengua lamió la lágrima, como serpiente disfrutando de su presa ─ Prometo que te va a encantar tanto como a mi
Abrió los ojos de golpe y miro al dueño de aquella voz tan ronca y sensual que le envió escalofríos, el temor pronto se convirtió en rabia.
─ ¡¿Violar de hombres te parece divertido, maldito hijo de puta?!
─ Ow, yo que tu cuidaba mas la forma de hablarme ─siseo en amenaza Max, Tul trago grueso ─ Además, no es violación si los dos quieren, ¿cierto precioso?
