[9] Cadmo.

75 11 0
                                    

El despertar con los pájaros cantando, la fresca brisa y el sol alumbrándote son unas de las cosas más maravillosas que me han pasado, la naturaleza en sí es un ambiente de lo más mágico. Dentro de este se encuentras todo tipo de animales en su habitad natural que no necesitan estar en jaulas del zoo para ser explotadas, aquí están libres y sin necesidad de la mano humana. Eso para mi es más que suficiente.

Lamentablemente a Ryan no le gustan este tipo de cosas; de hecho, no le gusta la naturaleza virgen. El adora el ambiente fresco y saludable que se da en estos alrededores, pero no le gusta los insectos que se arrastran por toda la zona, no le gustan los mosquitos porque siempre lo pican, y sobre todo odia a las arañas, ese es su único miedo que le conozco, aun así, eso no implica que no se tope con alguna de vez en cuando, como ahora que se le trepo una al brazo mientras dormía.

Ya me había levantado, estaba tomando agua del rio para refrescarme, cuando volví a la tienda improvisada, vi a Ryan recostado sobre muchas hojas, dormía plácidamente con un brazo sobre su cara. Todo hubiese sido perfecto de no ser por la pequeña tarántula que bajo de uno de los árboles cercanos y empezó a caminar sobre su brazo. Quise moverla con cuidado, espantarla para que no se levante, pero me fue imposible, al parecer le causo cosquillas, ya que se levantó y apenas la vio, salió disparado hacia el rio, donde se encuentra ahora, remojándose sin fin.

—¡Por el amor a lo que crees, Ryan! ¡Ya sal de ahí! —le grite por decima vez.

—¡Me mordió, Sam! ¡Me mordió!

—¡Sal de ahí!

—¡Clavo sus pequeños dientes en mi brazo! ¡Moriré, amor, moriré! ¡Y de la peor forma! ¡Comido por una criatura más pequeña que yo!

—Por última vez Ryan, ¡no morirás, estúpido!

—¿Lo dices enserio? —pregunto sacando su labio inferior, lo que lo hizo ver lindo.

—Si... ahora ven para poder seguir, ya no solo tenemos que hallar a Carter, sino también la civilización.

—Y no dejar que nos coman... como esa araña del demonio.

Solo solté una carcajada por lo espontaneo que podría llegar a ser este chico.

...

Ryan

Llevábamos pocos kilómetros cuando una señora con su niño se nos atravesó. No parecían malas personas, solo algo apurados, nos detuvimos a preguntarle por alguna dirección, pero al no entenderles, solo la seguimos hacia un camino que llevaba a un pueblito. Allí nos dieron comida que Sam y yo comimos con desespero dejando a notar lo hambrientos que estábamos.

 Meus filhos, aqui está o tradutor da cidade, você será capaz de decifrar o que quer dizer.dijo la amable señora que nos dio de comer, parecía la especie de matriarca, tendría unos 40 años, sino es que más.

Hola amigo, soy JOÃO, dime lo que pensas. —hablo un chico de unos treinta con un español masticado que se le entendía a medias.

—Yo soy Ryan, —dije señalándome. —ella es Sam. Buscamos a Carter.

—¿Carter?pregunto intrigado.

—Tal vez no sabe quién es. —susurro Sam a mi lado.

—O tal vez Carter no es su nombre...

—¿Por qué no lo seria?

—Es brasileño, ¿lo olvidaste? Cuando se mudó con su hermano, ambos cambiaron su apellido cuando los adoptaron y de paso sus nombres para "encajar". —recordé.

El silencio de mi alma [Alma #0.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora