—De eso se trata —dijo Karol con una sonrisa irónica—. Nadie nada aquí.
En cuanto bajó del coche, Karol se quitó el vestido y se quedó sólo con el biquini. Se soltó el oscuro cabello que llevaba atado en una coleta, y lo sacudió. Se sacó las sandalias y las arrojó dentro del coche, junto con el vestido.
Ruggero se quedó parado a un lado del Cougar, con las manos en los bolsillos, tratando de no mirarla.
De las dos hermanas Sevilla, Karol era, sin duda, la más bonita. Tenía un cuerpo
grácil de nadadora, pequeño y delgado, pero con curvas en los lugares apropiados, la
piel bronceada y el cabello oscuro salpicado de reflejos dorados por efecto del cloro y
el sol. Sus ojos eran de color miel.No es que Ruggero pudiera verlos en aquella
penumbra, pero brillaban cuando le sonreía.—¿No vas a nadar? —preguntó Karol.
—Oh, no. —Ruggero sacudió la cabeza y apartó deliberadamente la vista hacia la
bahía para evitar mirarla—. Estoy bien. Te espero en el coche hasta que termines.—No, me has traído todo este largo camino hasta aquí. No puedes quedarte esperando en el coche. Tienes que venir a nadar conmigo.
—No, estoy bien así —dijo rascándose el brazo y bajando la mirada—. Ve y diviértete.
—Vamos, Ruggero. —Karol frunció los labios, fingiendo sentirse decepcionada—.Apuesto a que nunca has nadado a la luz de la luna. Y cuando termine el verano, te marcharás a la universidad. Tienes que hacerlo al menos una vez, o te irás sin saber lo que es realmente.
—No llevo bañador —dijo Ruggero, pero su resistencia ya estaba empezando a
flaquear.—Métete en bóxer.
Ruggero pensó en continuar negándose, pero lo cierto era que Karol tenía razón.
Además, era mejor nadar que quedarse allí. Y al pensarlo, se dio cuenta de que le
daba menos miedo meterse en el mar con ella que mirarla desde la playa.—De acuerdo, pero espero no cortarme los pies con las rocas —dijo Ruggero, mientras se quitaba las zapatillas.
—Prometo cuidarte. —Karol se llevó una mano al corazón como para jurarlo.
—Me voy a encargar de que lo cumplas.
Ruggero se quitó la camiseta; era exactamente como Karol lo había imaginado. Su complexión desgarbada había adquirido una tonicidad y una musculatura que no se adecuaban a lo que se habría podido esperar, ya que Ruggero era una rata de biblioteca confesa.Cuando empezó a quitarse los pantalones, Karol se dio la vuelta por cortesía.
Aunque en unos segundos lo vería en calzoncillos, le resultaba extraño mirarlo
mientras se quitaba los pantalones.—¿Y cómo llegamos al agua? —preguntó Ruggero.
—Con mucho cuidado.
Karol iba delante, pisando delicadamente las rocas. Él sabía que no tenía la menor posibilidad de poder emular su gracia.
Se movía como una bailarina, pasando de puntillas de una roca a la otra hasta
alcanzar el agua.—Cuando entres en el agua, ten cuidado porque hay algunas piedras afiladas —le
advirtió Karol.—Gracias por el aviso —masculló Ruggero, mientras avanzaba lo más cautelosamente que podía. El camino trazado por Karol, que ella hacía que pareciera tan sencillo, resultó bastante traicionero y Ruggero se cayó varias veces.
ESTÁS LEYENDO
ᴄᴀɴᴄɪÓɴ ᴅᴇ ᴍᴀʀ. #1 (ʀᴜɢɢᴀʀᴏʟ)
Roman d'amourEnfréntate a un mundo sobrenatural. Un mundo mágico.