Capítulo 18: La recuperación

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Me encontraba caminando por un pasillo largo, bien iluminado, con paredes blancas y lleno de puertas. Mientras caminaba iba contando cada una de ellas: 201, 202, 203 y 204... 204, el número de la habitación de Luis, me detuve en ella, entré, sutilmente, y lo vi, echado, mirando al techo.

- ¡Luis! - Le dije.

Este seguía mirando el techo, parecía que no me escuchaba así que grité.

- ¡Luis! Soy yo, Sebastián.

Aún así este no me escuchaba. Luego bajó la mirada y se sentó, en sus manos tenía un papel, un momento... era mi carta. Este comenzó a leerla.

- ¡No la leas! - le grité, pero no obtuve respuesta alguna.

Traté de acercarme a él pero sentía que algo me jalaba hacia atrás y por más que lo intenté no conseguía acercarme.

- ¡Luis! ¡Por favor! ¡Escúchame!

Parece que esta vez si me oyó, ya que bajó la carta y levantó su mirada, hacia mi.

- ¡No te me acerques!... te dije que jamás pasaría nada entre nosotros... veo que nuestra amistad nunca fue verdadera - me dijo, apuntándome con el dedo.

- ¡No! Es un error... no puedes terminar nuestra amistad... yo... te amo, Luis.

Traté de acercarme a él, pero esa extraña fuerza seguía arrastrándome hacia fuera de la habitación. Luis se levantó de la cama y se comenzó a acercar a mi, mientras yo era jalado hacia atrás, luego se paró en la puerta del cuarto.

- Tú y yo jamás estaremos juntos - me dijo y me tiró un portazo.

Me levanté de golpe, sudando, y miré por toda mi habitación, jadeando. Todo fue un sueño, nada fue real. Cogí mi teléfono, vi que eran las tres de la mañana, y sin pensarlo dos veces le hablé a Lucas para contarle lo sucedido, ya que nunca me había asustado de esa manera.

Le escribí y no contestó, así que le llamé, pero fue en vano porque tampoco obtuve respuesta

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Le escribí y no contestó, así que le llamé, pero fue en vano porque tampoco obtuve respuesta. Esa noche no dormí, me la pasé pensando en si de verdad Luis había despertado, y si este tenía la carta. No creo porque Lucas me dijo que él se la llevó... aunque ¿si de repente me mintió? dudo que haya hecho eso - me dije.

Sonó la alarma del celular y me sobresalté, ya era momento de alistarme para ir al colegio, aunque me sentía bastante desganado.

Sonó el timbre de entrada y todos los alumnos comenzábamos a entrar al aula. Ingresé con las manos en los bolsillos y cabizbajo.

- Tienes una cara... - me dijo Lucas, quien me esperaba en la carpeta del costado.

- No dormí anoche... te escribí y te llamé, pero jamás contestaste - le reclamé.

- Verdaaaad... je,je ... no jodas, estaba durmiendo, eran las tres de la mañana.

- Pero cualquiera me devuelve la llamada. 

Un nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora