Capitulo 11: La resaca. (2/2)

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—¡No arreglas nada con decir lo siento! —gritó Khaterina—¡Podrías haber
muerto! ¿Te das cuenta de eso? Casi te mueres. Ni siquiera entiendo qué pasó ni
cómo sigues viva. ¿Cómo pudiste hacer una cosa así? ¿Cómo pudiste meterte en una
situación así?

—¡No lo sé! —Karol levantó la cabeza— ¿Cuántas veces tengo que decirte que no lo sé?

—¡Tantas como haga falta para que lo entienda! —le replicó Khaterina—Tú no
eres así. Odias a esas muchachas y detestas el alcohol. ¿Por qué estabas con ellas? ¿Por qué te arriesgarías por gente que no siquiera te gusta.

—¡Khaterina! —gritó Karol—No me acuerdo de lo que pasó anoche. No tengo ninguna respuesta, por más que me lo preguntes mil veces de mil maneras distintas. ¡Ya te he dicho todo lo que recuerdo!

—Te das cuenta de que vas a estar castigada todo el verano, ¿verdad? —preguntó
Khaterina—Nunca más volverás a ir a esa bahía de noche. Con suerte papá te dejará ir
de día.

—Ya lo sé. —Karol suspiró y volvió a apoyar la cabeza sobre el cristal.

—Y no sé cuándo podrás volver a ver a Ruggero —continuó Khaterina—Él también
estaba preocupadísimo por ti.

—¿En serio? —Karol miró a su hermana y su rostro se iluminó un poco—¿Cómo sabía que no había vuelto a casa?

—Pensé que tal vez estabas con él así que lo llamé y le pregunté si sabía dónde te
habías metido. Me pidió que te dijera que lo llamaras cuando volvieras.

—Hum. —Karol cerró los ojos—Tal vez será mejor que lo llames tú. No tengo muchas ganas de hablar ahora mismo.

Ahora fue Khaterina quien miró a su hermana, ablandándose por la preocupación. Si Karol no tenía ganas de hablar con Ruggero, entonces debía de estar realmente mal.

—¿Estás segura de que estás bien? —le preguntó—. Te puedo llevar ahora mismo
al hospital.

—o, sólo tengo un poco de resaca y algunas magulladuras. Estaré bien.

—Tal vez deberían hacerte unas radiografías —dijo Khaterina—Esos moretones
pueden ser peor de lo que parecen. Y no siquiera sabes cómo te los hiciste.

—Estoy bien —insistió Karol—Llévame a casa, por favor. Sólo quiero dormir.

Khaterina todavía no estaba muy convencida, pero Karol probablemente tuviera razón. Como ya había tenido la oportunidad de expresar parte de su enojo, decidió tranquilizarse. Si Karol se sentía mal, lo que menos necesitaba era alguien que le
gritara. De modo que por el momento, Khaterina se limitaría a cuidarla.

Cuando llegaron a su casa, Karol fue a la cocina y se sirvió un vaso de agua fría
del grifo. Bebió un vaso tras otro, tragándolos tan rápido que el agua le chorreaba por el mentón.

—¿Estás segura de que te sientes bien? —le preguntó Khaterina mientras la observaba desconcertada.

—Sí. —Karol asintió y se secó la boca con el dorso de la mano—Sólo tengo muchísima sed. Pero ya estoy mejor—Dejó el vaso en la pileta y se obligó a sonreírle a su hermana.

—Siéntate, entonces. Tengo que limpiarte esas heridas.

Karol acercó una silla de la cocina y se dejó caer sobre ella. Khaterina fue al baño
a buscar una toalla mojada, el frasco de desinfectante y apósitos. Cuando volvió, se
arrodilló frente a Karol y examinó los cortes y los rasguños.

Ninguno parecía muy profundo, eso era lo único bueno de todo el asunto. Cuando
Khaterina le limpió un corte que tenía en el muslo, Karol se contrajo del dolor. Khaterina la miró disculpándose y siguió con más cuidado.

—¿No te acuerdas de cómo te hiciste estas heridas? —le preguntó Khaterina alzando
la vista hacia su hermana y buscando en la expresión de su rostro alguna pista de lo
que había ocurrido.

—No.

—¿De modo que no sabes si te las hicieron esas chicas? —preguntó Khaterina, y
Karol sacudió la cabeza—Valentina podría haberte golpeado. E incluso si no fueron
ellas, te dejaron abandona en la bahía, ¿y tú ni siquiera sabes por qué?—Khaterina sentía tanta furia de sólo pensarlo que no se dio cuenta de que le estaba frotando demasiado
fuerte las heridas.

—¡Khaterina! —Karol hizo una mueca de dolor y retiró la pierna.

—Perdona —Khaterina dejó de limpiar el corte, y al vendárselo fue mucho más
cuidadosa—Tal vez deberíamos denunciarlas a la policía.

—¿Y decirles qué? ¿Qué bebi accidentalmente más de la cuenta y no recuerdo qué pasó? —preguntó Karol con voz cansada.

—Bueno… —Khaterina se encogió de hombros—No sé. Siento que debería hacer
algo.

—Ya estás haciendo bastante —dijo Karol tratando de tranquilizarla—Ahora,
lo que necesito es dormir un poco.

—¿No quieres darte una ducha primero? —le preguntó Khaterina, mientras Karol
trababa de ponerse de pie.

—Cuando me despierte.

Karol se aferró a la mesa para sujetarse y se levantó lentamente. Tenía el cabello pegajoso por la sal y la arena, y cuando pasó al lado de su hermana, Khaterina le quitó un trozo de alga que tenía enmarañado en el pelo.

Karol logró subir la escalera, pero Khaterina la siguió de cerca, por si se resbalaba.

Se quitó rápidamente el traje de baño y se puso ropa interior y una remera limpia
después se desplomó en la cama.

Primero tenía que llamar a su padre y decirle que Karol estaba bien. Su padre pareció exasperarse tanto como ella cuando se enteró de por qué Karol no había ido
a dormir a casa. Brian se enojaba tan poco con ellas que era fácil olvidarse de lo
aterrador que podía ser cuando se encolerizaba.

Las otras llamadas fueron más rápidas. Le dijo a Ruggero que Karol estaba bien, y
llamó a la escuela para hablar con el entrenador y decirle que Karol no iba a asistir al entrenamiento. Después, Khaterina decidió llamar a su trabajo para decir que no iría.

Aunque probablemente no fuese más que una resaca, a Khaterina no le parecía bien
dejar a Karol sola en casa.

Una vez que terminó con las llamadas, Khaterina se sentó en el suelo del pasillo,
justo fuera de la habitación de Karol.

Desde ahí podía verla dormir. Estaba de
espaldas a ella y la delgada sábana que la cubría subía y bajaba con cada respiración.
Aunque Karol no se hubiese sentido mal, Khaterina no sabía si habría ido a
trabajar. La mera posibilidad de perder a su hermana hacía que le costara separarse de
ella.

A veces, Khaterina se sentía tan responsable de todo, de su padre, de la casa y de que
a Karol no le pasara nada y cumpliera con todas sus obligaciones, que terminaba
por olvidar cuánto la quería. La verdad era que Khaterina se habría sentido perdida sin
ella.

 La verdad era que Khaterina se habría sentido perdida sin ella

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ᴄᴀɴᴄɪÓɴ ᴅᴇ ᴍᴀʀ. #1 (ʀᴜɢɢᴀʀᴏʟ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora