[4] Fantasma.

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Samantha

Desde que salí no volví a verlo sino hasta el día siguiente por la mañana en la playa. Creí que había entendido el mensaje combinado con sangre al perforar su muslo, pero al parecer me equivoqué.

Con él siempre me equivoco.

—Te encontré preciosa. —susurro en mi oído.

—Creí que no me buscabas, para lo que tardaste...

—Pues perdona que me haya tomado algo de tiempo desatarme, sacar el cuchillo clavado en mi muslo, hacer presión para no morir desangrado, escapar del sótano en medio de la ciudad y fingir que estoy bien.

—Te perdono, pero no lo vuelvas hacer. —dije riendo.

—Muy graciosa la niña, ahora vamos, el avión nos espera.

—Vaya... hasta te dio tiempo de organizar todo.

—Esa es una de mis cualidades, ¿lo recuerdas?

—Como olvidarlo. —dije rodando los ojos.

—Bueno... —dijo levantándose. —andando amor.

—Regla número uno: —dije levantándome y tomándole de la camisa. —No me vuelvas a decir así en tu vida; regla número dos: —dije acercándome a él. —Estas no son vacaciones, encontramos a Carter, obtengo lo que quiero y te mato, simple. Y regla número tres: —susurre a centímetros de su boca. —No intentes nada conmigo porque lo lamentaras. ¿Quedo todo claro?

—Como el agua. —lo solté.

...

Ryan

La mitad del camino hacia el aeropuerto fue silenciosa, ambos enfrascados en nuestras cosas, o por lo menos fue así hasta que le sonó el celular a Sam. Ella no espero ni medio segundo para atender; el resto del camino se la paso pegada al móvil, lo que me dejo pensando.

¿Quién será? ¿Los de arriba? ¿Algún novio? ¿Se habrá olvidado completamente de mí?

Lo único que se me ocurrió para salvarla fue irme. Pude quedarme, pude luchar con ella, pero la verdad es que tenía miedo. Las amenazas eran mayores con el paso del tiempo.

He sido un agente condecorado de Interpol durante más de 12 años; he seguido el legado de mi familia que también fueron agentes; me han asignado las misiones más peligrosas y hasta suicidas y he salido invicto de todas ellas, pero con este sujeto...

No pude rastrear las cartas porque no dejo rastro alguno de ADN o algo que me sirva; no pude rastrear las llamadas porque siempre me revotaban hacia algún lugar inexistente.

No pude proteger a mi familia.

Primero fueron mis padres, eran cosas leves, una que otra nota atentando contra sus negocios, implicándolos en corrupción, esas notas, no las pude rastrear.

Luego los secuestraron, los torturaron y los mataron, enviándome fotos para presenciarlo, moví cielo y tierra para encontrarlos, pero fue muy tarde, cuando mis hombres me dijeron que mis padres jamás abandonaron su casa y fue ahí cuando caí en cuenta de que todo fue planeado.

Él sembró duda en mi causando que busque a mis padres en los lugares menos pensados y no en su propia casa, como consecuencia a mi negligencia, murieron. Ese fue un golpe bajo y muy duro de afrontar, hasta el día de hoy intento encontrar al desgraciado que hizo semejante atrocidad, pero nada, como si no existiera.

Como si fuera un fantasma.

Luego fueron por Corinne, mi pequeña hermanita; la envié a un internado de máxima seguridad en Suecia para que no le pasara nada, pero aun así la encontraron y le hicieron lo mismo que a mis padres.

La próxima en su lista iba a ser Samantha, mi Sam, pero eso si no lo iba a permitir, sabía qué clase de monstruosidades podía llegar hacer ese maniático, así que desaparecí.

Fui a Europa y luego a Asia, hace un año que regrese por los hoteles de mi familia, si no pude ayudarlos al menos cuidare su legado.

A pesar de eso, conforme pasaban los días, más la extrañaba así que mande a investigarla. Quería saber cómo se encontraba, si estaba bien, si pensaba en mi... pero no halle nada. Al ser ella también una agente federal, al parecer la enviaron a alguna misión pues esa es la única explicación que le pude dar a su repentina desaparición, en cada misión se le otorga una nueva identidad y es más difícil seguirle el rastro.

...

El vuelo fue más silencioso, si eso es aún posible, ella no me miraba a pesar de que no le quitaba la vista de encima, es hermosa, siempre lo fue, sus delicadas facciones hacían el contraste perfecto con su tez blanca y su cabello castaño, su nariz y sus ojos son sencillamente encantadores, como si hubiesen sido tallados por los dioses.

Nos dirigíamos hacia la otra punta del país, ahí nos encontraríamos con William, hermano de Carter. Él podía decirnos donde encontrarlo.

El lado bueno es que acepto vernos con tan poca anticipación.

El lado malo es que el me odia y no movería un pelo por mí.

¿Mi as bajo la manga?

Samantha.

Ella aun es su amiga y él la estima mucho. A mi por otro lado, bueno digamos que, si tuviera que elegir entre salvar la vida de una hormiga o la mía, el escogería la hormiga sin dudar.

Ese idiota estaba enamorado de mi hermanita desde el día en que la vio y por eso me odia, porque la envié lejos.

Nadie sabe de las amenazas, nunca tuve el valor para contárselo a alguien. No fue sino hasta la muerte de mis papás que Corinne me confeso que también recibía amenazas.

Me asuste cuando me confesó que a ella también le llegaban notas, cartas y hasta animales muertos como a mí. No se me ocurrió otra idea que aislarla de todo.

Y como dije, no se lo conté a nadie.

Cuando Will se enteró de lo hice me juro odio eterno, y cuando supo que había muerto se alejó por completo al punto de perder todo tipo de contacto.

Es triste perder a uno de tus mejores amigos, tus padres y tu hermana, mas no desfallecí, continué por amor a Samantha. Lastimosamente tiempo después, cuando creí hallar paz, tuve que separarme.








El silencio de mi alma [Alma #0.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora