Tenía el cuerpo completamente helado, esperaba todo menos ese beso.
- Lo siento mucho... - se disculpó Luis, mientras se separaba de mi.
No le respondí nada, ya que seguía anonadado por aquel momento.
- ... No sé qué me pasó, sentí la necesidad de hacerlo... es que... aunque no lo creas... estoy enamorado de ti, Sebastián. Ahora me doy cuenta de eso...
- Discúlpame, me tengo que ir - le dije, saliendo rápidamente de su habitación.
No puedo creer que después de casi un año que estuve detrás de este chico, esperando recibir un beso suyo, y que cuando me lo da, huyo como un cobarde.
Llegué a casa y mi madre me vio con preocupación.
- ¿Te sucede algo? - preguntó.
- No. Sólo quiero estar solo - le dije, mientras subía las escaleras hacia mi habitación.
Me lancé sobre la cama y sin darme cuenta me quedé dormido. Eran muchas experiencias por un día.
Desperté, desconcertado, eran alrededor de las once de la noche y todas las luces de mi casa estaban apagadas, sólo se observaba un pequeño as de luz proveniente de la calle, entrando por mi ventana.No puedes ser un cobarde, Sebastián, no esperaste casi un año por las puras, tienes al amor de tu vida frente a ti y lo único que haces es rechazarlo - me dije.
Me levanté de la cama y me senté al borde de esta, me puse los zapatos y caminé de manera silenciosa hacia la puerta, la abrí con mucho cuidado de no hacer bulla, al parecer mi madre estaba dormida, ya que la luz de su cuarto estaba apagada. Cerré la puerta y me acerqué a la ventana.
Es ahora o nunca - me dije, saliendo por esta y dirigiéndome a la casa de Luis.
En el jardín de este había una pequeña escalera, la cuál usé para subirme al techo.Me asomé a su ventana y lo vi, echado y llorando.
Que idiota que eres Sebastián por hacerle esto - me dije.
Di unos pequeños toques al vidrio, cuidando de no hacer mucha bulla y que su madre me vea.
- ¿Qué haces aquí? - se acercó Luis, limpiándose los ojos.
- Vine a verte - le dije mientras ingresaba a su habitación.
Me tiré sobre él y lo besé apasionadamente.
- Soy un maldito idiota, perdóname por favor... te amo, Luis, te amo demasiado - le dije, abrazándolo muy fuerte - te juro que no sé que me pasó...
Luis me separó de él, me agarró el rostro con sus suaves manor y me miró a los ojos.
- No hiciste nada malo, tuviste miedo y es entendible. Igual quiero que sepas que mis sentimientos son completamente sinceros.
Ni bien terminó de hablar, lo besé.
- Oye... ¿te puedo hacer una pregunta? Pero no quiero que pienses que tengo malas intenciones...
- Dime... - lo miré sorprendido.
- ¿Crees que te puedas quedar a dormir?
- Creo que no... mi mamá se emputaría si ve que no he regresado a casa.
- Por favor - me suplicó, con esa mirada de perrito triste.
- Esta bien... hermanito - reí.
- Cómo te gusta malograr los momentos, tonto- rió.
- Lo sé, lo sé.
Ambos nos metimos bajo las sábanas y mi amor me abrazó. Fue un abrazo cálido, de esos que te hacen sentir protegido y amado, esos que te hacen olvidar todos los problemas y que solamente quieres vivir el presente, acompañado de la persona que amas.
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Un nuevo comienzo
Dla nastolatkówEsta es la historia de Sebástian Lizárraga, un chico de 15 años quien se cambia de escuela para poder empezar de nuevo y dejar su pasado atrás, pero lo que no sabe es que este lo va a perseguir y tendrá que enfrentarlo sea como sea.