Capitulo 9: La caleta.

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En cuanto se puso el sol, Karol se subió a la bici y fue hasta la bahía. Hacía tres
días que no se entrenaba en la piscina y eso le provocaba una especial ansiedad por
meterse en el mar. Durante varios días no había salido tarde para complacer a Harper,
y sentía que se merecía nadar un poco bajo las estrellas.

Al final, Karol y Ruggero se habían ido de nuevo por su lado, y todo fue aún mejor.

Ruggero hizo cosas que provocaron que el corazón de Karol latiera más rápido. Sus
palabras se atropellaban cuando trataba de impresionarla, y le sonreía de una manera
que ella nunca antes había visto.

Al llegar a la bahía siguió por el muelle, como hacía siempre, ya que era el mejor
lugar para dejar la bicicleta. Al pasar por el yate de Agustín, La gaviota sucia, oyó Led
Zeppelin sonando a todo volumen.

Si no hubiese oído la música, tal vez se habría parado un segundo a darle las
gracias por lo del otro día, pero no quería molestarlo.

Se había sentido mal cuando Khaterina le gritó a Agustín, Karol todavía no entendía qué tenía contra él. Sí, era cierto que parecía un vago. Pero por el solo hecho de que su vida no estuviese bien encaminada no quería decir que fuera una mala
persona.

Karol—Su nombre flotaba en el aire como una canción.

Al principio creyó que debía de provenir del sonido del estéreo de alguna persona
en la playa mezclado con el golpe de las olas. Pero entonces volvió a escucharlo,
ahora un poco más fuerte.

Karol—Alguien cantaba su nombre.

Mientras se mantenía a flote, estiró la cabeza para mirar a su alrededor, buscando
de dónde venía la voz, pero fue bastante fácil de ubicar. Karol se había dejado arrastrar por la corriente y sin darse cuenta se había acercado mucho a la caleta. Estaba a unos pocos metros de ella y la caverna resplandecía por la fogata que ardía en el centro.

Aunque no había prestado mucha atención antes, estaba segura de que hacía
pocos minutos que habían encendido el fuego. Y de que Valentina, Jimena y Jazmin no estaban ahí hacía unos minutos.

Los últimos dos días se las había encontrado demasiado y si hubiese tenido la
menor sospecha de que las vería allí, no se habría alejado tanto para no correr el riesgo de toparse con ellas de nuevo.

Jimena estaba agazapada junto al fuego y su sombra se proyectaba detrás de ella
sobre la pared de la cueva. Valentina giraba, bailando en un círculo lento y grácil al
compás de una música que sólo ella podía oír. Y Jazmín estaba de pie justo al borde del
mar, tan cerca que el agua le salpicaba los pies.

Era Jazmín la que la llamaba, pero no se limitaba a decir su nombre. Lo cantaba,
Karol nunca antes había oído cantar así. Era algo hermoso y mágico. Sonaba tan
dulce como los besos de Ruggero, o incluso más.

Karol—volvió a cantar Jazmin—Ven, fatigado viajero, yo te guiaré por las
olas. No te inquietes, pobre navegante, porque mi voz es el camino.

Karol se quedó paralizada en el agua, totalmente hipnotizada por la canción. Lo
único que podía sentir era la belleza y la calidez de las palabras que atravesaban su
piel, claras como el cristal.

—Karol —dijo Valentina. Su voz lujuriosa no era para nada tan dulce como la de
Jazmin, pero de todos modos tenía algo seductor. Penn dejó de bailar y se paró al lado de Jazmin.

—¿Por qué no te sumas a nosotras? Nos estamos divirtiendo tanto aquí arriba. Te
va a encantar.

—De acuerdo —se oyó decir de pronto Karol.

ᴄᴀɴᴄɪÓɴ ᴅᴇ ᴍᴀʀ. #1 (ʀᴜɢɢᴀʀᴏʟ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora