Capitulo 10: Pérdida.

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—¿Donde está tu hermana? —preguntó Brian, abriendo la puerta del dormitorio
de Khaterina con tanta fuerza que el picaporte dio contra la pared.

—¿Qué? —respondió Khaterina mientras se frotaba los ojos y se incorporaba en la
cama—. ¿De qué hablas? ¿Qué hora es?

—Acabo de levantarme para ir al trabajo y Karol no está.

—¿Miraste en su cuarto? —preguntó Khaterina, que empezaba lentamente a entrar en estado de alerta.

—No, Khaterina, pensé que era mejor preguntarte primero a ti —respondió Brian.

—Lo siento, papá, acabo de despertarme—Khaterina se sentó en la cama y puso los
pies en el suelo—. Anoche fue a nadar. Seguramente perdió la noción del tiempo…

—¿Hasta las cinco de la mañana? —preguntó Brian con un inconfundible tono de
preocupación en la voz.

Khaterina sabía que su padre ya había pasado por aquello una vez. Cuando ella y su madre tuvieron el accidente. Una noche habían salido un rato con el coche y Brian no supo nada de ellas hasta la mañana siguiente, cuando el hospital llamó diciendo que su esposa estaba en estado de coma.

—Karol está bien, papá —dijo Khaterina, esperando poder tranquilizar los temores
de su padre—Estoy segura de que se entretuvo con algo. Ya conoces a Karol.

—Sí, la conozco. Por eso estoy preocupado.
—No te preocupes. Está bien—Khaterina se pasó la mano por el cabello despeinado y trató de calmar a su padre—Estoy segura de que estará con Ruggero o se quedó dormida en la playa o algo por el estilo.

—¿Crees que diciéndome que está en alguna parte con Ruggero haces que me sienta
mejor? —preguntó Brian, pero en realidad pareció tranquilizarse un poco. Era mucho
mejor que estuviera con algún muchacho que muerta o herida.

—Karol está bien, papá —repitió Khaterina—Ve a prepararte para ir al trabajo. Yo la busco.

—Khat, no puedo ir a trabajar sabiendo que mi hija ha desaparecido —dijo Brian sacudiendo la cabeza.

—Karol no ha desaparecido —insistió Khaterina—Sólo llega más tarde de la
cuenta. No es para tanto.

—Voy a sacar el coche y a echar un vistazo por el pueblo —dijo Brian, y salió del
cuarto.

—Papá, no puedes faltar al trabajo. Ya faltaste demasiado cuando te heriste el
brazo en febrero. No puedes permitirte el lujo de perder tu empleo.

—Pero… —Brian se interrumpió a mitad de la frase, porque sabía que ella tenía
razón.

—Estoy segura de que está bien —dijo Khaterina—Seguro que llega en cualquier
momento. Tú ve a trabajar. Déjame que la busque y si en dos horas no la encuentro,
te paso a buscar. ¿De acuerdo?

Brian se quedó parado, indeciso en el umbral de la habitación de Khaterina, demacrado y pálido. Era evidente que quería ir a buscar a su hija, pero sabía que era probable que Khaterina tuviera razón. No podía correr el riesgo de perder el trabajo con el que mantenía a su familia sólo porque una noche Karol no volviera a casa a la hora convenida.

—De acuerdo—Brian frunció el ceño—Trata de encontrarla. Pero si a eso de las siete no sabes nada de ella, pasa a buscarme. ¿De acuerdo?

—Claro, por supuesto. —Khaterina asintió con la cabeza—En cuanto la encuentre
te llamo.

Apenas su padre salió de la habitación, Khaterina dejó que el pánico la invadiera. No quería que Brian se preocupara innecesariamente, pero eso no quería decir que ella no estuviera asustada.

ᴄᴀɴᴄɪÓɴ ᴅᴇ ᴍᴀʀ. #1 (ʀᴜɢɢᴀʀᴏʟ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora