Epílogo.

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Dos treintañeros se encontraban en el muelle mirando el océano desde el horizonte, sumergidos en sus propios pensamientos, ninguno de los dos se atrevió hablar por temor a romper tal cómodo silencio generado.

Luego del relato de Sam acerca de lo que vivió la menor de los Reagan, (puesto que ella misma no pudo decirle por temor al rechazo de su hermano al enterarse de lo que hizo) la joven desapareció. Ryan entendió perfectamente su pedido de soledad, el que no entendió del todo fue Will, quien, al darse cuenta de su partido, no tuvo mejor idea que ir en su búsqueda, alegando que podría ayudarla con su dolor, enfrascándose en un viaje de los más hilarante.

Viaje que será contado después...

—Así que...

—Así que...

—Lo siento. —dijeron al mismo tiempo.

—¿Lo sientes? —pregunto Ryan. —¿Qué sientes? No has hecho nada malo.

—Al principio creí que querías tiempo para ti, ya sabes, por lo de tus padres... un escape temporal para organizar tus ideas. —expreso susurrando lo suficiente alto para el contrario la oyera. —La forma en la que solías decirme que me amabas me daban esperanza de volverte a ver.

—Sam, yo...

—Sin embargo, —lo interrumpió queriendo sacar todo lo que venía guardando desde hace mucho. —conforme pasaban los días, semanas e incluso meses me hicieron darme cuenta de que no volverías a mi lado. Con lo del bebé y la agencia pisándome los talones para renunciar por incapacidad dado que no tenía cabeza para nada, lo único que necesitaba era apoyo, y desgraciadamente él se apareció.

Decir que Ryan se siente mal es poco, el pobre siente que una cucaracha tiene más honor que él. Escucharla decir que la abandonó justo cuando más lo necesitaba es, por mucho, la cosa más horrible que ha sentido hasta ahora, a pesar de ello, hay algo que aún no ha quedado claro entre ellos.

Su bebé.

Se entero que iba a tenerlo hace apenas unos días y por descuido de la castaña quien hablaba con Corinne entre susurros, de no ser por eso, el jamás se hubiese enterado pues ella quería ocultarle ese dolor.

Al confrontarla, ella dijo que tendrían esa conversación luego, más calmados y con la mente abierta.

—Háblame acerca del bebé, —tenía su mirada fija en el horizonte. —quiero saberlo.

Samantha fijo su vista en su vientre plano, acariciándolo con ternura, preparándose mentalmente para lo que diría, pues el tema, aunque ya hayan pasado años, aun la tiene melancólica.

—Me enteré al mes de tu partida. Estaba tan asustada y a la vez tan emocionada, creí que el bebé significaría volverte a ver, así sea solo para decírtelo, lamentablemente, por más que busque, no te encontré, desapareciste completamente. —suspiro. —Solo fui una vez a control prenatal, una sola vez.

La joven empezó a recordar aquel día, vio a tantas madres de toda clase de edad, desde muy jóvenes hasta mayores que ella, con sus vientres hinchados, ella solo quería poder compartir su emoción con el amor de su vida, pero hasta el momento le era imposible contactarlo.

—Tenía tan solo dos meses, era tan chiquito, como un frijolito, uno que no termino de germinar.

Su intención principal era contar ese momento de su vida lo más calmada posible, mas no pudo cumplirlo. A la mención de hijo no nació la joven comenzó a derramar lágrimas silenciosas luego, luego, sin planearlo, lloro amargamente.

Tenía sus manos en su rostro, sintiéndose de alguna manera protegida pues sabía que se pondría aún peor si Ryan la veía. Lo que ignoraba era que, a su lado, el joven estaba igual, con los ojos y la nariz roja por las lágrimas a causa del dolor por el que tuvo que pasar su amada. Sola.

—No pude protegerlo. —continuo su relato, hablando entre lágrimas. —No pude mantenerlo a mi lado como a ti. Les falle, les falle a ambos.

Su llanto se volvió incontrolable, gemía sin parar por falta de oxígeno, su pecho subía y bajaba con rapidez, y hasta temblaba.

En un punto dado, ella quito sus manos de su cara y se abrazó a sí misma, buscando consuelo en ella como aprendió hacer a lo largo de este tiempo.

—Hey, bonita.

Ryan intento calmarla, pero la morena sigue sumergida en su dolor, ignorando completamente su entorno.

—¡Lo siento tanto amor! ¡Mami no pudo protegerte!

Ryan empezaba a desesperarse, no sabía qué hacer para calmarla, quiso hablarle, pero no funciono, intento acariciar su cabello, pero no parecía ser suficiente.

Impotente, luego de pensarlo duramente, se le ocurrió algo, y, aunque no sabía si funcionaria, quiso intentarlo, por eso se acercó lo suficiente como para murmurarle en el oído.

Cuando sientas tristeza que no puedas calmar. Cuando haya un vacío que no puedas llenar. Te abrazare, te hare olvidar. Lo que te hizo sufrir, no vas a caer mientras este junto a mi... —comenzó a cantar melodiosamente en voz baja, como si le estuviera contando un secreto.

Su canción, esa es su canción. La que solía cantarle cuando la veía mal, la que susurraba en su oído todas las noches antes de dormir.

Coloco su mano sobre la espalda ajena y la fue acariciando cuidadosamente, dándole todo su amor en ese intimo movimiento.

Al sentir su voz y las suaves caricias, Sam bajo la guardia y se recostó contra el pecho de su ex, continuaba llorando, pero esta vez mas de forma más calmada, sabe que ya no está sola, y eso la tranquiliza.

Si siente un frio tu corazón, seré tu abrigo, tu ilusión. Hasta ya no respirar, yo te voy a amar, yo te voy a amar. —continuo tímidamente, meciendo ambos cuerpos luego de rodearla con su brazo, sujetándola con firmeza, como si temiera su huida.

Por mucho tiempo él ocultó la razón de su partida, desapareciendo sin mirar atrás, dejando un camino de dolor a quienes lo aman.

Todos saben que no fue su decisión hacerlo, pero sí lo fue el regresar y acabar lo que debió haber hecho en un principio...

Ellos estarán bien, tienen que estarlo.

Saben que necesitan tiempo para sanar sus heridas.

Saben que, si luchan un poco más, podrán retomar lo que a fuerzas les obligaron a dejar.

Ambos saben que se tienen el uno al otro.

Y eso es lo más importante, porque a pesar de todo, su amor jamás murió.

Las heridas de sus corazones sanarán, tarde o temprano lo harán, y aquel secreto que Ryan oculto en su alma todo este tiempo, por fin salió a la luz.

FIN.




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Fin...

Esa palabra me hace llorar.

Gracias por leer, comentar y votar en esta historia, realmente significa mucho.

Empecé esta historia de la nada y en cuarentena por lo que terminarlo significa un gran logro personal.

No dudes en pasarte por mi perfil y leer otras de mis obras si gustas.

Nico♡


El silencio de mi alma [Alma #0.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora