[27] Final.

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Tres días después...

Lleve a Sam al hospital cuando logramos salir, a pesar de negarse, cuando estuvimos ahí, me lo agradeció, pues ya no soportaba el dolor.

El doctor nos dijo que solo era dos costillas rota, el resto eran golpes superficiales y con algo de descanso estaría como nueva en un mes. Al no querer quedarse en el hospital, la traje a mi apartamento en el hotel, aquí también se estaban quedando Will y Corinne, quien no ha hablado mucho desde ese día, solo responde con monosílabos, lo cual desespera a Will quien quiere toda su atención.

En este momento Sam está sentada en el sofá con Will haciéndole compañía, yo estaba con ellos, pero recordé algo, por lo que me pare en silencio y camine hasta el balcón, donde se encontraba Corinne mirando el mar a lo lejos.

—¿Crees que lo hizo? —pregunte parándome a su lado, ella giro suavemente su cabeza, luego volvió a fijar su vista en el mar.

Suspiró, sabe de lo que hablo.

—Bria me conto una historia sobre un hombre que cometió un gran error un día antes de casarse, y lo estuvo pagando por el resto de su vida. Así que sí, sí creo que lo hizo, pero mamá lo supo perdonar, y yo también.

—Has sufrido más que cualquiera por su descuido y aun así lo perdonaste, te admiro por eso.

Se mantuvo en silencio.

—¿Has pensado en lo que harás? —pregunte.

—Me iré Ryan. —respondió firme. —Por un tiempo al menos.

—Podemos ir a registros civiles para ver tus papeles, a la notaria para ver la parte de la herencia de nuestros padres, con tus habilidades te puedo conseguir un puesto en la agencia, lo que sea, pero por favor no te vayas, te necesito a mi lado.

Sonrió genuinamente y giro, quedando frente a frente.

—No es así, —acentuó su sonrisa. —Míralos Ry. —giramos nuestras cabezas en dirección a los chicos, Sam estaba golpeando a Will por algo. —Sammy te necesita, necesitan recuperar el tiempo perdido, sanar sus heridas. Juntos. Y yo también.

—¿Regresaras?

—¡Por supuesto! No me iré por mucho tiempo, solo hasta sanar mi alma rota. —sonrió.

No pude responder dado que el sonido de un vidrio rompiéndose llamo nuestra atención. Juntos atravesamos por la puerta corrediza de vidrio y observamos con mayor atención que Sam estaba levantada, sujetándose por el extremo del sillón mientras que con su mano libre sujetaba un vaso de vidrio, dispuesta a aventársela a Will, quien se escondía tras el sofá.

—¿Qué paso? —pregunte intrigado, mis ojos se posaron en Will instintivamente, dándole una mirada de reproche. —¿Ahora que hiciste?

—¿Crees que yo hice algo?

—Will. —endurecí mi voz.

—Solo le toque su pierna, nada más.

—¡La vendada! Idiota, ¿acaso no sabias que tuve un corte profundo ahí? Y en todo caso, ¡si esta vendada, no se toca!

Pude escuchar la suave risa de mi hermana a mi lado.

Logré calmar a Sam y la volví a sentar, todos nos sentamos, o bueno, casi todos. Corinne fue a la cocina por algo de beber.

—Hay algo que aun no entiendo, —Will volví a hablar. —¿Quién era ese hombre de tu apartamento?

Es verdad, casi lo olvido.

—¿Qué hombre? —pregunto.

—El que estaba escondido en tu mina.

—¿Qué mina? —volvió a preguntar.

—En el piso de tu cocina había un tapete, —empecé a explicar. —bajo ese tapete, una puerta que conducía a una cueva o mina improvisada, ahí estaba un señor alto, trigueño, Christopher lo tenía encadenado. —dije de manera desinteresada, aunque por dentro me moría por saber.

—No sé de qué hablas.

Corinne apareció con una copa de vino.

—¿Frank? ¿Mato a Frank? —suspiró sonoramente.

—¿Lo conociste?

—Frank es la persona que me ayudó a escapar la primera vez. —volvió a suspirar. —Christopher me tenía encerrada y el me ayudo a salir por una compuerta en el sótano.

—Por eso estaba con tablas. —frunció el ceño.

—Exacto, cuando quise venir aquí por... por algo que olvidé, los vi. Y pues... un amigo mío los noqueo en un intento por protegerme, sabía que, si me veían antes de tiempo sería muy peligroso para todos.

—Por eso aparecimos sentados. —concluí.

La vi asentir.

—Vaya, eso tiene sentido.

—¿Dónde está ese amigo ahora? —pregunto Will, pude sentir su malestar.

Corinne titubeo antes de responder.

—Murió.

—Asombroso. —susurro Will lo suficientemente suave para que no lo oyera, pero yo si lo hice, por lo que lo golpee.

El silencio de mi alma [Alma #0.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora